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Casi 300 escuelas catalanas tienen amianto

La provincia de Lleida es la que acumula más centros con fibrocemento en sus instalaciones

Jessica Mouzo
Patio de la escuela Xarau de Cerdanyola, donde se detectaron trozos de amianto.
Patio de la escuela Xarau de Cerdanyola, donde se detectaron trozos de amianto.

Al menos 291 colegios catalanes tienen amianto en sus instalaciones. El Departamento de Enseñanza ha revelado este viernes en una respuesta parlamentaria el mapa de centros educativos que cuentan con este material cancerígeno en su estructura. Se trata del 12% de los centros públicos catalanes y la zona de Lleida es la peor parada: se ha detectado amianto en 193 escuelas. Las fibras de este material, utilizado masivamente en la industria y la construcción hasta su prohibición en 2002 en España, se incrustan en los pulmones al inhalarlas y provocan graves enfermedades respiratorias y tumores mortales.

En Tarragona hay siete colegios con amianto; en las Terres de l'Ebre, uno; en la zona del Maresme y Vallès Oriental, dos; en el Barcelonés (excepto Barcelona), Garraf y Alt Penedès, 16; en el Baix Llobregat, uno; en Girona, dos; en la Catalunya Central 22; en Lleida, 193 y en el Vallès Occidental, 47.

Precisamente en el Vallès Occidental se encuentra, según los neumólogos, el municipio de España con mayor incidencia de mesoteliomas: Cerdanyola del Vallès. En esa localidad, donde se ubicaba una de las fábricas más grande de amianto propiedad de Uralita, se detectó en 2011 que el patio de una escuela estaba cosntruido sobre placas de amianto. Basta con inhalar una fibra de este material para desarrollar, a largo plazo —pues el período de latencia de las enfermedades es de hasta 40 años—, un mesotelioma, un tumor de pleura vinculado exclusivamente al amianto.

Sin embargo, los datos arrojados por Enseñanza, se quedan cortos, a juicio del neumólogo especialista en amianto, Josep Tarrés. “Me parece un censo incompleto, muy bajo. La mayoría de los colegios están construidos antes de 2002, cuando se prohibió el amianto; muchos, de hecho, se hicieron hace 30 o 40 años”, critica.

Tarrès alerta de la peligrosidad. “Hay estudios ingleses que demuestran problemas cancerígenos en profesores, por ejemplo, tumores de pleura”, apunta, pues no siempre es preciso una exposición prolongada a este material para desarrollar una enfermedad. Mientras la asbestosis (fibrosis pulmonar) sí requiere una exposición intensa al amianto, para padecer el mesotelioma basta con entrar en contacto una sola vez.

El Departamento ha asegurado hoy que trabajan “de forma intensiva” para retirar el fibrocemento. “Cuando hay un deterioro, intervenimos”, ha dicho una portavoz. Lo que no se ha detallado son los criterios de priorización de unas escuelas respecto a otras y cuántas obras están en marcha.

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Enseñanza también ha explicado que ha reservado una partida dentro del presupuesto del Departamento de 2017 para retirar el amianto de los colegios, aunque no ha concretado el montante. “Hemos aumentado un 30% la inversión en obras y priorizaremos esto”, ha dicho la portavoz. Tarrés avisa: “Hay un peligro cierto. Los niños son más susceptibles porque respiran más a nivel del suelo, que es donde se acumulan las fibras, y además, su sistema inmunológico está en formación”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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