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Trias rebajará las restricciones para abrir bares y locales de ocio en Gràcia

Los vecinos se organizan contra la proliferación de establecimientos turísticos Los vecinos alertan de que el nuevo Plan de Usos facilitará los negocios para turistas

Un momento de una reunión de los vecinos este jueves en Gràcia.
Un momento de una reunión de los vecinos este jueves en Gràcia.Albert Garcia

En Gràcia empieza a ser más fácil encontrar locales donde hacer la colada que tiendas de comprar géneros de punto. Los pisos turísticos y los albergues juveniles parecen haberse reproducido y están atrayendo cada vez a más turistas. Una de las consecuencias de este fenómeno es que los negocios del barrio se van transformando para adaptarse a la nueva realidad: “Gràcia se está convirtiendo en un barrio especializado en ocio nocturno, cada vez con más turistas, más caro y con menos tiendas de proximidad”, lamentó ayer Toni Ramon, presidente de la Asociación Vecinal Vila de Gràcia.

La concejal del distrito, Maite Fandos, lleva meses preparando un nuevo Plan de Usos, que es el único instrumento que tiene un ayuntamiento para limitar la apertura de determinados locales como bares, restaurantes, discotecas, albergues u hoteles. El anterior plan, que data de 2005, limitaba la apertura de bares, restaurantes y discotecas pero no pretendía restringir el turismo porque apenas lo había. Pero las cosas han cambiado. Ahora, mientras se debate como abordar la nueva situación, el distrito sigue dando licencias y habilitando nuevos espacios al turismo. Es el caso de la antigua fábrica Artés, en la calle Venus, cerca de la calle de Córcega, que antes solo podía albergar industrias o viviendas pero se modificó para autorizar también la apertura de hoteles y albergues. Ya han empezado las obras para levantar en este solar el mayor albergue de Gràcia, que tendrá capacidad para 401 jóvenes.

El equipo de Fandos ya tiene una propuesta de la modificación del Plan de Usos, que ha presentado en dos reuniones a las asociaciones de vecinos. Las entidades no ven el documento con buenos ojos, ya que prevé permitir la apertura de más bares y restaurantes en muchas calles del distrito. Además, consideran que “dos reuniones no son un proceso participativo”, de manera que ayer convocaron al resto de entidades del distrito y a todos los vecinos para mostrarles la propuesta de Fandos y discutirla: “Nuestro objetivo es crear una amplia plataforma de vecinos para discutir el camino que tiene que seguir este plan”, según Toni Ramon.

En otros barrios de Barcelona, como Poblenou, se han producido ejemplos similares que han forzado al distrito a acabar asumiendo las decisiones de los procesos participativos de los vecinos.

ICV ha presentado dos ruegos para pedir una moratoria de licencias mientras no haya un nuevo Plan de Usos.

El nuevo Plan de Usos divide el distrito en tres áreas: la protegida —que es la del corazón de Gràcia—, la parcialmente protegida —ubicada en las calles del entorno del centro— y la desprotegida, que es todo el resto.

Uno de los principales objetivos de la modificación es que los bares y restaurantes ubicados en el corazón de Gràcia —la zona que se considera más sobresaturada— se alejen del centro. Para conseguirlo, el distrito permitirá a los interesados que obtengan un 10% más de superficie en sus nuevos locales. El peligro que ven los vecinos a esta medida es que los establecimientos que queden liberados en el centro acaben convirtiéndose en heladerías y otros negocios destinados a los turistas, mientras en el entorno proliferan los bares. De esta manera, según advierte Ramon, “no se detendrá la turistificación”.

En cuanto a la apertura de nuevos albergues de juventud solo se prevé congelar las licencias en la Vila de Gràcia y el Camp d’en Grassot.

“En ningún caso el distrito busca la proliferación de bares, restaurantes y locales de ocio nocturno”, insistieron ayer fuentes municipales que también destacaron que “el distrito está abierto al diálogo”.

La convocatoria de una asamblea vecinal y las preguntas de los periodistas sobre este tema tuvieron ayer sus primeros efectos y la concejala del distrito, Maite Fandos, telefoneó al portavoz vecinal para informarle que estaba abierta a tener nuevas reuniones con los vecinos y que cuando presentara el documento daría dos meses, en lugar de uno, para presentar alegaciones.

Los cambios fueron bien recibidos pero, según Ramon, el problema es más de fondo: “El primer Plan de Usos se hizo en 1994 y si ahora estamos peor que antes es que no han funcionado bien”. Por esto los vecinos reclaman que antes de cerrar un nuevo plan se analice qué ha fallado de los dos anteriores. Solo llegar al Gobierno, CiU también rebajó las restricciones para abrir nuevos locales en Ciutat Vella.

ICV-EUiA ha presentado dos ruegos al Ayuntamiento para reclamar una moratoria de licencias mientras no se aprueba el nuevo Plan de Usos. Pide también que se suspenda la licencia concedida al Ubae para levantar el albergue de la calle Venus. La concejala Isabel Ribas (ICV) criticó “la absoluta falta de transparencia e información a la ciudadanía” y reclamó la “apertura de un proceso de participación”.

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