La Diada visualiza la ruptura entre Pablo Iglesias y Podem

La Diada reflejará este lunes la fractura entre Pablo Iglesias y Podem, la marca catalana del partido, que llama a votar en el referéndum del 1 de octubre. La jornada deparará un escenario insólito: Iglesias participará con Ada Colau y Xavier Domènech en un acto en Santa Coloma de Gramenet mientras, a la misma hora, Albano Dante Fachin asistirá, en el barcelonés paseo de Gràcia, a un acto organizado por Procés Constituent y la Marcha por la Dignidad con diputados de la CUP, líderes sociales y un teniente de alcalde de Barcelona, Jaume Asens, en un acto frente al edificio de La Bolsa a favor de votar en la consulta. A 20 días de la fecha fijada para el referéndum, los comunes aún no han decidido su posición final. Esta semana su militancia dilucidará si se implica en la “movilización” convocada por Carles Puigdemont.

Iglesias estará por primera vez en Cataluña en un acto en la Diada, para participar en un mitin que tiene por lema Por una Catalunya soberana, diversa y valiente. La situación es estrambótica: es como si Pedro Sánchez realizara un discurso en Cataluña y Miquel Iceta hiciera otro, a la misma hora, por separado. La ejecutiva estatal ya ha pedido hace tiempo a Fachin que dimita y ponga su cargo a disposición de las bases, al discrepar diametralmente de la estrategia: llamar a votar el 1-0 y haber decidido no integrarse en Catalunya en Comú, el nuevo partido de izquierdas liderado por Colau. El diputado quiso sortear la situación convocando de nuevo a la militancia entre el pasado jueves y la Diada para refrendar su postura. La votación, sin embargo, se ha aplazado hasta la semana que viene porque la ejecutiva estatal alegó razones técnicas para no facilitar el censo hasta la próxima semana. Las dos consultas coincidirán, prácticamente, en el tiempo.

Los líderes de Catalunya en Comú, el espacio liderado por la alcaldesa de Barcelona y por Domènech, están centrando sus discursos en arremeter contra el inmovilismo del PP y en acusar a Mariano Rajoy de ser el culpable del conflicto soberanista. Los comunes, que agrupan en sus filas a militantes de Iniciativa, de Esquerra Unida, de Barcelona en Comú y de parte de Podem, han llegado hasta este día 11 con la pregunta del millón sin resolver. Ayer aprobaron celebrar una consulta telemática entre sus bases a las que se les plantea esta pregunta: “¿Catalunya en Comú debe participar en la movilización del 1-O?” La cuestión no incluye el verbo votar. Fuentes oficiales apuntan a que la omisión se debe a la duda de si habrá o no urnas. “¿Catalunya en Comú debe participar en la movilización del 1-O?” Domènech asegura que si sale el “sí” querrá decir ir a votar si hay urnas o movilizarse si no las hay.

Todo ese juego de equilibrios obedece a que tienen a su militancia dividida. Unas 500 personas han suscrito un manifiesto en favor de no acudir a las urnas. Y pesa como una losa la amenaza del PSC de que abandonará el Gobierno municipal de Barcelona si Colau cede locales para que se pueda votar. Miles de independentistas han firmado un documento para presionar a la alcaldesa. El presidente Carles Puigdemont no tiene dudas de que acabará facilitando la infraestructura y el líder de la ANC cree que si no lo hace dejará en entredicho todo su capital de política alternativa. La posición recuerda, en cualquier caso, a la crisis vivida durante la consulta del 9N cuando Iniciativa se resistió a participar en aquella consulta y se negaba a hablar abiertamente de que se trataba de ir a votar. Los ecosocialistas no acudieron a la Diada de hace un año a diferencia de Colau y Domènech que, a regañadientes, sí que lo hicieron. Esta vez no asistirán porque dicen que la de este año —como si las otras no lo hubieran estado— está escorada hacia el "sí".

Las múltiples divisiones en esta izquierda alternativa han acabado estallando en Catalunya Sí que es Pot, un grupo parlamentario volcánico que nació con fórceps en 2015 entre Podemos, Iniciativa y Esquerra Unida. Colau optó por quedarse fuera. Sí que es Pot había sobrevivido hasta ahora y la fractura quedó visible el día del debate de la ley del referéndum cuando su portavoz, el ecosocialista Joan Coscubiela, se negó a que Lluis Rabell se repartiera el tiempo con sus compañeros de Podem. El diputado anticapitalista Joan Giner, partidario del referéndum, se quedó con la palabra en la boca. Desde la Mesa, Joan Josep Nuet (EUiA), imputado por votar a favor del debate, gritó: “¡Que puede haber dos intervenciones Joan!”. No le hizo caso y los diputados acabaron abandonando el hemiciclo. Curiosamente, el grupo se acabó absteniendo.

El cisma en Catalunya Sí que es Pot quedó patente cuando Coscubiela, al día siguiente, arrancó la ovación de los diputados del PP, Ciudadanos y PSC. Esa foto es la cuadratura del círculo: Giner rompió la disciplina de voto en 2015 y ya se abstuvo en la resolución del inicio del proceso de independencia porque no quería que la izquierda quedara alineada con el denominado "búnker del 78", en alusión a PSC, Ciudadanos y PP. Tampoco es esa precisamente la imagen más deseada por Colau, que este lunes tendrá otro problema: su teniente de alcalde Jaume Asens participará con Fachin en el acto del paseo de Gràcia. “A este paso, hasta Coscubiela irá a votar el 1-O (o no)”, colgó Fachin en Twitter con el emoticón que llora de risa junto a la fotografía de los guardias civiles vigilando la sede del semanario El Vallenc. “Quizá no sirva como político pero ante imágenes como esa sé donde tengo que estar”, remachó en otro mensaje.