El sector audiovisual se levanta contra los recortes en la Filmoteca de Galicia
Sindicatos y trabajadores denuncian el desmantelamiento del Centro Galego das Artes da Imaxe y Feijóo lo niega
El referente del patrimonio audiovisual y fotográfico de Galicia, el Centro Galego das Artes da Imaxe (CGAI), atraviesa, 25 años después de su inauguración, su mayor crisis. El despido, esta semana, de uno de los dos proyeccionistas con los que cuenta, sumado a las plazas que se han ido dejando sin cubrir en los últimos años, ha generado un aluvión de denuncias contra la dirección a la que los representantes sindicales de los trabajadores acusan de desmantelar el centro.
A las críticas sindicales se añaden, como ha avanzado el diario Praza.gal, las de profesionales de archivos, bibliotecas y museos que, frente a los “recortes” en este organismo, reclaman un plan de mejoras que consideran imprescindible para velar por la conservación del fondo documental del audiovisual gallego: la preservación de la memoria pasada y futura.
El CGAI es la Filmoteca de Galicia. Creado por decreto en 1989, inaugurado en marzo de 1991 y adscrito a la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (custodia el legado fílmico de Galicia) nació con el objetivo de catalogar, proteger y difundir las producciones propias. Los trabajadores aseguran que estos fines están en peligro con un recorte presupuestario que ha pasado de 400.000 euros anuales de 2009 a los 150.000 de este momento y con el personal reducido prácticamente a la mitad.
El despido del proyeccionista Antonio Ramos se ha convertido ahora en punta de lanza del sector contra el "deterioro" de este organismo. El afectado sostiene que su plaza se creó tras una batalla judicial que llegó al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). El alto tribunal gallego acabó poniendo el veto “al intento del gobierno autonómico de cubrirla a través de una empresa personal”. El triunfo judicial de Ramos no ha sido obstáculo para que la dirección del CGAI suprima ahora la plaza. “Tendré que volver de nuevo a los tribunales”, sostiene el técnico, que alerta de que con ello la Xunta está creado un “peligroso y anticonstitucional precedente en el que el poder administrativo tiene la potestad de contravenir al poder judicial y, en consecuencia, impide la separación de poderes que garantiza nuestra democracia”.
La dirección del centro insiste en que no ha habido recortes y que la supresión del puesto del proyeccionista no merma la plantilla ni la actividad. “Se va a cubrir una vacante de una persona en excedencia; de hecho, el lunes pasado se abrió el procedimiento para la contratación de un experto en audiovisuales”, justifica el organismo. Los sindicatos puntualizan, no obstante, que ese puesto no tiene que ver con el se suprime, sino que supone la cobertura, año y medio después, de una plaza distinta, la de especialista en audiovisual de la que se ausentó el técnico José Manuel Sande al obtener acta como concejal en el Ayuntamiento de A Coruña.
En esta misma línea de negar los recortes se ha pronunciado este jueves el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo que, en respuesta a los periodistas, ha asegurado que “solo hay dos plazas afectadas”. “No sé si será un poco excesivo hablar de desmantelamiento”, enfatizó. Los sindicatos alertan de que se ha suprimido “más del 40% del personal”, por la vía de no cubrir las vacantes, pese a que esas plazas fueron reconocidas en sentencia, desde que está al frente del Agadic (la Axencia Galega das Industrias Culturais de la que depende el CGAI) Jacobo Sutil. Los representantes de los trabajadores achacan a la reducción de la plantilla la acumulación del trabajo pendiente en este organismo lo que, aseguran, pone al centro en riesgo de desatender las funciones públicas para las que fue creado.
La denuncia de los recortes y despidos encubiertos que niegan la dirección del centro y el PP ha sido suscrita por varios cientos de personas que este miércoles se manifestaron en A Coruña, en donde está la sede del CGAI, secundando una convocatoria realizada la víspera por los trabajadores a través de las redes sociales. Los empleados de este organismo creen que el desmantelamiento del servicio no es “sino el eslabón siguiente al de la sanidad y educación emprendido por el PP”.
“Los despidos no solo representan una amenaza a la memoria del audiovisual gallego, sino un recorte de servicios a los ciudadanos y a nuestra cultura”, sostienen. Achacan a estos recortes el “agravante” de haber sido realizados “con mentiras”. Así, aluden a las declaraciones públicas del secretario general de la Consellería de Cultura, Anxo Lorenzo, y a las del portavoz del PP en el Parlamento gallego, Cesar Rodríguez, asegurando “en periodo electoral” que no habría reducción de puestos. Sutil había declarado poco después de su nombramiento en 2013, en una entrevista en La Voz de Galicia, que era necesario “reducir los daños que la crisis provoca en la cultura gallega”.
Para el proyeccionista despedido, que asume en jornada de tarde y noche la programación del centro (realiza cerca de medio millar de proyecciones anuales), la supresión de su plaza supondrá la merma del servicio. Ramos sostiene que el único proyectista que queda, en horario de mañana, no podrá hacerse cargo de todo: colabora en las actividades que el centro realiza con centros de enseñanza para más de 2.500 alumnos anuales y gestiona el archivo fílmico (más de 7.000 copias en vídeo y 3.000 en celuloide) mediante la catalogación, restauración y revisión y copia de cintas. Junto a ello, denuncia Ramos la “lamentable” situación del organismo público en donde “se amontonan las latas en el archivo, estropeándose por falta de personal que lo atienda”.
No es un crítica aislada. El pasado mes de junio el diputado del BNG Francisco Jorquera ya había denunciado en el Parlamento gallego estos recortes, alertando de que, sin personal, el CGAI dejaría de cumplir su misión cultural. El portavoz del PP César Fernández Gil replicó entonces al nacionalista que no se iban a producir recortes de personal y puntualizó que no había latas abandonadas. Las que se acumulan, dijo entonces, “están vacías y son de transporte".
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