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Movilidad sostenible

Un año con menos carriles para el coche y más espacio para peatones

Valencia cumple un año de nueva movilidad urbana en medio del debate y la controversia

Cristina Vázquez

La movilidad urbana siempre es objeto de controversia en las grandes ciudades. En Nueva York, por ejemplo, famosos como Woody Allen han mostrado sus reticencias por la proliferación de carriles bici en algunos barrios de la ciudad, en Madrid se busca la manera de que los coches no tiranicen la estructura de la capital y Vitoria se subió hace años al carro de la sostenibilidad. Valencia no es ajena a este debate cuando se cumple un año de las nuevas políticas de movilidad impulsadas por la coalición del Gobierno local (Compromís, PSPV-PSOE y València en Comú). El casco histórico se ha convertido en el laboratorio de pruebas. Unos opinan que los cambios son demasiado lentos, otros que falta participación ciudadana.

Un grupo de turistas pasean por el entorno de la Lonja y el Mercado Central, ahora peatonal.
Un grupo de turistas pasean por el entorno de la Lonja y el Mercado Central, ahora peatonal. MÒNICA TORRES

Giuseppe Grezzi, concejal de Movilidad Sostenible de Valencia, hace balance de los 11 primeros meses de gestión del Gobierno local surgido de las urnas en mayo de 2015. "Es un cambio radical de filosofía, de paradigma", afirma el edil de Compromís. En septiembre de 2015 su departamento implantó la reducción de velocidad a 30 kilómetros en Ciutat Vella, el casco histórico de la capital. Grezzi reconoce que el Ayuntamiento tiene que hacer un esfuerzo adicional para que se vaya respetando y carece de momento de datos sobre si ha habido reducción de coches o no. Él entiende que sí. 

La concejalía ha impulsado otra serie de medidas "de las que estamos orgullosos" como la peatonalización de La Lonja y de la calle Bolsería, la reducción de tráfico en la avenida de María Cristina, y en el entorno de las Torres de Serranos. Han colocado más segunderos en los semáforos, pintado pasos de peatones en puntos conflictivos, despejado las aceras de motos y comenzado una remodelación integral de las rutas de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). La mayor parte de las medidas se concentran en el centro histórico.

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"Estamos empezando y sabemos que tenemos que mejorar los procesos de participación pero es un primer paso", argumenta el edil tras las críticas recibidas por colectivos como la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia o la Asociación de Vendedores del Mercat Central; los primeros molestos con el proceso de consultas para la remodelación de la EMT y los segundos, con la restricción de vehículos en los alrededores.

Otro de los pilares de la nueva política de movilidad del nuevo Gobierno tiene que ver con más tramos de carriles bici en Valencia. Entre 2016 y 2017 se ganarán 17 kilómetros, todos en la calzada: ahí están el nuevo anillo ciclista del centro y los tramos en las avenidas del Cid, Manuel Candela, Constitución y Burjassot.

"Creo que la reducción de coches no ha sido mucha pero el descenso de velocidad se está cumpliendo y es importante", explica Grezzi en referencia a los pequeños cambios introducidos en la plaza del Ayuntamiento, la más céntrica de Valencia. "Tenemos que incrementar más la vigilancia pero el problema en este punto es que tiene muchos carriles y eso provoca que se circule más rápido.  Hay que dar un paso y redefinir los usos de la plaza", reconoce el concejal.

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Novedades marginales

Andrés Boix, experto en movilidad de la Universitat de València, es taxativo a la hora de juzgar lo hecho en estos meses: “Han dado continuidad a las políticas del PP y han introducido algunas novedades pero de tipo marginal”, opina. Boix menciona las bondades de la nueva mesa de la Movilidad Sostenible, que no existía. O la peatonalización de algunas calles. “pero ésta es una política que ya había adoptado el PP, sin excesiva convicción, pero asumido", dice este usuario habitual de la bicicleta.

Boix menciona el caso de Nueva York, donde se están restringiendo los carriles para el coche mientras la bicicleta gana terreno. “En Valencia se está haciendo, pero hay pavor y además el PP ya lo previó”, apunta Boix. "Lo poco que hay se publicita mucho”, añade, "pero me parece inconcebible a estas alturas que el centro histórico de Valencia siga abierto al tráfico. Sigue habiendo miedo a quitar espacio al coche, por ejemplo en las grandes vías de Valencia, y tampoco se ha avanzado en el diseño de políticas metropolitanas". El problema esencial no es el dinero sino atraverse a hacerlo. "Van lentos desde mi punto de vista", apostilla Boix.

