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El Colegio de Médicos avala el plan de Boi Ruiz para reformar el ICS

El COMB apoya la creación de las controvertidas UGAP, los nuevos modelos de gestión de la atención primaria

Jessica Mouzo
Fachada del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB)
Fachada del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB)Gianluca Battista

El Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB) ha dado su aval al plan del consejero de Salud, Boi Ruiz, para reformar el Instituto Catalán de la Salud (ICS), la mayor empresa pública sanitaria de Cataluña. Aunque ha rebajado su propuesta inicial de trocear el ICS en empresas más pequeñas abiertas al capital privado, el COMB sí ha apoyado el nuevo y controvertido modelo de gestión de la atención primaria, que ya se está desplegando en algunos ambulatorios. Estas nuevas unidades de gestión de la atención primaria, de nombre UGAP, han puesto en alerta a algunos médicos, que ven fiscalizado su trabajo para alcanzar objetivos económicos.

El COMB ha reducido mucho sus espectativas en cuanto a los cambios que pretendía hacer al ICS. Poco queda del documento de propuestas que publicó el pasado marzo retomando la idea de Josep Prat, expresidente del ente público e imputado por varios delitos en el caso Innova de corrupción sanitaria, de desmembrar el ente público en un holding de empresas con filiales más pequeñas. Aunque las sugerencias ya eran menos ambiciosas que las de Prat —el COMB proponía que el ICS actuase como un grupo de empresas descentralizadas con autonomía para hacer alianzas con otros centros públicos o privados—, en las conclusiones finales publicadas la semana pasada, el colegio profesional todavía ha rebajado más sus intenciones.

Entrevistas de trabajo personales

El COMB también ha propuesto que en proceso de selección de un profesional de la bolsa de trabajo del ICS se incluya, “como un elemento sustancial”, una entrevista personal al candidato antes de contratarlo.

“En el proceso de asignación de la plaza en un concurso oposición es necesario incluir la entrevista para determinar la idoneidad de la plaza y definir perfiles con valoración específica de méritos para este proceso”, reza el informe. El COMB asegura que esta medida no es incompatible con la libre concurrencia y la igualdad de oportunidades de los concursos y oposiciones públicas.

El documento obvia cualquier referencia a la gestión sanitaria de los ocho hospitales del ICS. Tampoco menciona uno de los elementos capitales en el cuadro de propuestas iniciales: las alianzas estratégicas entre centros. Los detractores de estos proyectos alertaron en su momento de que, a través de los acuerdos entre distintos proveedores públicos o privados —el documento no lo especificaba— de un mismo territorio, los centros del ICS dejaban entrar al capital privado dentro del ente público.

El COMB también ha optado por guardar silencio en cuanto a la figura jurídica en la que deberían reconvertirse las instituciones del ICS para romper la rigidez de la estructura organizativa y dotarla de mayor autonomía de gestión, la máxima que justifica la reformulación del ente público.

El documento se ha centrado exclusivamente en “la mejora de la participación de los médicos en el ICS”. Las conclusiones apuestan abiertamente por el modelo de las UGAP, que ya se está desplegando como programa piloto desde 2014 en algunos centros de atención primaria (CAP).

En otra vuelta de tuerca del Departamento de Salud al fracasado plan de Prat de desmembrar el ICS, se ha desarrollado un nuevo modelo de gobierno de los ambulatorios para dotarles de mayor autonomía de gestión, reducir la estructura directiva y acercar las decisiones estratégicas a los profesionales. En vez de tener, como hasta ahora, un director y un adjunto a la dirección en cada Equipo de Atención Primaria, las UGAP apuestan por concentrar bajo una misma dirección varios equipos según el número de sanitarios y la población asignada.

Sin embargo, el descontento de los profesionales ha ido en aumento. Los médicos critican que la gestión se ha jerarquizado y sienten que se fiscaliza cada paso que dan en sus consultas porque prima la eficiencia económica —cada UGAP controla su presupuesto—.

Los sanitarios critican, además, que a los miembros del equipo directivo se les libera de la asistencia varias horas, lo que implica mayor carga de trabajo para el resto de compañeros. Otra protesta de los facultativos es que las UGAP se han convertido en “una estructura de control de la actividad asistencial para cumplir objetivos economicistas del ICS”.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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