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Feijóo anuncia otro encargo para Navantia que la plantilla ve electoral

El Gobierno dice que empleará a 500 personas y el comité lo rebaja a la mitad La SEPI asegura que el buque militar “despeja” el futuro del astillero “Es una solución parcial que llega tarde”, lamenta el comité de empresa

Rueda de prensa para anunciar el acuerdo
Rueda de prensa para anunciar el acuerdo ANA VARELA

Por cada precampaña, un barco. Desde 2012, el anuncio de un nuevo encargo para aliviar la asfixia del naval ferrolano cae en la antesala de los comicios. Ocurrió antes de las últimas autonómicas, cuando el presidente gallego publicitó la contración de dos floteles para Pemex que aún tardaron otros 16 meses en adjudicarse y volvió a pasar ayer. A dos días del arranque de la campaña europea, Alberto Núñez Feijóo anunció en el Parlamento y por sorpresa que Navantia construiría en Galicia un “barco gris” y le dejó los detalles al presidente de la SEPI, Ramón Aguirre, con quien se reunió después. El “barco gris” de Feijóo es un Buque de Acción Marítima (BAM), un navío mediano, más parecido a un patrullero que a una fragata y muy ágil en operativos de vigilancia y contra la piratería. La Armada encargará a Navantia dos unidades por 400 millones: una se construirá en la ría de Ferrol y otra en la bahía de Cádiz. Según los cálculos del Gobierno, que controla la SEPI, supondrán 30 meses de trabajo (1,1 millones de horas) para 500 personas con una inversión de 200 millones por buque que redundarán en la castigada industria auxiliar.

Los BAM, que se colocarían en la grada a la vuelta del verano, pintan un “horizonte despejado” para el grupo naval que no lograba un contrato con la Marina desde 2006 y que recurrirá a un “crédito extraordinario” para renovar su flota, precisó Aguirre. Para el Comité de Navantia, el BAM es “bienvenido”, como lo fue un flotel que aún no se ha empezado a fabricar, pero igualmente “insuficiente”. No llena las gradas ni genera empleo para los 2.300 operarios directos en subactividad desde diciembre de 2013 y los 3.600 de subcontratas que han sido despedidos desde 2011, resumen los sindicatos, que ni aparcan las movilizaciones ni cejan en la reclamación del dique flotante para grandes reparaciones navales. Tampoco les salen las cuentas con el número de empleos que rebajan de 500 a 260 por buque, al que se refieren como un contrato “con trampa”.

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“Es un producto artificial que llega tarde y que, por mucho que sea bienvenido, es una solución parcial en el momento electoral más adecuado para el partido que gobierna”, declaró Ignacio Naveiras, presidente del comité. La plantilla está llamada hoy a una movilización que inicialmente mantienen pese a este encargo que suman al flotel, al diseño de un megabuque para Turquía y a la reforma del Monforte de Lemos, de la naviera de Fernández Tapias, que no acaba de arrancar. Entre los trabajadores tampoco ha caído bien que se anuncie en Santiago, esquivando una ciudad que Feijóo ha pisado poco o casi nada desde octubre de 2012. La última vez fue el 7 de febrero y acompañó a los directivos de Pemex en una visita fugaz que se urdió casi de tapadillo. “Feijóo no viene a Ferrol porque sabe que no es bien recibido”, dijo Naveiras. “Si algo sabemos por aquí es que todo lo que tenemos que arrancar a golpe de movilización y pelea. En siete meses logramos dos contratos con el apoyo de la ciudadanía”. El PP aplaude el contrato como un “éxito” que los socialistas tildan de “absoluta desfachatez” porque se vale de Navantia, una empresa estatal, como “arma de campaña”. Besteiro animó a Feijóo a ir a Ferrol “sin miedo” para explicar este contrato y “las promesas de 2012”. Para IU el encargo persigue “neutralizar” las movilizaciones.

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