Barcelona celebra el 12 de octubre con más participación
Las entidades convocantes, entre ellas Societat Civil, pidieron tras la manifestación "firmeza democrática" ante el "golpismo delirante"
Los catalanes contrarios a la independencia realizaron este jueves en Barcelona su segunda demostración de fuerza en menos de una semana. Convocados por varias entidades, entre ellas Societat Civil Catalana, miles de personas —65.000 según la Guardia Urbana— se manifestaron en medio de la crisis institucional exacerbada tras la declaración de independencia formulada por el presidente catalán Carles Puigdemontras la declaración de independencia formulada y suspendida el pasado martes por el presidente Carles Puigdemont. La de ayer fue la manifestación más numerosa de los últimos años. Societat Civil reunió en la de 2016 a 5.000 personas.
La marcha volvió a evidenciar que el independentismo ha perdido el monopolio de la movilización. Al margen del tenso momento político, el éxito se explica, además, por el hecho de que este año la manifestación fue impulsada conjuntamente por el Partido Popular y Ciudadanos y otras entidades, como Espanya i Catalans, que en los últimos años se manifestaba por separado. El manifiesto final, leído por el catedrático de Economía Clemente Polo, reclamó “firmeza democrática” ante el “golpismo delirante”. “La secesión ni se ha consumado ni se consumará pero vamos a necesitar tiempo para que las instituciones recobren el pulso democrático y cicatricen las heridas abiertas”, dijo.
Bajo el lema Cataluña sí, España también, la manifestación partió desde el Passeig de Gràcia, delante de La Pedrera, y culminó en la plaza de Catalunya donde estaba situado el escenario y las pantallas gigantes. La mayoría de manifestantes, con banderas españolas y también senyeras, corearon lemas ya oídos en la manifestación de domingo como "No nos engañan Cataluña es España"; "Puigdemont a prisión; "Viva la policía o la Guardia Civil" o "TV3 manipuladora". Ciudadanos repartió banderas con el fondo blanco y un corazón con las insignias catalana, española y europea.
Inés Arrimadas, líder de la oposición en el Parlamento catalán y de Ciudadanos, acaparó el protagonismo —“celebro que Rajoy haya actuado”, dijo en alusión a la activación del artículo 155 de la Constitución— en ausencia del popular Xavier García Albiol, que acudió a los actos en Madrid. Las cúpulas de los dos partidos desfilaron detrás de la pancarta de cabecera aunque simultáneamente miles de personas se manifestaban ya por delante distribuidas por todo el centro. Otros carteles pedían la aplicación del artículo 155. Y algunos mostraban tres palabras: “No al cop” (No al golpe). Durante el recorrido, muchos ciudadanos increparon de forma airada a los mossos espetándoles “perros”, “traidores” o “viva la Guardia Civil”. Por el contrario, otros expresaron su solidaridad con los agentes estrechándoles la mano. Grupos de manifestantes acabaron discutiendo.
Espoleados por el proceso secesionista, por primera vez en años, la manifestación fue unitaria, pero acabaron sumándose grupos como Plataforma per Catalunya, un grupo de extrema derecha, o el grupo ultra Hogar Social, procedente de Madrid, que desplegó una inmensa pancarta azul. Ninguno de los dos grupos formaba parte de la relación de convocantes. Los organizadores hicieron diversos llamamientos por megafonía en los que advirtieron de que no aceptaban consignas anticonstitucionales. Los incidentes entre grupos ultras se produjeron justo cuando empezaron los discursos en el escenario.
Durante los parlamentos, el vicepresidente de la asociación España y Catalans, Javier Megino, afirmó que el secesionismo ha pasado "del España nos roba al España nos pega" y pidió un aplauso para unos cuerpos policiales "humillados" y denunció que haya "gente difamando la actitud ejemplar de nuestros cuerpos y fuerzas de seguridad". El empresario Josep Bou señaló que España es el país "más hermoso del mundo" y "como en España no se come en ningún sitio. La consultora Deloitte dice que España es el mejor país para nacer. Colonizamos América dando a los pobladores la condición de súbitos en lugar de esclavos por orden de la Reina Isabel", afirmó. José María Maya, de 72 años, nacido en Aragón y afincado en Cataluña desde 1962, llevaba una pancarta en la que se leía: “Referéndum y golpes fascistas, no”. “Parece mentira que en el siglo XXI estemos igual que en 1936. Por culpa de los mismos”, dijo.
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