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“Lo castigan por querer ser padre”

Carballo despliega una campaña sin precedentes para pagar los 130.000 euros que cobra el abogado de un vecino preso en Colombia por traficar con un bebé

Vecinos de Mato y Tasende en el santuario de Os Milagres de Caión, tras peregrinar desde Carballo el 13 de septiembre.
Vecinos de Mato y Tasende en el santuario de Os Milagres de Caión, tras peregrinar desde Carballo el 13 de septiembre.XURXO LOBATO

Desde un “espectacular Dirt Track solidario” con “una parrilla de 50 motoristas de lujo” hasta una peregrinación, exvoto en ristre, a Os Milagres de Caión. Desde un partido de hockey con el Liceo de A Coruña como reclamo, a la venta de pasteles, pulseras, llaveros, figuritas y camisetas a seis euros. “Yo apoyo a José Mato” es, hoy por hoy, el lema más repetido en el municipio de Carballo, donde entre una cosa y otra, también gracias a las huchas repartidas por varios locales del pueblo, se han recaudado ya más de 80.000 euros para pagar la estratosférica minuta (pactada de antemano con el letrado colombiano en 130.000) por la defensa de este vecino encarcelado en la Modelo de Bogotá desde el pasado julio, cuando intentó sacar un bebé supuestamente ajeno por el aeropuerto de Colombia.

A José Mato, nacido en la emigración en Alemania pero vecino de la parroquia carballesa de Berdillo, empleado de Bodegas Carballo y miembro del Club de Chave San Lorenzo, se le acusa de secuestro de menores, tráfico de personas y falsedad documental. Según el código penal de Colombia, su condena podría oscilar entre los 30 y los 60 años de prisión. Mato tenía en brazos a la niña de cinco meses que acababa de adoptar a cambio de 19.200 euros. Su mujer, María José Tasende, llegó a los 43 años sin poder tener hijos. En 1998 fue trasplantada de hígado, y más tarde se sometió a quimioterapia para combatir un linfoma duodenal. Intentó quedarse embarazada, pero cada vez que lo lograba terminaba abortando. Según la Plataforma en Apoyo a José Mato, que preside el hijo del empresario que daba trabajo al preso, la pareja entendía que, con el historial clínico de María José, no había opción para adoptar en España. Así que Mato y Tasende se internaron en el proceloso mar de las adopciones internacionales y recalaron en un puerto lleno de piratas porque era el de más fácil atraque.

El texto que encabeza los papeles donde se recogen firmas de apoyo lo dice de otra forma: “Sin querer renunciar a su deseo de ser padres, buscaron otros medios que hicieran realidad este sueño pero siempre de forma legal”. El abogado (el tercero ya, en cuatro meses) que sus parientes contrataron en España para ejercer de portavoz y llevar la causa en la Audiencia Nacional si se logra la extradición, Jorge Vázquez Vila, completa la frase hasta el final: “Se metieron en un marrón”. “Se liaron en unas irregularidades administrativas de las que no sabían salir”.

Supuestamente, cuando Tasende y Mato empezaron a informarse por internet sobre cómo adoptar un niño, probaron “en Rusia, en China”, hasta que les pareció que los anuncios más honrados eran los que se colgaban desde Colombia. Así, contactaron con un médico allá que les cobraba 1.200 euros por un papeleo trucado y una inseminación artificial con esperma del carballés. La mujer que se brindaba como vientre de alquiler, residente en la localidad de Armenia, cobraría otros 18.000 euros. Luego, tras el parto, Mato, como padre biológico, se traería el crío a España. Pero la colombiana abortó, y cuando se volvió a quedar preñada (esta vez supuestamente de su verdadera pareja) ofreció la criatura a los gallegos para poder cobrar. Mato y Tasende aceptaron. Los letrados dicen que esta maquinaria cargada de irregularidades pudo explotar por “un chivatazo”.

Pero, en Carballo, buena parte de las personas que conocen a la pareja opinan que el delito está justificado: “Cometieron errores” aunque “actuaron de buena fe”, “los engañaron”, se dice en los mensajes solidarios colgados en la Red (hay, también una web y una página de Facebook nacidas de este asunto). “Dios les negó tener familia, y los organismos de este país también se lo negaron”, “¿merece una persona semejante castigo por querer dar todo su amor a un hijo?”, llega a comentar uno de sus defensores.

El propio abogado en España reconoce que el asunto alcanza un punto en que se vuelve “turbio”. Y dice que este mes se espera que llegue al juzgado “una prueba de ADN” que podría revelar que la mujer se quedó en realidad embarazada de una segunda inseminación artificial, y que por tanto “el padre es José Mato”. Mientras, la pequeña espera en un centro de acogida, y el carísimo letrado de allá (que justifica su sueldo en que tiene que pagar a “cuatro investigadores”), César Augusto Londoño, asegura que hay posibilidades, al final del proceso, de legalizar la adopción. Al mismo tiempo trata de “negociar un pacto con la fiscalía”. Su objetivo es “reducir la pena del cliente a cuatro años, lo que permitiría la extradición” y el cumplimiento en una cárcel de aquí. El resto de los personajes de la trama están todos en libertad, pero imputados como colaboradores.

De todas formas, este mes también se va a solicitar la libertad condicional o al menos una detención domiciliaria con pulsera localizadora, una fórmula prevista por la ley colombiana. El juicio aún podría tardar un año más en celebrarse, y mientras, Tasende visita raramente a su marido, que ya no lleva un sueldo a casa, porque se ha quedado sin dinero para billetes de avión. La pareja había invertido todos sus ahorros en esta aventura por atajos ilegales.

Todo lo que se recauda es para la defensa y, si se siguiese juntando, para una posible fianza. Desde finales de noviembre, todo se canaliza a través de la plataforma creada. Pero a Mato lo han apoyado con marchas, colectas y venta de recuerdos incluso desde el Consejo Parroquial, la Unión de Pensionistas, el fútbol veterano, la comisión de fiestas y el teleclub.

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