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El último refugio de Barcelona

Descubiertos en La Sagrera túneles construidos para protegerse de los bombardeos de la Guerra Civil, intactos desde 1939

José Ángel Montañés
Una bombilla del refugio antiaéreo hallado en La Sagrera, que conserva incluso el filamento sin romperse.
Una bombilla del refugio antiaéreo hallado en La Sagrera, que conserva incluso el filamento sin romperse.SABCN

Hay lugares donde parece que el tiempo se ha detenido. Eso debieron pensar las cuatro personas que pudieron acceder a finales de octubre al interior del refugio antiaéreo descubierto bajo la llamada Torre de la Sagrera, en la calle de Berenguer de Palou, 52-62, muy cerca de donde se construye la estación del AVE. Más de 75 años después de haberse utilizado por última vez, todo se encontraba tal y como lo dejaron las personas que buscaron aquí protección frente a las bombas arrojadas por la aviación de las tropas rebeldes en los cerca de 200 bombardeos lanzados sobre los barceloneses durante la Guerra Civil.

El refugio no estaba ‘fichado’ pero será visitable

La sorpresa fue mayúscula. La casa, edificio de 1875 de tipo indiano y estilo neoclásico, se usaba de vivienda del propietario o director de la antigua fábrica textil La Española que acabó formando parte del complejo de la Fabra i Coats desde 1903. Hasta hace muy poco, había estado okupada, por lo que era fácil pensar que todos sus rincones eran conocidos. Sin embargo, los obreros que analizaban el estado de sus cimientos con vistas a iniciar la rehabilitación para convertir el edificio en un casal de barrio, hallaron una pared tapiada. “Al derribarla se descubrió una escalera de 6,5 metros de largo que conducía bajo el edificio”, explica Carme Miró, del Servei de Arqueologia de Barcelona (SABCN) que intervino tras ser llamado por los operarios. No había duda: era un refugio. Por ello, el SABCN comunicó el hallazgo a la Unidad del Subsuelo de los Mossos d’Esquadra, que lo inspeccionó, tal y como manda el protocolo.

“Hubo que bajar con bombonas por la falta de oxígeno, pero los que descendieron pudieron comprobar el buen estado de los restos, así como de las estructuras: los bancos, las letrinas, separadas para hombres y mujeres, los pozos de ventilación, una fuente de agua y objetos como botellas que conservaban aun licor, una especie de brandy o coñac... Incluso la instalación eléctrica está intacta, con una bombilla que conserva los filamentos sin romper; seguro que funciona”, cree Miró.

Interior del refugio hallado en La Sagrera, inundado parcialmente de agua.
Interior del refugio hallado en La Sagrera, inundado parcialmente de agua.SABCN

En Barcelona se han localizado más de 1.350 refugios de la Guerra Civil, pero pocos como este, intacto desde el momento en que se clausuró al finalizar el conflicto. Además, no conocíamos su existencia”, remarca la especialista. Durante el conflicto, el Servicio de Defensa Pasiva Antiaérea, en primer lugar, y, luego, la Junta de Defensa Pasiva de la Generalitat subvencionaron un centenar de refugios. Un ejemplo que siguieron particulares y vecinos para garantizar su supervivencia, configurando un movimiento social sin precedentes. La mayoría de los refugios particulares no están censados y se desconoce su localización, como el que ahora se ha descubierto en La Sagrera.

Para Miró, la presencia de bancos y letrinas invita a pensar que el refugio tenía un carácter social para la barriada de la Sagrera, más que se tratara de un refugio exclusivo para los habitantes de la casa. Pese a que tras su conocimiento se ha encargado un estudio completo de la historia de la casa en el que se intentará conocer todas las vicisitudes de este refugio, ya se sabe ahora que un centenar de personas crearon en 1937 la Sociedad Obrera Colectivizadora calle Berenguer de Palou y que se solicitó, en el verano de ese año, la construcción de un refugio antiaéreo. También se conoce que ese otoño se excavó en la calle y se trajo hormigón para crear la solera para la protección, la llamada “losa de explosión”, pagado todo por el Servicio de Alcantarillado de Barcelona. “Como muchos otros, la obra fue planificada para que formara parte del alcantarillado de la ciudad después de la guerra”, apunta Miró.

La Torre de la Sagrera, por donde se accede al túnel.
La Torre de la Sagrera, por donde se accede al túnel.SABCN

Además de la falta de oxígeno, los mossos y los técnicos del SABCN se encontraron con otro problema. De los cerca de 84 metros de largo que tiene el refugio, unos 30 están inundados de agua, asunto que tendrán que solucionar antes de cualquier actuación. Tras realizar un plano del refugio y un primer diagnóstico de su estado de conservación, los mossos lo han vuelto a cerrar a la espera de poder garantizar la seguridad. Lo primero será abrir una vía de entrada de oxígeno, por lo que, por ahora, la única visita posible es a través de las fotografías tomadas.

Según Miró, por el momento solo se llevarán a cabo los trabajos de rehabilitación del edificio con miras a la instalación del casal de barrio. La actuación en el refugio tendrá que esperar. El Distrito de Sant Andreu, sin embargo, ya ha decidido que será visitable y que se incorporará como elemento patrimonial destacado. En enero, pasará a formar parte de la Carta Arqueológica de Barcelona, que reúne información de más de 3.000 puntos de interés arqueológico de la ciudad.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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