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Mario ya es Mario

Salud reconoce la transexualidad de una treintena de menores y cambia su nombre en el documento para adecuarlo al género sentido

Jessica Mouzo
Mario, con su nueva tarjeta sanitaria
Mario, con su nueva tarjeta sanitaria Massimiliano Minocri

Mario saltó de alegría cuando vio su nombre en la tarjeta sanitaria. El joven, de 17 años, fue uno de los primeros menores catalanes a los que el Departamento de Salud reconoció su transexualidad y adecuó su nombre en el documento sanitario al género sentido. En seis meses, Salud ha tramitado el cambio de nombre a una treintena de menores y ayer dio luz verde a modificarlo también en los adultos transexuales. “Fue el no va más. Por fin tenía algo a su nombre de verdad”, recuerda Mari, madre del muchacho.

Mario nació con el nombre de Ylenia pero desde los cinco años fue consciente de que, pese a haber nacido con genitales femeninos, su identidad era la de un chico. “Cuando naces te registran en base a tus genitales pero la identidad sexual la decide el sentimiento propio: existen niños con vulva y niñas con pene”, explica David Tello, presidente de la Asociación Chrysallis de familias de menores transexuales.

Hace dos años Mario comenzó el tratamiento hormonal. “Los primeros cambios, la voz más grave y más pelos, fueron una alegría. Me sentía como lo que soy”, relata el joven. El cambio de nombre en la tarjeta sanitaria fue el gran paso adelante. “Estaba súper feliz porque es un paso más. Estamos más cerca de conseguir cambiar el nombre del DNI”, señala. Sus padres están tramitando la documentación para modificarle el nombre en el registro civil.

Desde que Salud concediese el pasado noviembre el primer cambio de nombre a una menor transexual, la asociación Chrysallis vehiculó varias peticiones conjuntas —entre ellas, la de Mario— para agilizar los trámites. “Encargamos los cambios de todas las familias de la asociación que nos los pedían”, explica Tello. Para Mari, madre de Mario, este cambio administrativo fue “como si te tocara la lotería”.

La Ley contra la Homofobia aprobada por el Parlamento catalán en 2014 ya contempla, en su artículo 23, que la Administración Pública ha de velar para que se trate a los transexuales por el nombre del género con el que se identifican. El Departamento de Salud es la primera institución que modifica sus protocolos para hacer cumplir esta ley pero todavía queda un largo camino por recorrer. “Estamos intentando cambiar el nombre también en el carnet joven y en el del transporte. Con los carnets de biblioteca ya lo hemos conseguido”, explica Tello, que lamenta tener que estar pidiendo “derechos que por desgracia no se cumplen a día de hoy”.

Con todo, uno de los puntos débiles sigue siendo el ámbito educativo. Pese a que el Departamento de Enseñanza estaba aplicando un protocolo para garantizar los derechos de los menores transexuales y, según Tello, la mayor parte de los colegios “empatizan y aplican el protocolo”, todavía quedan algunos centros reticentes a poner en marcha medidas como el cambio de nombre en los boletines escolares, o utilizar el uniforme y el lavabo acorde al género sentido. Chrysallis llevó al Síndic de Greuges los casos de unas menores a las que su colegio se negaba a llamarlas por los nombres femeninos con los que se identificaban. El Defensor del Pueblo catalán exigió a Enseñanza que dé instrucciones a los centros que no respetan la identidad de género y emplazó al Departamento a que desarrolle un protocolo de actuación para estas situaciones.

Por su parte, Enseñanza aseguró que difundirá para el curso que viene un documento que obligue a los centros, entre otras medidas, a “reconocer a los menores por el nombre sentido, garantizar su libertad de vestimenta y facilitar el acceso a los lavabos y vestuarios que le correspondan con su identidad de género”. Además, para combatir la transfobia, el Departamento ha puesto en marcha mecanismos de detección y seguimiento “para trabajar la concienciación y la prevención de la violencia por razones de orientación sexual e identidad o expresión de género”. También estudiar ampliar el Protocolo de prevención, detección e intervención frente a situaciones de odio y discriminación.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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