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El decálogo de Santi Vila

El consejero de Cultura presenta los ejes de su mandato, entre ellos que el presupuesto pase del 0,74% actual al 2% de la Generalitat en 2025

José Ángel Montañés
El MNAC y uno de los pabellones que podría acoger el museo de arquitectura que defiende Vila.
El MNAC y uno de los pabellones que podría acoger el museo de arquitectura que defiende Vila. joan sanchez

Uno de los rituales que se repite cada legislatura es el desfile de los nuevos consejeros por las comisiones del Parlament para explicar sus planes de trabajo. Ayer le tocó el turno al consejero de Cultura Santi Vila, que recoge el testigo de Ferran Mascarell en esta legislatura de 18 meses que capitanea Carles Puigdemont camino de la república catalana, el que presentó a sus señorías sus líneas, y lo hizo sintetizándolo todo en diez puntos.

El primero, una regeneración presupuestaria. El gran reto de la mini legislatura, ya que todos, consejero, oposición y partidos del gobierno, coincidieron que los 241 millones actuales de presupuesto —el 0,74% del total— son insuficientes para abordar la cultura catalana como elemento integrador, de equilibrio territorial y de cohesión social. Por eso, Vila se ha propuesto que crezca. Este año, cuenta que lo hará en 57 millones, sumando un total de 298 millones. Y en 2025 aspira que sea el 2% del presupuesto total, una cifra casi mítica en lo que respeta a la Cultura, tras reconocer que la última vez que la cultura contó con un presupuesto superior al 1% fue en tiempo del gobierno socialista de Pasqual Maragall. La reactivación de los equipamientos culturales, como centros de liderazgo del territorio, el aumento de públicos, con la creación de un Carnet Cultural que tenga su origen en los 3,5 millones de usuarios de las bibliotecas. El fomento de la lectura, la creación de un gran evento internacional que incentive la creación artística; un plan de librerías emblemáticas, que reconozca con un sello a estos prescriptores de cultura; son otros de los temas que tiene sobre la mesa.

El consejero reconoció que el nombramiento de Manuel Forcano para dirigir el Instituto Ramon Llull se debe al intento de aumentar la presencia catalana en el Mediterráneo. También, que se busca una consolidación de la danza, con la creación de una oficina de producciones, embrión de una futura compañía nacional; que se aumentará el respaldo del patrimonio inmaterial y que se impulsará la arquitectura como sector creativo.

En este sentido, Vila remarcó su empeño en que el polémico Museo de la Arquitectura sea una realidad y anunció que pronto se inaugurará una exposición temporal que muestre la primera fase de trabajo “que culminará con la exposición permanente del museo”. Según dijo, “se trabaja con el ayuntamiento para acordar el continente que tendrá”.

Vila, tras enumerar otros de los retos de su departamento, como promover la bajada del IVA cultural, crear una agencia de gestión de los derechos de autor, diseñar una política fiscal que desgrave el consumo cultural y fomentar la lengua catalana como “lengua abierta, moderna o de prestigio”, además de “vivir con naturalidad también la cultura catalán hecha en castellano”, anunció una de las propuestas más novedosas: “No sabemos si para Sant Jordi o para la Diada, pero se regalará un libro a todos los niños de seis años para que comiencen su propia biblioteca”.

El tono de esta primera comparecencia se movió entre la cortesía y las buenas formas, pero los portavoces de los grupos políticos no desaprovecharon para mostrar sus puntos de desacuerdo. Como la de la diputada de la CUP, Mireia Boya, que durante su intervención integra en aranés recriminó a Vila haber viajado a Madrid a “mendigar”, en lugar de optar por la desconexión con España.

"No fue saqueo y esto lo debe apreciar un ciudadano que viva en un iglú"

El consejero Santi Vila tiene una cita importante este jueves. Viajará a Zaragoza para entrevistarse con su colega, la consejera de Cultura y Educación de Aragón María Teresa Pérez, para hablar del conflicto enconado que enfrenta a Cataluña y Aragón por bienes patrimoniales.

Vila  ha insistido en que el encuentro quiere "explorar vías de resolución política" de un conflicto que actualmente está en manos de la justicia con dos demandas: una sobre 96 piezas del monasterio oscense de Sijena (que se conservan en el MNAC y en el Museo de Lleida) y otra, sobre las pinturas murales de la Sala Capitular del mismo monasterio que se exhiben también en el MNAC. "Estoy convencido de que puede haber una solución, y, por eso, llevaremos  soluciones para la protección del patrimonio, la conservación y la accesibilidad", dijo durante su comparecencia.

El consejero está convencido que el MNAC es la "mejor institución" para conservar y difundir el patrimonio medieval, y ha defendido que las pinturas murales que se encuentran en el museo no fueron arrancadas en un acto de vandalismo: "No fue saqueo, sino de salvamento y protección, y esto lo debe poder apreciar un ciudadano que viva en un iglú".

Vila volvió a decir que las "lecturas identitarias distorsionan" el patrimonio y se mantuvo partidario de que no debe de haber impedimento para que se los bienes se exhiban en su lugar de origen o lugares de referencia, apelando a principios de ilustración y ciudadanía".

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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