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Los naufragios protagonizan la Nit de Santa Llúcia

David Cirici gana el Premi Sant Jordi de novela con ‘El setè àngel’

Integrantes de la revista Enderrock y la traductora Mary Ann Newman posan, ayer, junto a los escritores Martín Piñol, David Cirici, Maria Cabrera, Oriol Canosa y Jenn Díaz.
Integrantes de la revista Enderrock y la traductora Mary Ann Newman posan, ayer, junto a los escritores Martín Piñol, David Cirici, Maria Cabrera, Oriol Canosa y Jenn Díaz. Albert Garcia

Los naufragios, literales y metafóricos, protagonizaron este viernes la 66 edición de la Nit de Santa Llúcia, la velada que organiza la entidad Òmnium Cultural y que se ha convertido en la cita por excelencia de las letras catalanas, recordó Jordi Cuixart, presidente de la organización. Y es que los hundimientos, tanto familiares como profesionales, las huidas a islas caribeñas, los derrumbes vitales y los accidentes marítimos coparon algunos argumentos de las obras premiadas. Con esta última tragedia, por ejemplo, arranca El setè àngel, obra de David Cirici (Barcelona, 1954) ganadora del 57 Premio Sant Jordi de novela.

Su protagonista, Ernest, es un publicista de éxito de mediana edad. Pero un verano, cuando navega con su velero entre las islas griegas de Patmos e Icaria, un suceso trastocará su vida: Emprende las vacaciones junto a su hijo, Marc, su actual pareja, la francesa Sophie, y el hijo de esta, Max, cuando de pronto se alza un temporal. En alta mar atardece mientras las olas enfurecidas golpean el barco. El velero acaba enrocando contra los restos de un naufragio. Por el choque el hijo de Ernest cae al agua. La desaparición del niño, que tiene 7 años, desata la histeria en la familia. Ernest, al borde de la locura, acabará recorriendo los tanatorios de la isla de Lesbos creyendo que Marc ha muerto engullido por las olas.

 “Todos hemos comprobado como la solidez que nos hace ser felices es efímera. A veces nos sentimos triunfadores, en el trabajo, en la familia, y de golpe todo se va al agua", relató Cirici, que en su vida real, como Ernest, se dedicó durante 24 años a la publicidad. “Por razones personales tenía muchas ganas de explicar estos hundimientos. Los escritores nos transformamos en personajes de novela para explicarnos a nosotros mismos", añadió Cirici.

El autor de la novela infantil Molsa (Edebé, 2013) recibirá 60.000 euros aportados por Edicions Proa y la Fundació Enciclopèdia Catalana. La primera editorial publicará El setè àngel en febrero de 2017 tras ser elegido entre los 33 originales por “unanimidad”, dijo la productora Isona Passola, miembro del jurado. La novela atrapó a Passola en seguida, desveló, porque Ernest debe luchar contra tres naufragios: su hundimiento personal, el naufragio real de su hijo y, además, el hundimiento de la Europa actual. “El protagonista se sumerge en un infierno y, ahora mismo, para nosotros el infierno se encuentra en el Mediterráneo”, desgranó Cirici, que ha publicado cinco novelas como El lladre de Guernica (Proa, 2015) además de una docena de obras de narrativa infantil y juvenil.

De esta manera, la crisis de los refugiados tiene un papel fundamental en la obra: El pequeño Marc será rescatado por una lancha repleta de familias de Afganistán y Siria, quienes intentan llegar a las costas griegas.

Otro tipo de hundimiento, en este caso en forma de hastío vital, teje los versos de La ciutat cansada, obra ganadora del 58 premio Carles Riba de Poesia. La autora, Maria Cabrera (Girona, 1983), se centra en el agotamiento de las ideas, de las relaciones, del amor, mientras traza un recorrido triste por una urbe. “En el paisaje se proyectan las emociones. Es un derrumbe, un cansancio de uno mismo”, opinó Cabrera, autora de otros dos libros de poemas, Jonàs (Galerada, 2004) y La matinada clara (Papers amb Accent, 2010). “Un amigo dice que escribo un libro por década. Escribir me agita mucho internamente”, confesó Cabrera, cuyos versos ha musicado Sílvia Pérez Cruz. Edicions Proa publicará en febrero el premio Carles Riba, dotado de 3.000 euros y al que se presentaron 64 originales.

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En cambio, la escritora Jenn Díaz (Barcelona, 1988) consiguió el 19 Premio Mercè Rodoreda de Contes con La vida familiar. En él una adolescente descubre el amor y la muerte a la vez que una madre se encuentra sola frente a los miedos de su hijo. “El libro habla de mí y de mi entorno. Es mi obra más arriesgada”, confesó Díaz, autora de Belfondo (Principal de los libros, 2011) o Mare i filla (Amsterdam, 2015). El Premio Mercè Rodoreda, dotado de 6.000 euros y por el que competían 38 originales, representa el estreno de Díaz en el ámbito del relato.

En la entrega de los galardones, celebrada en l’Hospitalet de Llobregat y presentada por la acróbata Alba Sarraute, la nota de humor la puso Martín Piñol (Barcelona, 1979), premiado por Sentinels con el 43 Premio Joaquim Ruyra de novela juvenil, al que se postulaban 13 originales. La obra fabula con un concurso cuyos participantes son súper héroes. En la edición más marítima de la Nit de Santa Llúcia, además, un niño de nueve años también decidió fugarse de un barco en el Caribe. Con esta premisa arranca L'illa de Paidonèsia, relato de Oriol Canosa (Tarragona, 1975) que consiguió el 54 Premio Josep M. Folch i Torres de novela. En la trama, indicada para lectores de a partir de 8 años, Nicolau viaja con sus padres, pero sus peleas le empujan a huir hasta una pequeña isla en la que fundará un país con muchos ecos de la hipocresía social actual.

La lista de premiados se completó con el 7 premio Òmnium de Comunicació, que recibió la revista Enderrock, y el Premi Internacional J.B. Cendrós, que recogió la traductora norteamericana Mary Ann Newman. Por último, el jurado del Premi Frederic Roda de Teatre declaró desierto este galardón.

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