Según este experto, el mayor ejemplo de la tibieza municipal es que el Ayuntamiento de Valencia no haya activado la prioridad semafórica para la línea 4 del tranvía. “Llevan un año y solo hay que darle a un botón y no lo han hecho”, subraya.

"Opino lo contrario", objeta el concejal Giuseppe Grezzi. "Sobre todo porque venimos de 30 años de políticas en sentido contrario. Necesitamos una planificación y dar tiempo a la población para que asuma poco a poco los cambios y los apoye. Mira qué reacciones que hemos tenido por eliminar solo el tráfico oportunista del centro, ¿qué hubiera pasado si hubiéramos ido con algo más agresivo?", plantea el concejal de Movilidad.

Según Grezzi, Valencia arrastra unas sinergias muy poderosas. Otras capitales españolas como Vitoria empezaron a prepararse para los cambios en los años 80. La concejalía se prepara para la elaboración de los presupuestos y para ello necesita fijar los objetivos.

El año próximo actuará en las grandes autopistas urbanas como la avenida del Puerto, Pérez Galdós y otras que soportan mucho tráfico. También se fijará un mapa de puntos de recarga para los coches eléctricos y se tendrá que culminar la reordenación de las rutas del autobús. Tras la experiencia en el casco histórico hay proyectos para pacificar el tráfico en otros barrios como Benimaclet, barrio de San José, Sant Marcel·lí, el Botánico o Natzaret.

Peatones en uno de los cruces más transitados de la ciudad.
Peatones en uno de los cruces más transitados de la ciudad.MÒNICA TORRES

La reordenación de las líneas del autobús ha desembocado en una agria polémica entre Ayuntamiento de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, que piden participación antes de que se elaboren los documentos de trabajo. "La valoración de la políticas de movilidad, en general, es positiva. Lo que echamos de menos es que se nos consulte con nosotros cuáles son las necesidades de los vecinos antes de diseñar la nueva red", plantea Tania Cortés, de la Federación de Vecinos.

Según Cortés, la federación "estamos para colaborar y se supone que este gobierno iba a incentivar la participación". Este organismo, que representa a un centenar de asociaciones de la capital, reivindica que se les trate de acuerdo a su representatividad y no tengan, cada vez que hay un proceso de consultas, darte de alta, rellenar los formularios, etcétera.

"No entiendo del todo las quejas. Tal vez temen perder protagonismo pero también deberíanb de ver qué se está haciendo en otras ciudades españolas y europeas. Es legítimo el temor inicial a perder paradas de autobús pero les hemos planteado que nuestro objetivo es mucho más amplio y aunque, según casos, se tenga que andar 50 metros más hasta la parada, lo que pretendemos es quitar duplicidades y cambiar el sistema radial por el ortogonal", concluye Grezzi, que añade que la falta de un contrato programa de transporte limita mucho la capacidad de maniobra del Consistorio a la hora de hacer reformas.

El Ayuntamiento mantiene otro pulso con los vendedores del Mercat Central de Valencia, que denuncian que desde que se limitó el tráfico de coches en la zona, se están perdiendo ventas. Entienden que la concejalía ha convertido en peatonal la zona sin que esté acabado y abierto el aparcamiento de la calle Ciudad de Brujas, que debería alojar a los clientes que llegan al recinto en coche.

"Nos topamos con una concepción equivocada, según la cual si no puede ir en coche, la gente no va a comprar. Hemos reducido el paso de tránsito inútil y hemos empezado por ahí porque es una zona emblemática, éste es el año de la Ruta de la Seda y debemos proteger La Lonja, declarada Patrimonio de la Humanidad", advierte el concejal.

Grezzi se ha reunido muchas veces con ellos y les ha planteado que, si hay informes que acreditan la merma de ingresos, verán a ver qué se puede hacer. No obstante, el concejal de Movilidad subraya que hay estudios de la OCDE que aseguran que en las áreas peatonales aumentan las ventas de los comercios.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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