Encuentran una momia en la azotea de Medicina de la Complutense
La universidad asegura que estaba cubierta en un “antiguo secadero de cadáveres”
La facultad de Medicina de la Universidad Complutense no sale de un escándalo cuando se topa con otro. Después de que empleados del departamento de Anatomía II —precintado en mayo— denunciaran el estado de hacinamiento y descomposición de los cientos de cuerpos donados para la ciencia que albergaban sus cámaras, el pasado 29 de octubre ocurrió algo insólito. Un profesor del departamento de Anatomía —ahora sólo hay uno— encontraba una momia en la azotea del edificio. El extraño hallazgo no ha trascendido hasta ahora y todas las explicaciones son confusas.
Junto al cuerpo momificado había dos esqueletos”, dicen en el Rectorado
“Se trata de un antiguo secadero de cadáveres, unas instalaciones en desuso que se utilizaban hace 25 ó 30 años”, afirman desde el Rectorado. “Pero no es que la momia estuviera al aire libre, estaba protegida, resguardada en un lugar apropiado”, insisten las mismas fuentes, que además señalan que junto al cuerpo momificado había dos esqueletos.
Historia de una macabro escándalo
- 19 de mayo. Empleados del Departamento de Anatomía II denuncian sus condiciones de trabajo en las cámaras de cadáveres de los sótanos de la facultad de Medicina de la complutense, donde se hacinan cuerpos en mal estado, los niveles de formaldehido alcanzan "cotas insoportables" y se realiza un uso "irregular" de los restos cadavéricos los fines de semana para cursos extrauniversitarios.
- 21 de mayo. Dimite el director del departamento de Anatomía II, el profesor José Ramón Mérida, como máximo responsable del estado en el que se encontraban los cuerpos.
- 22 de mayo. La Complutense expedienta a Mérida y presenta una denuncia ante la Fiscalía.
- 16 de junio. Los trabajadores declaran ante la Inspección de Trabajo que les pagaban "dinero en mano" por preparar materiales y cuerpos para cursos no lectivos que se celebraban los fines de semana.
- 22 de junio. El rector, José Carrillo, reconoce que requisó los discos duros del departamento investigado. Argumenta que pretendía "proteger" la información de los ordenadores que estaban en el edificio de la facultad de Medicina. La universidad comienza a elaborar su propio informe con una investigación interna de los sucedido.
- Verano de 2014. La universidad decide fusionar los dos departamentos de Anatomía y activa un protocolo para la desinfección y limpieza de las cámaras del departamento de Anatomía I, así como para la eliminación de los cuerpos en mal estado. Se incineran cientos.
- Octubre de 2014. La Inspección de Trabajo sanciona a la universidad con 100.000 euros y la institución recurre la multa.
- Noviembre de 2014. Hallan una momia y dos esqueletos en la azotea de la facultad de Medicina, en "un antiguo secadero de cadáveres".
Sin embargo, la nota enviada internamente desde el departamento de Prevención de Riesgos Laborales dice lo siguiente: “En el día de ayer se produjo un incidente en la Facultad de Medicina. Estuvimos viendo una instalación que hay en la azotea, en cuyo interior había un cadáver momificado. Dado que se trata de una instalación y una actividad que no reúne las condiciones mínimas de seguridad e higiene, se ha solicitado a la Facultad que adopte las medidas necesarias para adecentar la zona y dé una solución en relación con los restos cadavéricos existentes, ya sea mediante su retirada por empresa funeraria o, en caso de tratarse de algún tipo de experimento o actuación científica, informe al respecto para adoptar las medidas preventivas pertinentes. Según nos han informado verbalmente, el cuerpo momificado va a ser retirado con la mayor brevedad por empresa funeraria”.
Hasta el día de ayer, nadie de la universidad fue capaz de dar una explicación de cómo, cuándo y por qué llegaron hasta ese lugar esos restos cadavéricos. Tampoco de a quién pueden corresponder o de cuánto tiempo podían llevar allí. “Eso se acondicionó para el departamento de Anatomía II”, aseguran desde el Rectorado. El citado departamento se extinguió después del verano; su director, José Ramón Mérida, fue expedientado, y el propio rector de la universidad, José Carrillo, denunció el caso a la Fiscalía ante las pruebas del mal estado y del uso irregular de los cadáveres en cursos extrauniversitarios. El proceso de investigación interno y sus derivadas judiciales siguen su curso sin que se conozca aún el contenido del informe elaborado por la propia universidad al respecto. Sí se filtró, en cambio, un espeluznante informe elaborado por la inspectora de trabajo Pilar Carranza, cuyas observaciones adquirieron la forma de una multa de 100.000 euros, que la universidad ha recurrido.
En este último asunto de la momia, “la intención original era obtener un esqueleto completo para dedicarlo posteriormente a su uso docente”, aseguran en el rectorado. “Probablemente habría que eliminarlos [los restos] si no han servido ni van a servir para el fin que estaba previsto”, reconocían. “Siempre han estado perfectamente custodiados”, puntualizaban.
La instalación no reúne condiciones de higiene”, advierte Prevención de Riesgos
Este periódico no pudo confirmar ayer, como aseguraban fuentes de la facultad de Medicina, que los restos humanos encontrados en la azotea habían sido ya eliminados “por la vía ordinaria”, es decir, “despiezados, envasados y enviados a la funeraria para su correcta incineración”. Tampoco se sabe si la instalación, esas “antiguas dependencias que se usaban para el secado de cadáveres”, han sido desmanteladas o permanecen en el techo del edificio universitario. Durante el verano se desinfectaron y se eliminaron centenares de cadáveres en mal estado —“algunos hasta con los pañales puestos”, según el informe de la inspectora de trabajo— que se encontraban en las cámaras de los sótanos de la facultad, y se fusionaron los dos departamentos de Anatomía históricamente rivales.
“Lo único que sé es que mis alumnos no pueden hacer disecciones”
Pese a que los comentarios —más o menos irónicos— corrían por los pasillos de la facultad de Medicina desde hace diez días, ningún responsable parece saber nada sobre el hallazgo de una momia en la azotea. “Yo sólo sé que mis alumnos siguen sin poder hacer disecciones con cadáveres”, contestaba el catedrático del departamento de Anatomía, José Ramón Sañudo. “Yo no le puedo decir nada, ni confirmar nada de eso que me dice”, añadía.
El terror se ha apoderado de los docentes de esta facultad, que ven cómo los escándalos sobre la custodia, cuidado y uso de los cadáveres que un día algunos donaron para la investigación científica, socavan el prestigio labrado por sus doctores durante decenios.
Tras la limpieza de las cámaras de los sótanos en verano, estaba previsto que el departamento de Anatomía volviese a su actividad normal, incluidas las prácticas de los estudiantes. Pero según aseguraba Sañudo el pasado viernes, los alumnos siguen sin poder trabajar con los cuerpos, con la consecuente falta de preparación que esto supone para el futuro ejercicio de la Medicina.
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