Ocho exhumaciones y un conflicto nobiliario: la historia tras un palacete que vale millones
Dos presuntos herederos de un marqués pelean por el título, que lleva asociada la propiedad del Hospital Homeopático, una joya en el centro de Madrid
Una joya arquitectónica en el corazón de Madrid ha desatado una lucha inédita entre presuntos herederos de un título nobiliario. La disputa lleva ya ocho exhumaciones de cadáveres decimonónicos, 23 años de litigios judiciales y fallidos análisis de ADN. Y todo deriva de una enrevesada historia de amoríos ilícitos en la época de la reina Isabel II. El objeto de deseo no es solo el título de marqués, sino lo que lleva asociado: la propiedad de un palacete valorado en millones de euros.
El inmueble, en el corazón del madrileño barrio de Chamberí, llama la atención por su fachada de vivos colores y por el vergel que asoma tras las rejas, en las que se lee: Instituto Homeopático y Hospital de San José. Construido entre 1872 y 1877, está catalogado como Bien de Interés Cultural, categoría de monumento, la máxima que puede tener un edificio. Dos descendientes de su fundador, el marqués de Núñez, se disputan en los juzgados el título nobiliario.
La batalla judicial la está ganando, de momento, la actual marquesa de Núñez, una mujer prácticamente anónima que reside en Zaragoza, se llama María José Fernández y se dedica a una pseudoterapia llamada biodescodificación. Esta semana se ha cumplido el plazo que la Audiencia Nacional dio a la fundación que gestiona el hospital para que entregara las llaves del inmueble a su legítima propietaria. Pero esta historia aún tiene recorrido. El Tribunal Supremo todavía no ha dicho la última palabra sobre quién es el auténtico heredero del primer marqués. Si es que hay alguno.
Para entender el embrollo hay que retroceder hasta el siglo XIX, cuando la reina Isabel II nombró marqués de Núñez a su médico homeópata, José Núñez Pernía. El Archivo Histórico Nacional permite consultar el título constitutivo, en el que la monarca, como prueba de su “real aprecio”, le concede la “facultad de poder nombrar sucesor por una vez, sucediendo a éste sus hijos y descendientes habidos en constante y legítimo matrimonio”. En esta frase podría estar la clave.
Núñez murió soltero, pero al parecer mantuvo durante años una relación con una mujer llamada Julia Fano. Con ella tuvo cuatro hijos ilegítimos, que fueron inscritos al nacer como hijos del hermano y la cuñada de Julia. Al morir, el primer marqués nombró sucesor a uno de esos retoños, que oficialmente solo era su ahijado, Guillermo Fano García. Son los descendientes de dos de sus hermanas, Josefa de la O y Carmen, los que ahora se disputan en los tribunales el legado del médico.
La mujer de Zaragoza sería descendiente de Josefa. El médico Alfredo García-Alix (hermano del conocido fotógrafo), de Carmen, la mayor de las dos. Y es aquí donde entra en juego la prueba de ADN. En uno de los múltiples pleitos que dirimen a quién debe pertenecer el céntrico palacete, una juez de Zaragoza ordenó el año pasado que se exhumaran tres cadáveres: el del primer marqués, que está sepultado en el jardín del hospital, y los de las dos hermanas, en la Sacramental de San Justo y en La Almudena, en Madrid.
El objetivo de García-Alix, que ha dejado por escrito que no quiere vender el inmueble, sino dejar que siga en manos de la fundación, era demostrar ese parentesco, que le situaría a él como heredero al ser su antepasada la hermana mayor (primogenitura). El Instituto Nacional de Toxicología determinó el año pasado que Josefa era hija biológica del primer marqués. Pero nada más. Porque los restos de fémur que se analizaron pensando que eran los de Carmen eran en realidad de un varón. La jueza de Zaragoza desestimó la demanda de García-Alix.
Pero el caso no está cerrado. García-Alix sigue decidido a demostrar que la actual poseedora del título no es la auténtica heredera. Por eso en mayo pasado se volvieron a exhumar cinco cadáveres de una sepultura de San Justo, los de la familia de García-Alix, empezando por Carmen Fano, su bisabuela. El objetivo ahora es demostrar que Carmen y Josefa de la O eran hermanas, hijas ilegítimas del primer marqués y, por tanto, que en realidad nadie tiene derecho al título.
Porque como explica a EL PAÍS un experto en derecho nobiliario, que pide anonimato, según el título constitutivo del marquesado la sucesión solo podía darse entre hijos “habidos en legítimo matrimonio”. Si ni el primer marqués ni el segundo tuvieron descendencia por esa vía, el especialista no se explica cómo el título ha llegado hasta la mujer de Zaragoza. Según el expediente que se conserva en el Archivo General del Ministerio de Justicia, el título quedó vacante en 1924, a la muerte del segundo marqués.
El expediente recoge varios intentos, a lo largo de seis décadas, de rehabilitar el título, lo que explica lo abultado de las carpetas en las que se guardan los escritos de varios familiares y las denegaciones que iban recibiendo por parte del Ministerio de Justicia de la época. Incluso Josefa Fano lo intentó en 1925, un año después de que muriera su hermano, pero una real orden la excluyó. El título de marqués de Núñez salió durante años en los listados de títulos nobiliarios vacantes, hasta que en 1980 el padre de la actual marquesa, Jaime Fernández Moreno, volvió a intentarlo. Lo consiguió en 1982.
