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Café Malvarrosa, segundo final

El histórico local de encuentro cultural que renació hace cinco años junto a Espai Paral.lel, baja la persiana este mes de mayo

Marta R. Sobrecuevas, Rafael Soler y Juan Luis Bedins en uno de los últimos actos celebrados en Café Malvarrosa.
Marta R. Sobrecuevas, Rafael Soler y Juan Luis Bedins en uno de los últimos actos celebrados en Café Malvarrosa.Carmen Monteagudo

Cuando un bar o un café cierra, se congela un pedazo del alma colectiva que ha hecho de ese espacio un hábito, un club, una razón para salir a la calle o simplemente un gratificante enlace con el mundo exterior. A veces es algo más, porque ese sitio se ha convertido en un hervidero cultural o político. 

Eso pasó con el Café Malvarrosa de la calle Ruiz Lihory, junto al Museo Nacional de Cerámica de Valencia, que nació en 1978 de la mano de Tomás March, Salomé Cadenas y Vicent Fuenmayor, y cerró en 2000. Volvió a emerger en la calle Historiador Diago como Café Malvarrosa Espai Paral.lel hace cinco años, como "un espacio pensado para conciliar las letras con las artes y con la amistad" y ahora los impulsores del proyecto, Toni Moll y Víctor Segrelles, anuncian que a final de este mes bajarán la persiana. 

Aquel primer Malvarrosa que arrancó el año de la Constitución era un sitio donde "la gente que tenía algo que decir en esta ciudad iba allí", contaba Salomé Cadenas a Abelardo Muñoz en el primer Quadern de junio de 2011. Era un café que, "a pesar de esa carpintería vetusta y la estructura clásica de taberna de vino a granel, dentro era pura vanguardia", la que "resucitaba después del franquismo", evocaba Abelardo Muñoz, que también ha presentado alguno de sus libros en el local reencarnado que ahora anuncia su cierre.

Toni Moll cogió las riendas del histórico enclave a mediados de los 80 "y las paredes empezaron a vestirse de cuadros", recordaban Miguel Olivares y Neus Caballer en este periódico cuando bajó por primera vez la persiana.  Moll montó después La Linterna, no muy lejos de allí, pero antes Georges Moustaki le ofreció "el mejor regalo cuando tocó hasta al amanecer en una noche de cumpleaños".

Con Víctor Segrelles, en los últimos cinco años ambos han programado en Malvarrosa Espai Paral.lel, exposiciones, presentaciones de libros, lecturas de poesía y de relatos, y muchas otras actividades relacionadas con la cultura y el ocio. Lo recuerdan en su carta de despedida, al tiempo que invitan a la fiesta que con tal motivo celebran esta misma tarde-noche.

Desde mayo de 2010 han programado una treintena de exposiciones, tanto individuales como colectivas, de artistas tales como  Jordi Teixidor, Joël Mestre, Rosa Gimeno, Dis Berlin o Joan Verdú, por citar algunos.

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Más de 50 poetas han leído sus textos entre esas paredes. Una larga lista que incluye a Susana Benet, Vicente Gallego, Begonya Pozo, Vicent Berenguer o Vicent Alonso, en una programación que "ha sido posible gracias", recuerdan, "en los primeros tiempos del proyecto, a nuestro querido y admirado poeta José Luis Parra, y a la generosa complicidad de Juan Pablo Zapater".

Otros muchos autores han leído relatos o presentado sus libros, en una programación diversa que ha incluido un encuentro semanal de jugadores de Go, un milenario juego de estrategia de origen oriental. "Estos encuentros han sido el germen de la recientemente creada Asociación Valenciana de Go", subrayan.

"Ha llegado el momento, cinco años después, de dar por concluido este proyecto", proclama Toni Moll junto a unas vitrinas llenas de libros de algunas de las editoriales valencianas punteras,  dando las gracias a todos los que han hecho posible este "referente de la cultura y la amistad".

Marta R. Sobrecuevas, una de las últimas autoras en participar en un acto literario del histórico café, se refería a él en Facebook como "un templo de cultura que se nos va", en el que había vivido una experiencia como "en ninguno de los lugares que había visitado en España (sin incluir festivales que es cosa aparte)".

Una asidua del Café Malvarrosa lamentaba el cierre del local al conocer el anuncio de la fiesta de despedida, al tiempo que sugería que, además de la crisis, otra de las razones de su desaparición es que la generación que ha dado vida a esta historia de barras, cultura y amistad" ya no va de bares".

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