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El nuevo modelo de gestión de los CAP desconcierta a los médicos

Los profesionales critican que se fiscaliza su labor para alcanzar objetivos económicos

Jessica Mouzo
Ambulatorio de Sant Fèlix, en Sabadell.
Ambulatorio de Sant Fèlix, en Sabadell.CRISTÓBAL CASTRO

Un halo de inquietud se cierne sobre los profesionales de la atención primaria en Cataluña. La puesta en marcha de un nuevo modelo de gestión en los CAP ha agitado a muchos sanitarios, que ven fiscalizado cada paso que dan en sus consultas en favor de la eficiencia económica. Los médicos denuncian que la estructura creada por el Instituto Catalán de la Salud —la mayor empresa pública de salud de Cataluña con ocho hospitales y el 80% de la atención primaria— se ha vuelto más vertical, los altos cargos se han multiplicado y los profesionales están controlados para cumplir los “objetivos economicistas” que marca la dirección.

El ICS ha desplegado, en un programa piloto, las unidades de gestión de la atención primaria (UGAP). Se trata de un nuevo modelo de gobierno de los ambulatorios para dotarles de mayor autonomía de gestión, reducir la estructura directiva y acercar las decisiones estratégicas a los profesionales. La iniciativa llegó tras las duras críticas a la rigidez y excesiva burocratización de la institución, que emplea a cerca de 40.000 personas. Y tras el fracaso del proyecto ideado por Josep Prat, expresidente del ente público e imputado por varios delitos en el caso Innova de corrupción, de convertir el ICS en un holding de empresas con filiales más pequeñas.

En vez de tener, como hasta ahora, un director y un adjunto a la dirección en cada EAP, el modelo de las UGAP apostó por concentrar bajo una misma dirección varios equipos según el número de sanitarios y la población asignada. La dirección de cada UGAP cuenta, al menos, con un director, dos adjuntos a la dirección (líderes clínicos de medicina y enfermería), un responsable de admisión, un técnico de gestión y otro de calidad. También hay responsables de farmacia y de formación. “Este nuevo modelo se basa en aumentar la resolución de la atención primaria con una interlocución más cercana y en el trabajo integrado y coordinado entre los proveedores de un territorio para garantizar el continuum asistencial velando por la eficiencia y sostenibilidad del sistema”, explica una portavoz del ICS. Cada UGAP tiene libertad para gestionar el presupuesto.

Sin embargo, desde que se pusieron en marcha a principios de 2014, el descontento de los profesionales ha ido en aumento. Los sanitarios se quejan de que, en vez de reducir la organización directiva, ha aumentado. “La gestión se ha jerarquizado mucho más y se ha alejado de los profesionales de base. Se ha agrandado el equipo burocrático”, protesta Mariluz Talavera, portavoz del Foro Catalán de Atención Primaria (FoCAP). Los sanitarios critican, además, que a los miembros del equipo directivo se los libera de la asistencia varias horas, lo que implica mayor carga de trabajo para el resto de compañeros.

“Detectamos una disconformidad altísima del personal. Quieren especializar a los directivos, que dejan de hacer asistencia y se convierten en directores-gestores”, apunta David Arribas, portavoz de atención primaria del ICS del sindicato Metges de Catalunya. Arribas y Talavera coinciden en criticar la falta de una auditoría externa que evalúe la eficacia y la reducción de costes que supone el proyecto.

Otra crítica de los facultativos es que el nuevo sistema se ha convertido en “una estructura de control de la actividad asistencial para cumplir objetivos economicistas del ICS”. Joan Gené, excandidato a presidir el Colegio de Médicos, también va en esta línea: “Sacan a la gente de las consultas para meterlas en las estructuras de gestión. Quieren controlar los procesos asistenciales, lo que el médico receta, para que cumplan las directrices y los objetivos marcados”. Salvador Arias, de CC OO, va un paso más allá y asegura que la finalidad de las UGAP es facilitar la introducción de capital privado en el ICS. “Este modelo sigue una tendencia peligrosa. Puede ser la punta de lanza para que entre capital privado”.

Este diario ha intentado obtener la explicación del ICS sobre las UGAP, pero el ente ha declinado porque “el proyecto no se ha acabado de definir”, pese a que lleva más de un año en marcha. El médico Juancho Montero, que ejerce en una UGAP de Mataró, se muestra más conciliador. “La idea era buena, pero si no se aplica bien y con una inyección de dinero, se hunde. Este modelo con recortes no funciona, y el otro tampoco”, apunta. El facultativo asegura que “se ha perdido la proximidad con el director”, pero justifica que los defectos del modelo se acentúan sobre todo por los recortes de plantilla y presupuesto.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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