El experto en derecho nobiliario dice que, si de él dependiera dirimir a qué descendiente actual le corresponde el título, lo primero que haría sería pedir a Justicia que explique por qué permitió esa rehabilitación, que califica de “anomalía”, aunque con la cautela de no haber podido consultar el expediente completo. Y apunta a un detalle: la supuesta intervención del célebre duque de Tovar, condenado en 1986 por falsificación de títulos nobiliarios y huido después a Estados Unidos hasta que prescribió su condena. El caso sacudió a la aristocracia española de la época. El duque de Tovar y un abogado falsificaron árboles genealógicos y partidas de nacimiento, matrimonio y defunción y consiguieron rehabilitar títulos que estaban vacantes.
“Es sorprendente que la Administración no rechazara esa petición porque de haberlo hecho el patrimonio revertiría al estado, como ocurre con todas las herencias no reclamadas”, señala el experto consultado, que pertenece al ámbito académico y no tiene relación con ninguna de las dos partes. El caso es que no lo hizo, y en 1994 Jaime Fernández inició la batalla legal para hacerse con el Hospital Homeopático. Parecía que lo había conseguido en 2005, cuando la Audiencia Nacional ordenó la disolución de la fundación y la reversiónde los bienes con los que se dotó al crearse, específicamente el edificio y el solar de la calle Eloy Gonzalo, 3 de Madrid.
La Audiencia Nacional consideró que la fundación incumplía sus fines y que el inmueble debía volver al marquesado. Pero en 2006 Fernández murió, y la sentencia no se hizo firme hasta 2007, es decir, con el título de nuevo vacante. La actual marquesa no lo recuperó hasta 2011, y desde entonces se han seguido sucediendo los pleitos judiciales. Los García-Alix entraron en escena en 2014, y de forma casual, según relata Félix Antón, secretario de la fundación.
Según su relato, unos sobrinos de Alfredo García-Alix visitaron el hospital y se interesaron por el fundador y sus descendientes, con los que sabían que tenían algún parentesco. Antón asegura que al contarles el problema al que se enfrentaba la fundación, accedieron a reclamar el título sin ningún ánimo de lucro.
La Audiencia Nacional acaba de ordenar que la fundación entregue las llaves a la marquesa, porque no se dedica a los fines para los que fue creada, “fomentar la homeopatía y atender a los menesterosos”. La entrega de llaves se hizo el pasado viernes, al abogado de María José Fernández, que aseguró desconocer qué quiere hacer su clienta con el edificio.
Hace unos años, tras la rehabilitación, una inmobiliaria lo puso en venta por 13 millones de euros. El comercial encargado de la operación solo recuerda que era muy atractivo por los metros y la zona, pero difícil de colocar, porque el edificio está protegido, el suelo tiene uso dotacional sanitario, y los pleitos siguen en los juzgados. Sus clientes tenían prisa y compraron unos metros más allá en la misma calle.
Fernández de momento no se pronuncia. Este diario habló con ella brevemente el viernes. Se excusó diciendo que tenía que consultar con su abogado y no volvió a coger el teléfono. Mientras tanto, Antón cree que la fundación aún no ha perdido, porque el pleito nobiliario se va a dirimir en el Tribunal Supremo. Precisamente en la misma sala de lo civil que el año pasado sentó jurisprudencia al despojar del título a la hija extramatrimonial de un conde. La carta concesional indicaba, como en el marquesado de Núñez, que la sucesión solo es posible a hijos legítimos. ¿Habrá que seguir desenterrando cuerpos para analizar su ADN? Tras décadas de litigio, no parece que se haya escrito el último capítulo.
Vacío y rehabilitado con 3,3 millones de dinero público
El Hospital Homeopático de Chamberí está prácticamente vacío, y la fundación que lo gestiona apenas tiene actividad. Según su secretario, Félix Antón, porque los pleitos la han ido ahogando y llevan años pendientes de que la justicia decida si deben entregar el edificio o no. El Museo de la Homeopatía Española está en un palacete anexo así que, salvo entre 2010 y 2013, cuando la Universidad de Alcalá dio clases allí, el inmueble permanece cerrado.
En 1994, cuando el anterior marqués instó por primera vez la extinción de la fundación para hacerse con él, además de cerrado estaba cayéndose a pedazos. En 1998, con Alberto Ruiz-Gallardón en la presidencia de la Comunidad de Madrid, empezó una rehabilitación que acabó costando 3,3 millones de dinero público. Las obras las inauguró en 2010 la entonces presidenta, Esperanza Aguirre, que en el acto de presentación destacó que era "una de las fundaciones asistenciales más antiguas de Madrid" y que conservaba tesoros como "el primer medicamento homeopático español, elaborado a partir del veneno de tarántula". "Va a ser un museo vivo, en el que se debatirán asuntos médicos y terapéuticos", añadió, y aseguró estar convencida de que, "dado el auge de la homeopatía en los últimos años", iba a convertirse en un activo centro de divulgación e "investigación científica".
Nada de eso ha sucedido. Y el resultado es que, gracias a esa renovación integral, realizada cuando los tribunales dirimían a quién pertenecía el palacete, ahora el precio que pueda obtener el propietario privado será muy superior.
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