Espejo de corrupciones

Después de 180 horas de sesiones, ha empezado la comisión con una hora de retraso pues resulta que a los diputados no les había dado tiempo de prepararse la votación de sus conclusiones. La política está más pendiente de otro escenario estos días. Los informes redactados por los siete grupos parlamentarios suman 264 folios y han sido entregados hace apenas 48 horas, en el último minuto; por los pasillos algún portavoz ha reconocido que se los habían leído “haciendo flashes”. En chino eso significaría “haciendo frases”, pero en este contexto quiere decir en diagonal y sin tranvía.

Los ecosocialistas preguntaban en voz alta “¿ahora qué estamos votando?”, otros exclamaban “¡pero de qué hablamos!” y también “¿ésto no se había votado antes?”

Sesión número 30 y definitiva de la comisión Pujol, por llamarla con el nombre de quien la inspiró a su pesar. Los documentos oscilan desde las 80 páginas del informe de la CUP hasta las 14 del PSC. Como los de ICV-EUiA fueron los únicos que entregaron con una semana antelación, ahora se han quedado con la mosca detrás de la oreja y la impresión de haber leído muchos de sus párrafos fusilados en documentos de otro grupo. Cuatro horas matinales de un viernes estival dedicadas a una caótica y disparatada votación de resoluciones. Se sucedían las confusiones de epígrafes, los de C's se quejaban de que se votaban puntos que no figuraban en sus copias, los ecosocialistas preguntaban en voz alta “¿ahora qué estamos votando?”, otros exclamaban “¡pero de qué hablamos!” y también “¿ésto no se había votado antes?”. Cada dos por tres, una voz distinta irrumpía diciendo: “A ver, a ver...”. Los diputados, en polo de manga corta y camisas con coderas, parecían presentarse a ese último examen del curso, que sólo sirve para subir nota.

Y a pesar de tanto desconcierto, se ha dictaminado, entre muchos otros asuntos, pedirle al Parlament que repruebe a Alicia Sánchez-Camacho (abstención de CiU), que repruebe también al ministro del Interior (abstención de C's), y reprobar asimismo la actuación del Departament d'Empresa i Ocupació por su gestión del caso de las ITV. La reprobación del expresident Jordi Pujol, cuya confesión, según el parecer de todos los grupos (excepto CiU), da pie al nacimiento de esta comisión de investigación, al final ha sido planteada únicamente por PP, C's y CUP, cada cual a su manera. Resultaron aprobadas sólo las propuestas de los dos primeros. Además, se han aprobado otras dos resoluciones en que se cita directamente la presidencia de Artur Mas como época igualmente de amiguismo y de negocios dudosos amparados posiblemente por los más altos cargos políticos.

La política antediluviana ha vivido su momento más sublime en el gesto de los convergentes de no nombrar 'ni de rasqui' a Jordi Pujol

Pero lo que sobre todo se ha visto este viernes es que la vieja política se sigue imponiendo con sus viejas murallas de alianzas, de votaciones apisonadora, de pactos no escritos ni siquiera pactados más que por el uso continuado del poder (o de su aspiración a él); se ha vuelto a sentir la impenetrabilidad de los herrumbrosos campos magnéticos, que son los que aquí han impedido aprobar ni una sola propuesta relativa a la democracia de los partidos, a la financiación de los mismos, a las donaciones, a los gastos electorales... Esa política antediluviana, que ha vivido su momento más sublime en el gesto de los convergentes de no nombrar ni de rasqui a Jordi Pujol en su informe ni tampoco en su intervención.

Así, la comisión ha terminado igual que el día en que empezó, con el desesperado intento de lo viejo de imponerse sobre lo nuevo usando sus viejos recursos, sus trucos de siempre, su cambio de cromos usados. A mediados, o quizá finales, de la semana que viene, el dictamen de esta gloriosa comisión, espejo de corrupciones, será llevado al Parlament para obtener su aprobación. Y en el ultimísimo pleno de esta legislatura, este esfuerzo de tantos meses se aventurará a traspasar los últimos campos magnéticos. Vacaciones, tiempo de tebeos. Leer a la Patrulla X enfrentándose a Magneto, el más sutil de los villanos.