Gràcia dio 315 licencias para pisos turísticos antes de la moratoria
En un año y medio se han abierto 1.250 camas en albergues en este distrito
La limitación de hoteles en Ciutat Vella —completamente saturada— ha desplazado en los últimos años la presión turística hacia otros distritos de la ciudad. Los vecinos del Eixample y de Gràcia lo saben muy bien: en sus calles han proliferado los hoteles, los apartamentos turísticos y los albergues. Tanta presión ha disparado la preocupación de los barceloneses por el turismo, que ya ha pasado a ocupar el quinto puesto del ranquin de los problemas de los ciudadanos, según el último barómetro.
Solo en Gràcia se han abierto, en un año y medio, tres albergues, con capacidad para 1.250 personas. El número de apartamentos turísticos también se ha disparado: en 2014, poco antes de que el Ayuntamiento de Barcelona suspendiera las licencias para este tipo de apartamentos en toda la ciudad, en Gràcia se dieron hasta 315 permisos. En 2012 había 502 apartamentos y actualmente hay 1.085.
La presión se hace notar y cada vez hay más voces que exigen que no se den más licencias. Uno de los partidos que más está reivindicando que se frene la euforia turística es ICV-EUiA. “No se puede permitir que se sigan abriendo hoteles y albergues en la Vila de Gràcia y el Camp de'n Grassot”, critica la concejala ecosocialista Isabel Ribas.
Establecimientos de gran capacidad
Además de la presión de los apartamentos turísticos, en Gràcia se han multiplicado los albergues para turistas. En un año y medio han abierto tres, dos de los cuales son de gran capacidad.
El más grande de los tres, que tiene un año y medio,es el Generator. Está ubicado en la calle Còrsega, en el límite con el Eixample, y tiene capacidad para 800 personas. Una parte de las camas son de hotel y otra albergue.
El segundo más grande es el Barcelona Esports Hostel, entre las calles de Venus y Perill. Se abrió hace solo un mes y tiene capacidad para 401 personas. Está gestionado por la empresa Ubae.
El tercero no tiene nada que ver con los dos anteriores. El JAM Hostel Barcelona se encuentra en el corazón de Gràcia, en la calle Montmany, y tiene capacidad para 47 personas. Abrió sus puertas hace un mes y medio.
En este distrito existe desde 2005 un Plan de Usos que impide dar nuevas licencias de bares y restaurantes —para evitar que se convierta en un barrio de ocio— pero deja la puerta abierta a hoteles, albergues y apartamentos turísticos porque en aquel año todavía no existía la presión. El Ayuntamiento hizo pública el pasado mayo su intención de plantear un nuevo Plan de Usos para adecuarlo a los retos actuales. La propuesta inicial —que no contaba con la participación vecinal— preveía la liberalización de ciertas zonas al norte de Gracia, lo que provocó que las entidades vecinales se movilizasen en contra la “elitización” del distrito, según palabras de Toni Ramon, presidente de la Asociación Vecinal Vila de Gràcia.
Para frenar esta liberalización, los vecinos crearon la plataforma Gràcia cap a on vas? que aúna entidades vecinales y comerciantes y asociaciones de diversa índole. El colectivo se hizo escuchar y logró parar la propuesta del Gobierno municipal e iniciar negociaciones con el Ayuntamiento para perseguir “el máximo consenso posible” en el diseño de la nueva medida, según explica Ramon.
De momento, el Consorcio ha accedido a la petición más importante que plantea la plataforma de agrupaciones del barrio: que la aprobación de cualquier Plan de Usos para el distrito esté condicionada por un proceso participativo entre el Ayuntamiento y los vecinos.
Además, Ramon avanzó que en septiembre se creará una “comisión de seguimiento” para evaluar las fases que atraviese el plan hasta conseguir el beneplácito definitivo. El grupo estará formado por “miembros de confianza” tanto de los vecinos como de la Administración. A pesar de que el Ayuntamiento se ha comprometido a exponer de manera pública la propuesta inicial del plan de usos durante dos meses (el doble de lo que conviene la ley actual), los vecinos esperan cerrar el acuerdo antes de que este se apruebe.
Los vecinos, como ICV-EUiA, reclaman que mientras duren las negociaciones no se concedan nuevas licencias.
La presión turística aumentará previsiblemente en los próximos años puesto que el objetivo del sector hotelero es pasar de los 7,5 millones de turistas al año a los diez millones.
Consciente del debate abierto entre la ciudadanía, el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, recordó que “el turismo genera actividad económica y esto beneficia a todo el mundo”. Ribas criticó que, en realidad, “no hay redistribución de los beneficios del turismo, más allá de la ocupación, que es muy precaria”, y propuso que el dinero que se recauda con la tasa turística se invierta en la ciudad. PSC y ERC también defienden esta idea.
Actualmente los ingresos de la tasa se destinan a seguir promoviendo Barcelona para atraer a más turistas.
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