¿Fin al cubata en el frontón?
El Gobierno vasco abre un expediente sancionador a las empresas de pelota por la venta de alcohol en el frontón de Bilbao
Tan arraigado como las apuestas. Tan tradicional como el pantalón blanco que lucen los pelotaris. Tan habitual como ilegal. Los frontones son casi el último reducto donde aún conviven, fin de semana tras fin de semana, gintonics y deporte. Prohibido desde hace años, hasta ahora las instituciones habían hecho la vista gorda y cuando menos tolerado la presencia de bares en las distintas canchas que pueblan el País Vasco. Sin embargo, el pasado 29 de noviembre, durante la disputa de la final del último Campeonato del Cuatro y Medio, el Gobierno vasco envió al frontón Bizkaia (Bilbao) varios inspectores, que constataron la venta y consumo de bebidas alcohólicas en las cuatro barras de bar que alberga el recinto.
Ahora, transcurridos cinco meses, la Dirección de Juego y Espectáculos del ejecutivo vasco ha dado un paso más al incoar un expediente sancionador contra la Liga de Empresas de Pelota a Mano. Este órgano, que agrupa a las dos principales promotoras de este deporte, es el organizador de los partidos y, como tal, sería el responsable de una hipotética sanción que podría alcanzar los 60.000 euros. No obstante, resulta paradójico que la propiedad del recinto es pública, concretamente de la Diputación Foral de Bizkaia. Es más, ni tan siquiera la gestión del frontón –ni, por tanto, de los bares- está en manos de las empresas deportivas, sino de una UTE, formada por Giroa y Custom Sport, que ganó en su día el correspondiente concurso público.
De momento todas las partes guardan silencio
Si nos ceñimos a la ley, su violación es clara. Hasta tres normas recogen la prohibición. La primera, la Ley 4/1995, de espectáculos públicos y actividades recreativas, señala en su artículo 33 como infracción grave “la venta o suministro de bebidas alcohólicas a menores de edad, así como permitir su consumo en locales o instalaciones donde esté expresamente prohibido”. ¿Y dónde no se puede vender alcohol? Pues el veto lo concreta la Ley 14/1998, del deporte del País Vasco, que prohíbe “en las instalaciones en que se celebren competiciones deportivas la introducción y venta de todo tipo de bebidas alcohólicas”. E incluso una tercera norma, en este caso de 1998, baja al detalle y es tajante al mencionar “establecimientos, bares y cafeterías de instalaciones deportivas y centros sanitarios”. Pues bien, ni las leyes se aprobaron ayer ni son los frontones los únicos recintos deportivos donde se vende alcohol en Euskadi. Las zonas VIP de los estadios de fútbol o baloncesto son buena muestra de ello.
En San Mamés, por ejemplo, los socios ubicados en asientos VIP y las empresas propietarias de palcos tienen acceso, en cada partido, a un amplio restaurante donde también se sirven bebidas alcohólicas. Algo similar ocurre en el Fernando Buesa Arena de Vitoria, donde la cerveza o el vino forman parte del catering VIP, o en Anoeta. De momento, todas las partes guardan silencio. Lakua no se pronuncia sobre un expediente que ella misma ha iniciado y la Liga de Empresas asegura no tener “noticias del expediente de manera oficial” y encontrarse a la espera de recibirlo para activar sus servicios jurídicos y decidir “si presenta alegaciones”. Al tiempo, prepara la final del Campeonato de Parejas, que se celebrará precisamente en la cancha bilbaína el próximo sábado nueve de abril. Con sus 3.000 localidades vendiéndose a buen ritmo, la gran pregunta es si habrá o no gintonics entre las manos de los aficionados pelotazales.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.