Radiografía de las inmigrantes en Euskadi
SOS Racismo advierte del “ninguneo social y político” hacia las extranjeras
“Los derechos de las mujeres inmigrantes, soporte en parte de sus familias, aquí y en su país de origen, son ninguneados social y políticamente”. Para el portavoz de SOS Racismo Álava, Fede García, el listado de problemas, trabas y amenazas a las que se deben enfrentar las mujeres inmigrantes en Euskadi incluye desde la exclusión, el racismo, a la violencia sexista, y la vulneración de derechos y oportunidades en ámbitos sociales como la sanidad o la educación. En el País Vasco, según el último estudio monográfico de Ikuspegi sobre mujeres extranjeras, las mujeres suponen el 51,6% del total de 92.598 personas inmigrantes que residen en la comunidad.
“La inmigración tiene rostro de mujer cuando se analiza el colectivo llegado de Latinoamércia, y de hombre en el caso de las personas provenientes del continente africano —el Magreb y Senegal—“, añade el estudio, que dibuja un panorama desigual entre el nivel de estudios o las oportunidades laborales, entre otras cuestiones, de las mujeres extranjeras en función de su país de origen. Para García, a la hora de abordar la integración de las inmigrantes en Euskadi, confluyen un “desinterés institucional, político, sindical y social. Nos referimos al titubeante reconocimiento de los derechos de ciudadanía de las nuevas vascas en ámbitos como el padrón, su situación administrativa, el acceso a la sanidad, la desigualdad en la legislación laboral respecto al trabajo en la mal llamada economía clandestina como cuidadoras de ancianos o empleadas de hogar, además del respeto a sus creencias”.
Las mujeres chinas y africanas, sobre todo, las magrebíes, aseguran tener problemas de integración
La cuestión de la integración, sin embargo, de acuerdo con el estudio de Ikuspegi, dibuja un panorama irregular en función de las procedencias, porque si bien, la gran mayoría (90%), aseguran no tener ningún problema de relación con la población autóctona, la respuesta varia en función del lugar de origen. Las mujeres chinas y africanas, sobre todo, las magrebíes, aseguran tener problemas de integración, tanto con las personas naturales del País Vasco, como con otros colectivos inmigrantes. “El 28,4% afirma tener problemas de rechazo social por su condición de extranjera, y el 17,9%, de soledad y tristeza”, añade el estudio. “Son muchas las personas con voluntad de integrarse, con familias e hijos, que además de a las restricciones legales y políticas, también debe hacer frente a las reservas y rechazo directo, temores, perjuicios y estereotipos”, contrapone García. Para el portavoz de SOS Racismo “algo falla cuando vemos en la calle a mujeres rumanas rebuscando en la basura, cuando acceden a un comedor social como último recurso, cuando se identifica a personas simplemente por el color de la piel, el aspecto, la ropa o la imagen es que algo no funciona bien”.
De las 92.582 mujeres inmigrantes, según el informe de Ikuspegi, 77.395 son “potencialmente activas”, sin embargo, su tasa de actividad (68,7%) es inferior a la de los hombres, con un 82,9%. Una diferencia que se agranda en función del país de origen, así, las mujeres de Latinoamérica, “las nacionalidades donde son ellas las que inician el proyecto migratorio, trabajando en la mayoría de los casos en el sector doméstico”, alcanza una tasa de actividad del 80%, frente a las mujeres magrebíes, con un 37,9%. El listado de sectores en los que trabajan unos y otras también arroja diferencias significativas. La inmensa mayoría de inmigrantes (96,5%) desempeñan su actividad en el sector servicios, en el que los trabajos relacionados con las tareas domésticas son los principales (38,8%). “El número de inmigrantes que trabajan sin contrato es casi tres veces superior al de los hombres, 20,8 y 7,3%, respectivamente”, destaca el informe
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