El trabajo que se ve, pero es invisible
La mujer reclama su espacio y su reconocimiento en el sector
La francesa Alice Guy, considerada la primera mujer cineasta de la historia, enfocó a Andalucía en 1905. Captó imágenes que ya son un testimonio indeleble del pasado andaluz. Su inquietud y valentía dejaron un legado único de imágenes, como decenas de barcos sobre un turbulento río Guadalquivir, la Alhambra vista desde el Mirador de San Nicolás, escenas de Córdoba y bailes gitanos. Quedan al menos siete películas mudas dirigidas por ella. “Pero es un personaje desconocido. Durante más de un siglo se ha ignorado su presencia en la historiografía del cine en España, a pesar de su enorme relevancia, asemejada a la de George Méliès”, declara Francisco Griñán, autor de la tesis doctoral Fotogramas contra el tiempo, en la que repasa el cine mudo en Andalucía y el viaje de la directora a la comunidad.
Guy marcó decenas de hitos visuales, pero, paradójicamente, le pudo la invisibilidad de su género. “No hay apenas estudios previos de ella. Su trabajo se atribuyó siempre a su ayudante, un hombre. Pero era Alice la que grababa e incluso introdujo la figura del operador de cámara”, apunta Griñán, que también es periodista de diario Sur. “El cine gana cuando se le da más espacio a las mujeres, que somos muchas. Somos la mitad”, declaró la actriz jiennense Natalia de Molina este mes al recoger el Goya a la mejor interpretación femenina por la película andaluza Techo y comida. Una mitad que, más de un siglo después, parece algo visible frente a la cámara, pero permanece todavía ausente detrás de ella, fundamentalmente en el aspecto técnico.
Solo el 36% de las películas españolas tienen protagonistas femeninas, el 8% son directoras y un 5,7% de las mujeres están en los puestos de mayor responsabilidad y poder en televisión. Unas cifras recogidas por la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) que presentan un importante desafío en el sector. “Hay que reconocer que se ha evolucionado, pero todavía queda mucho por hacer. Por mucho que insistamos, nunca es demasiado”, apunta la directora de cine Josefina Molina, que este año ha recibido el premio Asecan de honor del cine andaluz por su labor en el sector y es presidenta de honor de la asociación.
“Nací en 1936, obviamente ahora es diferente, pero a pesar de todo el esfuerzo, todavía falta que los políticos valoren la igualdad en el sector, que se vea el talento”, apunta la directora, que indica que la subjetividad implícita en la creatividad complica la tarea. “Ellos han tenido el poder y han dictado las normas, los gustos, las leyes… con arreglo a su visión del mundo. Y también entre ellos se refuerzan, se apoyan, se citan, se jalean... A nosotras se nos ha tratado en bloque, como el cine hecho por mujeres sin más detalles. Pero tampoco todas somos iguales y la profesión se empeña en enfrentarnos”, considera la directora, que según critica, los presupuestos de películas y los apoyos publicitarios para mujeres no son los mismos que para los hombres. “Ahora, en Andalucía, se está trabajando por dar más valor a la cultura y a la igualdad de género, un refuerzo conveniente”, apunta Molina, que también es presidenta de honor de CIMA.
Una de las nuevas líneas planteadas en el anteproyecto de la Ley del Cine presentado estos días en el Consejo de Gobierno, redactado de forma participada con el sector, es implantar medidas definitivas para romper la brecha de género. “Vamos a fomentar la igualdad. Un desarrollo real para que las mujeres sean visibles de verdad y ocupen el espacio que les corresponde, que se ponga en valor su talento y su capacidad creativa”, apuntó la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, tras su presentación.
Entre las iniciativas en la búsqueda de la paridad, el festival de documentales Alcances de Cádiz, en su pasada edición, realizó una selección de 31 películas para su sección oficial, en 16 de ellas, la mujer era realizadora o co-realizadora de cintas en la cita gaditana. Este mes ha salido también una base reguladora en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía por la que se asignarían más puntos en la concesión de ayudas a la producción de largometrajes si los equipos de los puestos directivos están formados por mujeres.
“Es un proceso paulatino, pero se va avanzando. El 65% de estudiantes que se titulan cada año en Andalucía en Comunicación Audiovisual es mujer. Ellas están, pero después las oportunidades no son las mismas. Al final las mujeres están en la base de la pirámide, como maquilladoras, peluqueras... que está muy bien, pero hay que abrir las opciones”, apunta Oliva Acosta, presidenta de la Asociación Andaluza Mujeres Medios Audiovisuales, cuya asociación ha propuesto un Festival Andaluz de Cine por la Igualdad, en el que participen ambos sexos.
La lucha por la igualdad también es reclamada desde Hollywood y Europa. Este mes la Red Europea de Mujeres en el Audiovisual (EWA) ha presentado en Berlín un informe que refleja la desigualdad con datos, como que el 84% de ayudas públicas se dedican a filmes dirigidos por hombres. “Queda trabajo por hacer, también en la visibilidad delante de la pantalla. Cuando salen actrices suelen tener menos de 35 años y la imagen que se proyecta de las mujeres es irreal. El cine no nos representa”, dice Acosta.
La actriz María León ve positivo más papeles de mujer. “Tiene que ser mayor el espacio para nosotras y tener la oportunidad de construir un buen personaje de mujer. Pero no solo para nosotras, para todo el mundo. En general, debería de apoyarse más la cultura”, considera la ganadora de un Goya a actriz revelación por La voz dormida.
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