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TEATRO

Sesión de humor Barroco

Tras montar dos obras junto a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Ron Lalá, con dos premios Max, reestrena ‘Siglo de Oro, siglo de ahora’

Juan Cañas y Álvaro Tato durante un ensayo de la obra 'Siglo de Oro, siglo de ahora', de la compañía Ron Lalá, en los Teatros del Canal.
Juan Cañas y Álvaro Tato durante un ensayo de la obra 'Siglo de Oro, siglo de ahora', de la compañía Ron Lalá, en los Teatros del Canal.ANDREA PEÓN
Pablo León

La Canción del sastre relata la historia de un hombre “más forrao que un jugador del Barça / moderno como un iPhone; / más querido que Don Pimpón / con menos curro que un Borbón”. Este es uno de los temas musicales de la obra Siglo de Oro, siglo de ahora, que la compañía Ron Lalá reestrena en Teatros del Canal (hasta el 20 de agosto en la Sala Verde; de miércoles a viernes a las 20.30; sábados a las 19.00 y a las 21.30; domingos a las 19.30; entradas desde 10,95 euros). “Este espectáculo se presentó en 2012. Y seguramente tu mente haya borrado ese año porque si lo recordase, vería imágenes del tremendo bajonazo social y cultural que se vivió”, relata Miguel Magdalena, alias el Perilla de la Villa, Peri, y responsable de la parte musical del grupo.

La crisis es el paralelismo que entronca la época de Cervantes con la de los smartphones: “Han pasado 400 años de una época, de unos hechos que hicieron que España entrase en una crisis social, económica y política reconocida. Y ahora, volvíamos a lo mismo. Nos pareció que como las cosas no cambian tanto el paralelismo era adecuado”, cuenta Álvaro Tato, artífice de los textos. Ambos hablan desde el camerino, en una pausa del ensayo, el día antes de subir el telón.

“Ya no hay edad / Todo es fugaz. Y cuando hay que quitarse el disfraz / No hay nada debajo del antifaz”, entonan otra estrofa del tema del sastre acompañados en escena de una guitarra y el sonido de unos globos que se desinflan. Esta obra supuso su primera aproximación a los clásicos, concretamente al Barroco español. Un año después, en 2013, ganaron el Premio Max a la mejor producción. Posteriormente, la Compañía Nacional de Teatro Clásico les pidió una obra, En un lugar del Quijote, y el año pasado, durante el cuarto centenario de la muerte de Cervantes —y de Shakespeare; también tienen un número sobre ambos creadores, El entremés de los autores—, les encargaron otra: Cervantina. No solo salieron airosos de la gesta sino que triunfaron.

Casi sin querer, Ron Lalá ha realizado una trilogía de clásicos, pero con su toque, su esencia. “Es divertido expresar el descontento en verso”, apunta Tato, “algunos de los poemas hablan del presente. Uno de nuestros rasgos, y del teatro cómico crítico, es incorporar la actualidad. Consideramos el humor como un camino a la toma de conciencia y como una liberación a través de la carcajada y del disfrute: una catarsis”. Se definen creyentes del humor poético y cuando hablan de sus referentes mencionan a Aristófanes, Chaplin, Wilder o Lubitsch y también hablan del semanario La Codorniz, de Mihura, o de Jardiel Poncela.

¿Y Les Luthiers? “Claro, nos hemos criado con ellos”, responde Peri, “y la primera vez que llegamos a Buenos Aires, un periódico tituló: ‘Llegan Les Luthiers españoles’. Nos hicimos un poco de caca”. Para él, Luthiers son excelentes musicalmente hablando y encuentra diferencias entre el tipo de humor que explotan ambos grupos: “Escandalizamos de maneras diferentes”. “Nos sentimos parte de una tradición de teatro crítico, canalla y poético que ha tenido mucha fuerza en España, precisamente desde justo antes del Siglo de Oro”, continúa.

Retornan ahora a esa época por dos razones: “Porque nos han ofrecido volver. Y porque hemos querido”, responde Yayo Cáceres, director de los ronlaleros. “Con este trabajo solo habíamos hecho una temporada en Madrid. Nos apetecía volver a Teatros del Canal, desde donde dimos el gran salto gracias a [Albert] Boadella, al que amamos y admiramos profundamente”, continúa Cáceres. Además, muchos espectadores que les conocieron después de Siglo de Oro, siglo de ahora reclamaban poder disfrutar de este trabajo.

Algunos piensan que es su nuevo espectáculo —“eso demuestra que no ha perdido vigencia”—, pero no es así. Su última creación está lista y avanza en otra dirección: “Rescatamos facetas o colores que habíamos dejado temporalmente en la paleta”, dice Cáceres mencionando trabajos anteriores como Time al tiempo. “Las obras de arte son hijos que tienes que poder matar con la siguiente idea. Si ya has hecho dos o tres clásicas, hay que parar y retomar otros caminos. Si no, te puedes encasillar. Casi siempre hemos tenido un plan, una mirada hacia lo siguiente, pensado qué venía después”, añade el director. El nuevo libreto es una novela negra, “una especie de asesinato en directo y una investigación que pasa por muchos estadíos”, cuenta sin revelar mucho más. Eso sí, confirma que mantiene las esencias ronlaleras: el humor, la música, las risas y el divertimento asegurado.

Breve historia de unos cómicos muy serios

La compañía Ron Lalá se fundó 1996 con la intención "de unir poesía y música en formato de recital-concierto", resumen en su web. Sus trabajos transitaban entonces entre obras de pequeño formato, títeres y algunas infantiles. En 2001 se incorpora al equipo de ronlaleros el argentino Yayo Cáceres. Actualmente, forman Ron Lalá junto al director Cáceres, Miguel Magdalena, Álvaro Tato, Íñigo Echevarría, Juan Cañas y Daniel Rovalher.
En 2013 ganan el premio Max en la categoría de mejor producción escénica por Siglo de Oro, siglo de ahora, lo que les catapulta en el mundo teatrero. Tras quedar finalistas, en 2009, a mejor espectáculo revelación (por un Mundo y final), este año se han hecho con el galardón a mejor espectáculo musical por Cervantina, su segunda colaboración, tras En un lugar del Quijote, con la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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