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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Sin argumentos para Cataluña

El pacto entre PSOE y Ciudadanos se queda muy corto si pretende atajar la crisis soberanista

Miquel Noguer

Llegue o no a buen puerto, el Acuerdo para un Gobierno reformista y de progreso, que ayer presentaron Pedro Sánchez y Albert Rivera, es el primer pacto de gobernabilidad que se cierra en España sin la participación del nacionalismo catalán. Esta ausencia histórica es uno de los motivos que explican que la crisis independentista, uno de los problemas más importantes que hoy tiene España, no aparezca en el acuerdo más allá de la referencia en la penúltima página —de un total de 66— a “oponerse a todo intento de convocar un referéndum” de autodeterminación.

Los dos referentes del nacionalismo catalán, Convergència y Esquerra Republicana, han decidido borrarse de la política española anticipándose así a la desconexión que predican. Sin embargo, no puede culparse solo a estos dos partidos de que la cuestión catalana haya quedado tan relegada.

Los dos firmantes obtuvieron un mal resultado en Cataluña el 20-D. Socialistas y Ciudadanos solo llegaron a sumar el 28,7% de los votos frente al 36% que consiguieron en el conjunto de España. Fueron superados tanto por En Comú Podem, con el referéndum como bandera, como por ERC, con la independencia como único discurso.

Es previsible, pues, que el acuerdo entre socialistas y Ciudadanos sea de difícil digestión en la sociedad catalana. Y no solo porque son partidos totalmente antagonistas, sino también porque Ciudadanos se percibe en Cataluña como un partido casi tan escorado a la derecha como el PP.

El acuerdo no solo abjura de la consulta. Concreta poco en qué consistirá la federalización de la Constitución más allá de convertir el Senado en cámara de representación territorial. Apuesta por revisar la financiación autonómica en seis meses, aunque no aclara cómo combatirá las “insuficiencias del sistema”. La cuestión de la lengua —básica para entender la crisis soberanista— se soslaya abogando por una educación “bilingüe” o “trilingüe” y por respetar las competencias autonómicas pero sin concretar si la escuela catalana mantendrá el actual modelo de inmersión lingüística.

La inestabilidad derivada del proceso independentista no se reducirá mientras tantos catalanes apuesten por la secesión. En las elecciones de septiembre lo hicieron el 47,8%. Cualquier acuerdo de gobernabilidad que realmente busque una solución sobre Cataluña debería incluir argumentos para rebajar esta cifra. El que ayer presentaron PSOE y Ciudadanos apunta maneras, pero se queda muy, muy corto.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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