Vuelve la sala Stella

Hace cuatro años, el 20 de julio, la sala Stella fue desalojada por la policía. El aforo permitido era de 219 personas y aquella noche los agentes contaron hasta 840. Dos semanas más tarde llegó la clausura. La historia de aquel recinto se remonta a la época de la post movida, cuando Alaska decidió reformar una antigua bolera que se encontraba en la calle Arlabán, muy próxima al Congreso de los Diputados. En sus diferentes encarnaciones, el local siempre supo encontrar acomodo a las necesidades de los madrileños, que acudieron en masa hasta su cierre definitivo. El viernes vuelve a inaugurarse, tras una reforma de tono berlinés que ha dejado sus paredes descubiertas y ha priorizando la calidad del sonido. La noche recibe el nombre de Sigh y contará en la cabina con el espaldarazo de Damian Schwartz y Vasco Ispirian. Mientras, el sábado le pasa el testigo a Muzik, sesión de corte más tech house, que tendrá una selección enteramente de mujeres: Helena Piti, Anni Frost y Susana Valenti.

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La elegancia de un cuerpo extraño

Mañana también se celebra la fiesta de Chá Chá, que ha tenido que mudarse, por problemas con las licencias, a la sala Cocó, a solo unos metros de su anterior ubicación. La música, rendida al r'n'b y al nuevo house, y el ambiente, plagado de celebrities, se espera sean similares, aunque el recinto esté a años de luz de la belleza y el clasicismo del antiguo teatro para cuplés donde el grupo se hizo popular.

Otro espacio que ha cambiado de manos en esta nueva temporada es la sala El Sol. El céntrico templo musical , que fue levantado en tiempos de la Movida, ahora acoge la sesión de Holydubs. Los madrileños han planteado para su primera visita un formato old school. Sonará roots reggae, rocksteady, dubstep, uk garage, drum & bass o jungle. Una declaración de intenciones que echa la vista al pasado para presentar una visión más avanzada del presente.