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Las personas atendidas en Proyecto Hombre crecen un 20% en un año

La entidad alerta de que un tercio de los adultos que han comenzado la terapia están en riesgo de exclusión social

Jessica Mouzo
Fiesta de Sant Joan en la playa de la Barceloneta
Fiesta de Sant Joan en la playa de la BarcelonetaGianluca Battista

La adicción a las drogas, concretamente al alcohol y a la cocaína, se perpetúa. Esa es la conclusión que destaca Proyecto Hombre Cataluña después de analizar los resultados preeliminares del último año. La organización humanitaria atendió en 2016 a 2.200 personas, un 20% más que el año anterior. "Los datos nos dicen que la problemática persiste y persevera y no tienen la atención social y política que se merece", ha advertido este lunes Oriol Esculies, director de Proyecto Hombre en Cataluña.

El alcohol y la cocaína (uno de ellos o los dos a la vez) continúan siendo las sustancias que generan más inicios de tratamiento en la población adulta (unas 2.000 personas en 2016). Proyecto Hombre señala que el perfil de usuario ha envejecido —se ven personas de 60 o 70 años, edades que antes no acudían a la terapia— y ahora presenta una problemática más compleja, no sólo la adicción. De hecho, un tercio de las personas que acuden a la entidad están en riesgo de exclusión social.

La edad de inicio de consumo de alcohol entre los 200 chavales atendidos en Proyecto Hombre este año es de 13,6 años

En la población adolescente, la entidad vuelve a poner el foco sobre el cannabis —la sustancia presente en el 83% de los inicios de tratamiento juveniles— y el alcohol, muy normalizado entre los jóvenes. La edad de inicio de consumo de alcohol entre los 200 chavales atendidos en Proyecto Hombre este año es de 13,6 años. "No podemos culpabilizar a los menores de beber demasiado alcohol porque, de hecho, proporcionalmente, bebemos más los adultos. Ellos son un reflejo del comportamiento de los adultos, que somos los que más bebemos, los que lo producimos, lo distribuimos y lo publicitamos masivamente", ha alertado Esculies.

La entidad reconoce estar desbordada, incluso con listas de espera para acceder a sus plazas residenciales. "Ayudamos cada vez a más personas con los mismos recursos o menos", ha lamentado el director de la entidad. Esculies ha reclamado que dediquen recursos a frenar el consumo de alcohol y la normalidad en la que está instalada esta sustancia. "Sabemos que hay cuatro estrategias que funcionan para reducir el consumo de alcohol: la prevención, con campañas en los colegios que ahora, por ejemplo, son mínimas; reducir la publicidad; aumentar los impuestos y crear alternativas saludables. Con lo que cuesta una entrada de cine te puedes comprar muchas latas de cerveza", ha criticado Esculies.

La organización humanitaria ha insistido en que el número de adolescentes atendidos este año no es más que "la punta del iceberg" porque a esas edades la percepción de riesgo es muy baja y es complicado que los chavales asuman que hacen un consumo problemático. Con todo, la entidad ha advertido que el cerebro todavía se está formando en la adolescencia, lo que comporta consecuencias más graves en caso de sufrir una adicción. 

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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