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GASTRONOMÍA

Una granja en el centro de la ciudad

Acre Mercado Amish recupera la esencia de los antiguos ultramarinos y ofrece productos de pueblo

Interior del establecimiento Acre Mercado Amish, en la zona de Conde Duque.
Interior del establecimiento Acre Mercado Amish, en la zona de Conde Duque.Samuel Sánchez

Legumbres de Castilla y León, harinas del sur de Francia o arroces del delta del Ebro. Estos y otros productos tradicionales se pueden adquirir en el centro de Madrid, en el Acre Mercado Amish (Noviciado, 18). “Esto nos diferencia de los ultramarinos tradicionales”, cuenta Raúl López, impulsor del negocio. “Nuestro objetivo es que la gente pueda realizar una compra justa a diario y evitar que los productos de los pueblos se conviertan en gourmet cuando llegan a la ciudad”.

También cuida mucho la vertiente ecológica: las bolsas, que se elaboran en la propia tienda, son de algodón orgánico, y no se imprimen tiques, sino que las cuentas se hacen llegar a los clientes que lo desean por SMS o email.

Dados de coco, algas, frutos secos chocolateados y refrescos ingleses alternativos se alternan en los estantes del local. López atiende con cualquier inquietud de los compradores: “Quiero que Acre Mercado Amish sea una tienda de barrio donde haya cercanía y precios competitivos”, dice. “Cuando alguien entra, le ofrecemos un vaso de agua y le dejamos probar lo que quiera. También vendemos productos frescos, como leche o patatas fritas de churrería, además de que permitimos comprar pan a granel; así los clientes pueden llevarse una rebanada o una decena”, explica.

Algunos de los productos de Acre Mercado Amish, en Conde Duque.
Algunos de los productos de Acre Mercado Amish, en Conde Duque. SAMUEL SÁNCHEZ

El café o las harinas se presentan en sacos de tela que en su interior tienen una pequeña taza para que cada cliente tome la cantidad que desee. Además, como López también es florista, el Acre Mercado Amish dispone de un rincón verde, donde los productos cuentan con una decoración de flores secas.

Para aclarar su vinculación con la cultura amish —ligada a su negocio filosóficamente y no solo en su nomenclatura—, López explica que la tienda está inspirada en ella “porque los amish son productores y montan mercados donde venden sus cultivos, algo semejante a lo que hago con los productos del pueblo”. Aunque no renuncia a la modernidad: también tiene despacho online, donde la prenda estrella son los sombreros amish.

“Me gustaría que esto acabase siendo como una sucursal de una granja dentro de la ciudad”, dice López, que cada semana busca nuevos productos que colocar en sus estantes.

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