Urkullu traza una Euskadi 2020 como nación en paz dentro del marco europeo
El 'lehendakari' insiste en el acuerdo institucional, la necesidad del autogobierno fiscal y rechaza la entrada del Gobierno vasco en Kutxabank
El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha trazado durante una conferencia en la Universidad de Deusto el camino que se imagina para Euskadi en 2020. Lo asienta especialmente en un desarrollo sostenible que fomente la identidad como nación en el marco europeo, dentro de una realidad globalizada, a la que se llegue por medio de un acuerdo entre diferentes en un clima de paz, y con una esperanza en la recuperación económica que reduzca para entonces la tasa del paro al 8%.
Urkullu ha dinamizado el contenido de su programa de gobierno con una traslación de intenciones hacia el futuro del País Vasco, sobre los ejes estratégicos de la apuesta política y de la reactivación económica. El lehendakari lo ha estructurado con un discurso muy didáctico en la formulación de sus planteamientos y en el que se han sucedido escenarios ya conocidos por escuchados y una lógica ambición de futuro.
Bajo ese tono de seguridad en sus planteamientos, Urkullu ha elegido el siempre recurrente ejemplo de la trayectoria de José Antonio Aguirre para enmarcar su disertación sobre la idea motriz de que el pueblo vasco tiene que "arrear" ante los retos que le aguardan. A partir de ahí ha ido desgranando sus teorías sobre la necesaria "transformación" de Euskadi en el horizonte 2020.
Los pilares de esta mutación progresiva deberían superar, según el presidente del Gobierno vaco, la visión cortoplacista que se detecta entre la clase política para disponer de una proyección "constructiva y a largo plazo". Ahí ha vuelto a situar su conocido deseo del consenso en la acción parlamentaria y los hitos conseguidos con el PSE-EE y el PP en materia de reactivación económica y de política fiscal. A su vez vez ha subrayado la conquista de los acuerdos presupuestarios en todas las instituciones públicas.
Disputa entre Urkullu y los socialistas sobre el alcance de la deuda del Gobierno
Pero su recuerdo a la deuda que su gobierno se ha encontrado en el inicio del mandato ya le ha supuesto la primera controversia. Urkullu ha asegurado que la deuda acumulada por el Gobierno de Patxi López obligará a un pago de 800 millones en este ejercicio y de 1.000 millones en el próximo. Los socialistas han reaccionado de inmediato para asegurar que "la obsesión del lehendakari con el endeudamiento del Gobierno anterior causa perplejidad". El PSE-EE dice que los 970 millones de deuda emitidos en 2012 por el Ejecutivo de Patxi López fueron superados con holgura por los 1.138 millones de deuda emitidos" por Urkullu el año pasado y por los 1.315 millones que tiene autorizados para el ejercicio de 2014". Por ello se preguntan: "¿Es que la deuda que emite el PNV es buena y la otra es mala?"
Más allá de esta prolongada discrepancia entre dos partidos que garantizan a Urkullu la mayoría parlamentaria, el lehendakari ha sostenido que su gobierno siempre se guiará por la ética, la solidaridad y la responsabilidad.
Pero los contenidos más rotundos se han escuchado después. Ha sido entonces cuando ha apuntado la posibilidad de "conjugar el binomio de recuperación económica y convivencia en paz por primera vez en décadas" y por eso ha apelado a apuntalar "entre todos" un proyecto sólido y de futuro.
De entrada, la vía de la identidad propia ha aflorado con contundencia. Urkullu imagina Euskadi en 2020 como "una nación con identidad en el marco europeo", que se construya en un clima de "armonía" con el resto "sabiendo que formamos parte de un mundo global". Y en el camino, apuntalar el autogobierno fiscal para no perder esta "joya", como ha reconocido. Todo ello, claro, en paz.
El lehendakari se ha mostrado confiado en que es posible la recuperación económica porque ya se consiguió en momentos más complicados. Por eso ha recordado la confianza en la vocación industrial de Euskadi y en su capacidad de innovación, un sector crucial de futuro donde dispone de cotas comparables con la media europea y muy superiores al resto de España.
Tras recordar algunas de sus intenciones expresadas con notable repercusión en el Foro Global España 2014 en favor de la apuesta por el empleo juvenil y alertando de la desigual social, Urkullu ha vuelto a rechazar la reforma laboral y ha pedido diálogo social en Euskadi, aunque en realidad no se han dado pasos en esta dirección.
En el coloquio ha sido preguntado por el futuro de Kutxabank. Y ha rechazado la vía de la presencia accionarial del Gobierno vasco en el futuro de este banco para cumplir con la exigencia europea. Urkullu está convencido de que Mario Fernández mantendrá el arraigo y la capacidad de recursos de la obra social de esta institución financiera.
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