Una ocupación familiar que se apoyó en el movimiento 15-M
La corrala La Utopía nació hace dos años y albergó a más de cien personas
La Utopía nació como una okupación. Una okupación colectiva y, además, muy meditada. Pero a diferencia de otras acciones similares protagonizadas por colectivos que conciben la toma de casas vacías como un gesto de protesta, esta corrala se creó, sobre todo, para dar techo a familias con niños, ancianos y madres solteras que se habían quedado en la calle o tenían una orden de desahucios de la vivienda que habitaban.
No fue un movimiento espontáneo: se ideó durante meses en el seno del movimiento 15-M, que se había fijado en aquel edificio de la avenida de Juventudes Musicales, en la zona norte de Sevilla, que llevaba casi dos años terminado y vacío. La burbuja inmobiliaria le estalló con los andamios puestos y pasó por varias sociedades inmobiliarias hasta que quebró la última, el grupo Maexpa, e Ibercaja se quedó con el inmueble. A principios de 2012, la comisión de vivienda del 15-M propuso ocupar este edificio a varias familias que se habían acercado al colectivo buscando ayuda. El 16 de mayo de ese año llegaron las primeras.
Al principio eran 11 familias. Al cabo de unos días entraron otras 10. Luego dos más... hasta ocupar las 36 viviendas del inmueble. Había de todo, incluidos activistas de grupos de izquierda que reivindicaban el derecho a una vivienda. Pero siempre fueron mayoría las familias que, conscientes de estar viviendo ilegalmente en una casa que no era suya, aseguraban que su alternativa a la corrala era la calle. “Nadie vive sin luz ni agua por gusto”, repetían los vecinos. Algunos inquilinos se mantienen desde el principio y otros han ido entrando y saliendo. En sus meses de ocupación total fue una especie de matriarcado habitado por más de 60 mujeres, alrededor de 30 niños y apenas diez hombres. Como si se tratara de un diminuto pueblo, ha vivido en estos casi dos años la muerte de su vecina de más edad, alguna separación conyugal y más de un nacimiento.
Los movimientos ciudadanos que les apoyaban desde el principio decidieron hacer pública su causa como un símbolo de la lucha contra los desahucios y el ejemplo cundió con otras ocupaciones colectivas en decenas de municipios de Andalucía. Pero ninguna ha tenido el simbolismo ni la repercusión de la de la avenida Juventudes Musicales. Y tampoco el apoyo político, encabezado por la Consejería de Fomento y Vivienda, dirigida por IU, y de la Oficina del Defensor del Pueblo andaluz, dos instituciones que han hecho bandera de la lucha contra los desahucios y cuyo respaldo sin reservas dio a La Utopía una especie de aval institucional.
La Junta y el Defensor han llevado durante meses las riendas de las negociaciones mantenidas con Ibercaja y el Ayuntamiento para buscar una solución. En los últimos meses y, sobre todo a raíz de la orden judicial de desalojo dictada en febrero, algunas familias abandonaron el inmueble. El último censo cifra en 22 el número de viviendas ocupadas, aunque cuando fue desalojado por la policía el pasado domingo ya se habían ido algunas más. Según fuentes del Defensor del Pueblo, los informes de los servicios sociales municipales y autonómicos consideran que todas las que quedaban menos dos están en riesgo de exclusión, la condición que, según la consejería de Fomento, respalda legalmente el realojo temporal de estas familias.
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