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Madrid cierra el Teatro Bodevil

Medio centenar de empleados se manifestaron ante el Ayuntamiento el lunes

Protesta contra el cierre del teatro, ayer frente al Palacio de Cibeles.
Protesta contra el cierre del teatro, ayer frente al Palacio de Cibeles. F. S.

El Ayuntamiento de Madrid tiene previsto este martes precintar el Teatro Bodevil. Ayer, sus empleados registraron en el Ayuntamiento una carta para pedir que no se clausure el espacio de forma preventiva. Un juez debe dirimir, a mediados de abril, si procede al cierre del local por sobrepasar el aforo cuando todavía era una discoteca. Los antiguos responsables del centro no han pagado ninguna de las cuatro denuncias (por valor de 36.000 euros) impuestas, ya que recurrieron la sentencia. La sociedad que explota el espacio, convertido desde septiembre de 2014 en teatro, se queja de este cierre preventivo, que nada tiene que ver con ellos, y pide al Consistorio que recapacite.

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Los responsables del centro recibieron una notificación del Ayuntamiento el pasado 29 de enero. En ella se informaba de que el edificio debería cerrar durante cuatro meses el 9 de febrero. La clausura fue impuesta como sanción después de cuatro episodios de sobreaforo entre los meses de mayo y julio de 2014. Aunque sea una decisión temporal, la dirección afirma que eso supondría el cierre definitivo del espacio y la pérdida del empleo de los 88 trabajadores del local. En la carta dirigida a la alcaldesa, Manuela Carmena, el director del teatro, Isaac Forcada, recuerda que la clausura sería "un verdadero drama laboral y social para más de ochenta familias que verían como se escapa su principal fuente de ingresos mensual".

Forcada afirma que antes de su llegada, en septiembre de 2014, el espacio era gestionado como una sala de fiestas. Ahora se dedica a ofrecer alternativas gastronómicas y teatrales. El director, el equipo y la actividad del Bodevil no eran los mismos que ahora, por eso, no fue abonada la multa económica impuesta. Los anteriores gerentes tampoco lo hicieron porque recurrieron. Desde el Teatro Bodevil se asegura que en ninguna de las fechas señaladas por el Ayuntamiento el número de personas presentes en la sala era superior a 900, el aforo de riesgo. "Había unas 450 personas en el edificio. Ni con la actual licencia de aforo como Teatro Bodevil [de 690 personas] se habría incumplido la ley", afirman.

Los entonces responsables por el espacio recurrieron las multas ante el juez, que dictará una sentencia dentro de dos meses. Los actuales encargados del teatro confirman que se reunieron con el responsable de la Agencia de Actividades del Ayuntamiento y que este intentó gestionar un aplazamiento del cierre del teatro. Sin embargo, según el responsable de Comunicación del Bodevil, el jefe del Servicio Sancionador del Consistorio no se mostró abierto a cualquier tipo de negociación.

Desde la llegada de la notificación, los empleados han organizado manifestaciones y funciones para evitar el cierre del teatro. También se ha publicado una petición en change.org dirigida al Ayuntamiento de Madrid, que este lunes llevaba casi 7.000 firmas. Como no han prosperado ninguna de las iniciativas, los trabajadores han planeado encadenarse en el local, donde los agentes llegarán a las 10.00 para precintarlo.

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"Cualquier cosa que toque la cultura debe tener absoluta protección", aseguraba el socialista Antonio Miguel Carmona, que acompañó a los miembros del teatro a registrar una carta dirigida a la alcaldesa, Manuela Carmena. "La cultura nos educa y genera empleo. Empleo y cultura son dos prioridades de esta ciudad", continuó el edil, para quien las cuestiones administrativas "pueden tener solución".

Cabaret con cena incluida

Beatriz Ros es la actriz principal y la conductora de La cena de los malditos, un cabaret de estilo canalla según la autora en el que existe una abundante interacción con el público. El espectáculo no es una obra de teatro al uso: se trata de una representación de vanguardia emparentanda con los dinner show , un género en el que el espectador, además de disfrutar la obra, bebe una copa o, incluso, puede cenar (los precios varían entre los 15 y los 70 euros). "Esta empresa lleva poco tiempo, pero en ese periodo todos hemos aprendido", explica Ros. Para ella, el Teatro Bodevil es más que una sala para representaciones, porque es "muy bonita y elegante", motivo por el cual muchos artistas reconocidos han decidido grabar en ella sus videoclips.

Actualmente son dos las obras que se representan en este espacio: la citada La cena de los malditos, en la que Ros es protagonista, y Delizia, un espectáculo "más clásico y elegante". En total son casi 90 los profesionales que se podrían quedar sin trabajo si finalmente el Ayuntamiento decide echar el telón temporal al teatro, sobre el cual debe decidir un juez en menos de dos meses. Para Ros, que lleva más de 20 años subida a las tablas y ha representado papeles en La Bella Durmiente y en Hoy no me puedo levantar, el cierre sería dramático. "Hay gente de fuera, como las dos cantantes de mi obra, que vienen de Canarias, y se tendrían que marchar. No tenemos tiempo de buscarnos otra alternativa".

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