Colombia desembarca en Madrid
El país invitado de Arco trae actos y 20 exposiciones. Óscar Murillo presenta un quinteto de instalaciones en el Centro Cultural Daoiz y Velarde.
Después del boom de su literatura, Colombia ostenta ahora el boom de sus artes plásticas. El país sudamericano es el invitado de ARCO, la Feria Internacional de Arte Contemporáneo que estará abierta al público del 25 de febrero al 1 de marzo en Ifema. Pero durante estos días varias galerías de la ciudad acogen exposiciones de artistas colombianos (consolidados y emergentes) que pueden recorrerse a bordo de autobuses gratuitos.
Un grupo de 250 artistas, galeristas, comisarios, editores, críticos, representantes de muesos e instituciones artísticas, han llegado ya a la capital para participar en medio centenar de actos y 20 exposiciones repartidas en espacios como el Museo Nacional del Prado, el Thyssen-Bornemiza o el Reina Sofía, la Casa Encendida, la Casa de América, el Centro Cultural Conde Duque o La Tabacalera. Vienen de ciudades como Bogotá, Medellín, Barranquilla y Cali, donde no sólo abundan pintores, escultores y fotógrafos, sino también se ha consolidado un grupo de comisarios, críticos y gestores que trabajan para propiciar un encuentro entre el arte y los espectadores.
Uno de los casos más llamativos de este boom es el de Óscar Murillo. En el Centro Cultural Daoiz y Velarde (Av. Ciudad de Barcelona, 162) se presenta hasta el 20 de marzo De marcha ¿una rumba? No, sólo un desfile con ética y estética, de Óscar Murillo. Este artista de 29 años, nacido en el Valle del Cauca (suroccidente colombiano), pero residente en Londres desde que hace hace 19 se mudó allí con sus padres, refugiados políticos, combinaba su trabajo en una empresa de limpieza con partidos de fútbol. Pero pudo aprender inglés e integrarse plenamente a la vida cotidiana de la capital británica gracias al arte. Poco después de terminar de estudiar Artes Plásticas, la casa de subastas Crhistie´s comenzó a vender sus cuadros e instalaciones por miles de libras. El actor Leonardo Di Caprio pagó 400.000 dólares (352.000 euros) por uno de sus cuadros y entonces el nombre de este artista veinteañero acaparó los reflectores con polémica incluida: con su obra, ¿pretende sacudir conciencias o inflar el mercado del arte?
Murillo pinta, hace performance y videos sobre la vida urbana y la experiencia migratoria de su familia. Después de exponer en galerías de Londres y Berlín, el llamado “chico maravilla del arte” ha traído a Madrid pancartas, pelucas, cajas de cartón y uniformes de obreros, para distribuirlos a lo largo y ancho de dos plantas que el visitante puede recorrer mientras, en unos altavoces, se escucha la historia de su padre (ex líder sindicalista, amenazado de muerte, que al no poder llegar a Estados Unidos se fue a Londres, donde le dieron asilo político) en español, francés, inglés y árabe. “No conozco bien Madrid, ni siquiera sabía si tenía algo en común con esta ciudad y su gente. Pero imaginé un diálogo entre dos personas que se encuentran casualmente y se van de marcha, que en Colombia se dice rumbear, como una forma de protesta. Porque la marcha también es una manifestación”, dijo en la inauguración de su quinteto de instalaciones.
Más ejemplos del panorama artístico colombiano contemporáneo pueden visitarse a bordo de autobuses gratuitos que hasta el uno de marzo recorrerán los museos y centros de arte que acogen las exposiciones. Salen en distintos horarios de sitios como la Glorieta de Embajadores, la Plaza de Cibeles o la calle Alcalá. Los itinerarios están disponibles en www.arcolombia2015.com
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