Francesc Torres pone cara a los 900.000 parados de Cataluña
El pabellón catalán en la Bienal de Venecia abre con la obra del artista
La cifra 25%, que indica el porcentaje de los parados de Cataluña, que suman más de 900.000, marca el camino que conduce al pabellón catalán. Impresa en negro destaca sobre el fondo rojo sangre, pero no lleva ningún subtítulo que explique a que se refiere. Hay que llegar hasta el antiguo almacén naval que acoge la idea de Francesc Torres, plasmada por el propio artista con la cineasta Mercedes Álvarez, para descubrir su significado. Tras meses de debate entre los partidarios del proyecto y aquellos que lo tachaban de oportunista y demagógico, ahora ya se puede discutir sobre algo concreto.
“No se trata de una reivindicación manifiesta, sino de plasmar la angustia que me provoca ver que el desempleo se ha convertido en una abstracción y los desempleados en entidades deshumanizadas”, explicó Torres. Por ello, tras elegir con Jordi Balló, comisario del pabellón, los ocho parados que protagonizarían el proyecto, pasó varios días con ellos, hasta que su presencia se convirtió en algo normal y cotidiano. Solo entonces empezó a captar las hermosas imágenes en blanco y negro que se exhiben en Venecia, 20 por cada personaje, más un retrato de gran tamaño. Las fotografías encuentran su contrapunto en los vídeos de Álvarez. Ella grabó las visitas de los parados al Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), donde eligieron la obra de arte que llevarían a la Bienal, junto con una de sus pertenencias más preciadas. Una especie de juego, revelador de las pulsiones más íntimas de los participantes, que crea curiosas parejas como la estatua de Blancanieves, kitsch a más no poder y el político vídeo de Allan Sekula, elegidos por Cynthia, de 22 años.
Finalmente, Balló ha conseguido que también los ocho fueran a Venecia para ver en qué se han convertido sus vivencias. “Vendrán dentro de unas semanas. Traerlos aquí para que salieran en la foto, sí que hubiese sido oportunista”, aseguró Balló. Cuando viajen a Venecia, se documentará toda la experiencia y se colgará en la web. Será un capítulo más de una muestra, que se presentará también en Cataluña, probablemente en Tecla Sala de L’Hospitalet. Vicenç Villatoro, director del Instituto Ramon Llull, promotor de la presencia catalana en Venecia, y Ferran Mascarell, consejero de Cultura, se manifestaron decididos a defender esa presencia “por su repercusión multiplicadora, aunque desde un criterio de austeridad”.
“El paro es un tema delicado”, señaló Torres. “Sin embargo, cuando hablas de oportunismo formulas un juicio moral sobre la actitud del artista o del comisario, no expresas una valoración de la obra. Yo supe que estábamos en el buen camino, porque nadie tuvo ninguna objeción, incluso antes de saber que sería un trabajo retribuido”.
El tercer pabellón catalán ha contado con 480.000 euros, menos de la mitad del presupuesto del primero. Muestra y catálogo han costado 260.000 euros, los participantes han cobrado 1.500 y artistas y comisario, 8.000, lo demás para el alquiler y los gastos de representación y comunicación.
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