Una curandera de 88 años que hacía “cremas secretas”, multada con 27.000 euros
El Gobierno vasco le sanciona por una "infracción muy grave en materia de medicamento"
María Soledad Apaolaza, Solita, es una curandera de 88 años, de Zegama (Gipuzkoa), a la que el Gobierno vasco le ha impuesto una multa de 27.000 euros por "preparar remedios secretos" que le causaron daños en la piel a una paciente. La Dirección de Salud también le ha prohibido elaborar y comercializar las cremas con la marca Solita curandera de Zegama, que recetaba para tratar problemas relacionados con la dermatitis atópica.
La sanción impuesta por el Departamento de Salud del Gobierno vasco, que hoy publica el Boletín Oficial del País Vasco, se produce como consecuencia de "las actuaciones llevadas a cabo por inspectores del departamento tras recibir varias denuncias en relación con el uso de productos que podrían suponer un grave riesgo para la salud de las personas".
La curandera de Zegama, con 40 años dedicándose a la elaboración de ungüentos con hierbas que recoge de los montes del entorno de su domicilio, fue denunciada por una cliente que acudió a su casa con "tres dedos de psoriasis en el cogote" y a la que prescribió una crema y una infusión de hierbas. La paciente tuvo que acudir a Urgencias por una erupción que presentaba en el cuello.
A la denuncia de la cliente se sumaron las interpuestas por la Inspección Farmacéutica de Navarra y la Agencia Española del Medicamento. Además, técnicos de la Dirección de Farmacia del Gobierno vasco habían realizado inspecciones que finalmente derivaron en la apertura de un expediente sancionador que ha sido resuelto como "infracción grave", con la prohibición de elaborar y comercializar sus productos.
La curandera ha declarado a Efe que la paciente "no hizo caso" a sus indicaciones y, tras aplicarse el ungüento en el cuello, se pasó por encima un peine que le irritó la piel y le provocó la reacción. Además "no tomó las hierbas", asegura Solita Apaolaza.
Asegura que devolvió el dinero a la cliente y que "ha pagado ya" la multa de 27.000 euros impuesta por el Gobierno vasco. Y afirma que su fama excede al territorio de Gipuzkoa y ha tenido clientes de "toda España e incluso de China" porque, remarca, "curanderas hay más que pelos en la cabeza, pero como yo ninguna".
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