El reenfoque de la fotografía catalana
El primer plan nacional ‘ordenará’ un patrimonio de 35 millones de imágenes
Después de más de dos décadas de trabajo, decenas de reuniones de comisiones de expertos e informes oficiales en los que se analizaba la situación de la fotografía catalana y cómo abordar el futuro de este vasto patrimonio; una situación compleja que parecía no tener solución, pese a las buenas intenciones y los compromisos adquiridos por los máximos representantes culturales catalanes. Ayer, el consejero de Cultura Ferran Mascarell —que en junio de 2011 aseguró ante un centenar de fotógrafos, gestores y responsables de archivos, que “el ámbito fotográfico ha tenido en los últimos 30 años poca atención, políticas erráticas e incluso contrarias”— presentó el primer Plan Nacional de Fotografía, aprobado en acuerdo de gobierno el 30 de diciembre, con la idea de ordenar, conservar y difundir el patrimonio fotográfico catalán.
El Centro Nacional se ubicará en uno de los pabellones de Montjuïc
Se trata de más de 35 millones de imágenes repartidas en más de 300 archivos. Estas fotografías llevan la firma de autores como Frederic Ballell, Joan Martí, Josep Brangulí, Francesc Català Roca, Oriol Maspons, Tony Catany, Joan Colom, Pere Català Pic, Ramon Masats, Xavier Miserachs, Leopoldo Pomés, Colita, Pila Aymerich o Ricard Terré y un largo etcétera. La estrella de este primer Plan Nacional será el Centro Nacional de Fotografía, que “cubre un vacío en el sistema museístico catalán y pondrá de relieve una de las nuestras grandes tradiciones culturales, además de dar respuesta a una antigua demanda del sector”, según Mascarell. El centro, que nace bajo el paraguas del Museo Nacional de Arte de Cataluña, MNAC, estará ubicado, según el consejero, en la Explanada de los Museos de Montjuïc, en uno de los pabellones de la Fira de Barcelona, “cuyo plan de uso ya está perfectamente definido”, aseguró a este diario el consejero que siempre ha manifestado su interés en que uno de estos pabellones, o una parte, acoja este museo de la fotografía.
Mascarell desveló que se trabaja con la idea de que el nuevo centro comience su actividad “en un plazo sensato”, aunque no en sea un lugar definitivo. Según el consejero, el MNAC y Cultura crearan y redactarán el proyecto marco y nombrarán al responsable y “dependiendo de la dimensión que acabe tomando acabará desvinculado del MNAC, como un nuevo centro autónomo”. Según el director del MNAC, Pepe Serra “el museo no lo dirigirá, ni capitalizará, ni lo liderará, solo lo apoyará. Serán los miembros de la comisión los que marcarán la pauta”.
El nuevo plan también prevé, a partir de diez ejes, la creación de un portal, activo a finales de este año, en el que se informará de los centros con fotografías históricas, de los archivos, colecciones, exposiciones y actividades; elaborar un censo y un inventario de todo este patrimonio; formar una colección nacional a partir de las que ya cuentan el Arxiu Nacional, la Biblioteca de Catalunya y el MNAC y otros centros de titularidad pública y privada indispensables para entender la evolución de la historia de la fotografía en Cataluña; identificar los centros de referencia en la restauración, conservación y preservación; establecer criterios de gestión; incorporar la disciplina en los programas universitarios, e incentivar una campaña para reconocer y fomentar las donaciones y daciones de fotografías y fondos fotográficos en manos de particulares y profesionales. El plan creará una comisión de impulso estable “que comenzará a trabajar en un par de semanas”, según Mascarell formada por 15 personas, siete de ellas técnicos profesionales que nombrará el propio Mascarell.
Para 2015, el Plan Nacional de Fotografía cuenta con 460.000 euros, de los cuales Cultura aportará 210.000, la Fundación Banco Sabadell otorgará como patrocinio 100.000 y los 150.000 restantes provendrán del 1% cultural.
Entre los numerosos profesionales asistentes al acto de ayer, que no dudaron en ser fotografiados por el propio consejero, se respiraba una alegría contenida. La mayoría de preguntados manifestaron su temor a que se tratara de una mera declaración de intenciones y que, como en anteriores intenciones, todo quedara sin materializarse. Para tranquilidad de todos, Mascarell sentenció. “Lo bueno es que el plan es un acuerdo de gobierno”.
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