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Hay que venir al sur

El escritor Julio Embid analiza en su reciente libro 'Hijos del hormigón ¿Cómo vivimos en la periferia sur de Madrid?' qué significa vivir en el sur de la capital

Sergio C. Fanjul
El puente de la carretera de Andalucía, puerta de entrada del barrio de San Cristóbal de Los Ángeles.
El puente de la carretera de Andalucía, puerta de entrada del barrio de San Cristóbal de Los Ángeles.Álvaro García

Cuando a un madrileño se le pregunta por su procedencia suele contestar: "Soy de aquí, de Madrid". Algunos matizan más y dicen: "soy de Usera", o "soy de Vallecas", o "soy de Carabanchel". Este hecho identitario se acentúa cuando uno cruza la frontera del río Manzanares y entra en algunos de los seis distritos del sur: Usera, Carabanchel, Villaverde, Puente de Vallecas, Villa de Vallecas y Aluche. Esta particularidad es destacada por Julio Embid, autor zaragozano que vive en un piso carabanchelero, sin ascensor y construido por el Instituto Nacional de Vivienda franquista, en su reciente libro Hijos del hormigón ¿Cómo vivimos en la periferia sur de Madrid? (Ediciones La Lluvia, con prólogo de Joaquín Estefanía).

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"Basta ver el mapa del voto o los datos de desempleo, para darse cuenta de que el millón y medio de personas que vive en los barrios del sur es diferente a los del centro y el norte", asegura el autor, que se inspiró en el libro Chavs (Capitán Swing) de Owen Jones para escribir su propio libro sobre la desigualdad, esta vez no desde Reino Unido, sino desde la otra orilla del río. En efecto, las tasas de desempleo más altas se dan en barrios como San Cristóbal de Los Ángeles, Orcasur o Entrevías, donde supera el 25% y, en general, es más alto en los distritos sureños. Y, en cuestión de voto municipal, Madrid se divide en dos partes perfectamente diferenciadas: el norte, que votó mayoritariamente al PP, y el sur, que votó mayoritariamente a Ahora Madrid. La frontera se encuentra al norte del distrito Centro y bordea el sur de Retiro, separando los dos Madriles.

Así, Embid hace un recorrido por todas las desigualdades que sufren los barrios meridionales, que salen perdiendo en materia de sanidad, educación o transporte en relación con sus vecinos del norte, como si de ciudadanos de segunda se tratase: hasta la esperanza de vida es menor en estos barrios. Pero quiere también el autor destacar su peculiar idiosincrasia, su hecho diferencial, que se ve reflejado en la música (Rosendo, El Langui o Los Calis y su clásico Más chutes no), el audiovisual (series como Aída o películas como Manolito Gafotas, El Bola, El truco del manco o Alacrán enamorado) u otras cuestiones como la pasión por el Rayo Vallecano o el gusto por la Batalla Naval de Vallecas entre otras expresiones de la vida popular, como el ritual de la juventud, el banco del parque y la litrona compartida. Hasta reivindica la figura de Belén Esteban: "Cuando la gente de clase media se burla de la incultura de la Esteban, no deja de ser un acto de clasismo", opina Embid, retomando las tesis de Chavs.

La lucha antifranquista

El sur es producto de su historia: en los años 60 se produjo en España el gran éxodo del campo a la ciudad. Los inmigrantes, sobre todo procedentes de Andalucía, Extremadura y las dos Castillas, formaron barrios chabolistas al otro lado del río, alrededor de pueblos como eran entonces Vallecas y Carabanchel. En esos barrios se vivió sin luz eléctrica, sin agua corriente y sin asfaltado hasta tiempos escandalosamente recientes para un país desarrollado. Poco a poco las cosas fueron cambiando gracias a la lucha de las asociaciones de vecinos, muy relacionadas con el Partido Comunista y los cristianos de base, claves también en la lucha antifranquista. "Las mayores mejoras se dieron con el gobierno de Tierno Galván. Luego Esperanza Aguirre, presidiendo la Comunidad, llevó el metro a estos distritos, lo que le hizo ganarse el voto de los barrios obreros, cosa poco natural", explica el autor.

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¿Cómo se ha relacionado el gobierno de Ahora Madrid con los barrios que más le votaron? "Ha habido luces y sombras como en todas partes", dice el autor. Lo más satisfactorio, en su opinión, es el plan de rehabilitación de edificios y colocación de ascensores que va a arreglar muchas barriadas del sur. Lo peor, que muchas acciones, como la bici pública o el carril bici están fuertemente orientadas al centro. "Madrid sigue siendo una ciudad muy centralizada donde no llega la democracia a las Juntas de distrito", dice el autor.

Y la desigualdad no se elimina en un año, una desigualdad cuya naturaleza real no siempre sabemos entender. "La gran brecha producida por la crisis no se ha dado entre el 1 y el 99%, sino entre la clase media (que no ha menguado tanto) y la clase trabajadora. Es decir, entre los que pueden irse dos semanas de vacaciones a la playa y los que no pueden hacerlo", dice Embid. El único consuelo, es que ahora hay piscinas municipales y playa, o algo parecido, en Madrid Río.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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