Feijóo anuncia una “contundente” respuesta si Rajoy le quita impuestos

“¿Y a mí qué me importa el informe de la comisión de expertos?”. Así desdeña el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, la propuesta de reforma fiscal realizada por el grupo de sabios al que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha encargado repensar los impuestos. Feijóo insistió ayer en el Parlamento en que el informe de los expertos aún no es la propuesta oficial del Gobierno, pero avanzó que cualquier iniciativa que “disminuya la capacidad de financiación de la comunidad tendrá una respuesta contundente: no”.

 El distanciamiento de Feijóo de la reforma que estudia el Gobierno, que eliminaría impuestos autonómicos, en particular el canon eólico gallego, se hizo explícito ayer ante las preguntas del portavoz del BNG, Francisco Jorquera, sobre cómo piensa defender los intereses de Galicia frente a esa “comisión de listillos”. El presidente le respondió asegurando que la intención de la Xunta es, dentro de la “lealtad con la unidad de España”, ser “firmes con el Estado para defender los intereses legítimos y estatutarios de Galicia”. Una frase que serviría tanto para mostrar el rechazo de Feijóo a la reforma fiscal como para amparar su otro gran enfrentamiento reciente con el Gobierno central, este a cuenta de la reforma local, y ambos con Montoro como contrincante. Porque si ayer Feijóo le lanzó a Hacienda el mensaje de que no aceptará un cambio de impuestos que perjudique a Galicia, hace una semana su Ejecutivo aprobó una ley urgente que deja sin efecto el recorte de competencias municipales impulsado por Montoro.

En ambos casos, como volvió a destacar Feijóo, el problema de fondo es el nuevo sistema de financiación autonómica y local que el Gobierno tiene que proponer a las comunidades. A él quiere supeditar la Xunta su decisión sobre qué competencias debe asumir ella misma o los ayuntamientos, y a él se remite Feijóo para insistir en que Galicia no está dispuesta a perder ingresos, ni por ese nuevo sistema de financiación ni por la reforma fiscal.

El debate parlamentario de ayer también sirvió para que Feijóo, que cumplirá en un par de semanas un lustro al frente de la Xunta, volviese a quejarse de la herencia recibida del bipartito PSdeG-BNG que gobernó de 2005 a 2009. Lo hizo cuando el portavoz socialista, José Luis Méndez Romeu, le criticó que, mientras en Galicia hay 277.000 parados, la Xunta apuesta por “una economía de casino a costa de servicios públicos”, que ejemplificó en la privatización de la sanidad.

Feijóo reconoció que las cifras económicas no son buenas pero aseguró que “hoy estamos mejor que hace un año y peor que en un año”, y enumeró datos que evolucionan positivamente como las exportaciones —que Romeu atribuyó a Inditex y Citroën— o la deuda pública. Fue en ese punto cuando Feijóo criticó que el bipartito dejó “un pufo de 3.500 millones que estamos abonando”, en referencia a la errónea previsión de ingresos y gastos de aquel Gobierno, a la que sigue atribuyendo, cinco años después, parte de los males que aquejan a Galicia. En ese debate económico Feijóo evidenció una tercera discrepancia con el Gobierno de Rajoy, quien en el último Debate sobre el Estado de la Nación dio por hecho que España ya había salido de la crisis. Ayer Feijóo proclamó la “estabilidad” de la economía pero admitió que en Galicia “seguimos en crisis” porque la mejoría “no llega de momento a las familias”.

Por la situación de las familias fue por lo que le preguntó, Yolanda Díaz, portavoz de AGE, quien aseguró que la pobreza alcanza al 20% de los niños gallegos, lo que calificó de “emergencia social”. Feijóo le respondió enumerando diversas partidas de gasto social de su Gobierno, de entre las que destacó — “no es un tema menor”, dijo— el incremento en un 75% de la Renda de Integración Social (Risga). La oposición le reprochó que se enorgullezca del aumento de unos fondos que evidencian el empobrecimiento de la sociedad.