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El pantocrátor de barba dorada y mejillas rosadas

Concluyen los trabajos de restauración de la portada románica de Ripoll que han recuperado parte de la policromía medieval

J. Á. Montañés
Aspecto final de la portada románica de Ripoll, tras los trabajos de restauración a que ha sido sometida durante cuatro meses.
Aspecto final de la portada románica de Ripoll, tras los trabajos de restauración a que ha sido sometida durante cuatro meses.Robin Townsend (EFE)

Los técnicos del Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña dieron ayer por terminados los trabajos de restauración de la portada románica de Ripoll, una de las joyas medievales catalanas y europeas. Tras la retirada de los andamios pudo comprobarse en su totalidad el resultado del trabajo que ha devuelto a esta enorme escultura románica un aspecto libre de suciedad y de patologías. Entre los resultados más espectaculares, poder ver desde el nivel del suelo las barbas y los cabellos dorados del Jesucristo del pantocrátor, así como las carnaciones rosadas de los pómulos que dan idea de la rica policromía que tuvo que lucir esta obra del siglo XII.

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La definición del trabajo escultórico realizado por el artista medieval también ha ganado en definición tras los trabajos que se han realizado desde septiembre y que han tenido un coste de 125.000 euros, cofinanciados por el Patronato del Monasterio de Ripoll, la Diputación de Girona y la Generalitat de Cataluña. 

La limpieza, tras realizar previamente un mapa de todas las patologías, ha sido general. Además de acabar con la gruesa capa de resina que se aplicó en la intervención anterior de 1964 (algo que le daba un tono apagado, parduzco y sucio a todo el conjunto) se ha intervenido en las zonas más degradadas y se ha eliminado los morteros y los materiales añadidos en intervenciones anteriores.

Detalle de uno de los sillares de los arcos de entrada de la portada de Ripoll, tras su restauración
Detalle de uno de los sillares de los arcos de entrada de la portada de Ripoll, tras su restauraciónRobin Townsend (EFE)

Una de las intervenciones que más dudas generaba era la de retirar una capa de pintura negra que recubría gran parte de toda la superficie. Antes de los trabajos se aseguraba que era una capa que se le había dado en época barroca, pero después de consultar a un grupo de expertos en busca de asesoramiento, se ha llegado a la conclusión de que no era así: la pintura se aplicó en época moderna después del incendio que arrasó el monasterio tras la exclaustración de los monjes en 1835. Por eso, se ha decidido eliminarla y recuperar los colores que ocultaba, y que en cierto modo ha protegido durante estos años.

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La portada de Ripoll (de 11 metros de largo por siete de alto) es un conjunto monumental que da acceso a la iglesia de Santa Maria y pese a que está datada en la segunda mitad del siglo XII no es la primera del monasterio, ya que sustituyó a una anterior, la primera del templo. Una fachada que cuando estaba colocado el andamio de la restauración era posible ver situado justo detrás. La portada es una gran escultura rectangular hecha en piedra de gres local y trabajada en relieve, con escenas bíblicas y motivos vegetales y geométricos. Por eso se le ha llamado como "Biblia esculpida en piedra". 

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Sobre la firma

J. Á. Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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