El juez Bermúdez deja las declaraciones para una nueva sesión

El titular del juzgado mercantil número 1 de Bilbao, Marcos Bermúdez,  tiene ya un poco más claro si la quiebra del club de Golf de Artxanda fue agravada por la gestión de uno de sus promotores que asumía tareas de reprentación de la sociedad y por las condiciones de algunas de las operaciones de la antigua Ipar Kutxa (actualmente Laboral Kutxa) que financió parte del proyecto. El campo de golf de Artxanda de 18 hoyos, que en la actualidad trata de reflotar un grupo independiente de aficionados, quebró en 2012 con un pasivo de 13,2 millones de euros que podrían superar incluso los 20 de incorporarse varios créditos y traspasos.

En la vista previa que se ha celebrado esta mañana, el juez ha centrado sus pesquisas en aclarar el papel de Ipar Kutxa y del inversor José María Peláez, a los que la administración concursal acusa de empeorar su insolvencia. A la entidad financiera, entre otras razones por haber concedido un crédito a cambio de un alquiler del campo durante cien años a un euro al año, para que la sociedad deportiva se hiciera cargo de todos los gastos. De detectarse fraude en alguna de las operaciones de ambos, para descapitalizar la empresa, los afectados podrían dar comienzo a la vía penal, para reclamar todas las inversiones que hicieron a través de las participaciones que compraron y que en la actualidad no valen nada.

El ministerio público ha respaldado el informe elaborado por la administración concursal tras su quiebra en marzo de 2012. En el dictamen técnico se asegura que la entidad financiera y el inversor José María Pelaez "agravaron su insolvencia" y actuaron con "dolo", es decir con la intención de descapitalizar la firma y no satisfacer los pagos a los acreedores que llamaban a la puerta". El juez volverá a citar a las partes para las declaraciones de los testigos aprobados durante la vista previa.

Peláez se convirtió

La historia de Club de Golf de Artxanda arrancó el año 2000, y su promotor fue la empresa Euskalgolf Inversiones, que puso a la venta 1.612 participaciones. Para entrar a formar parte del club deportivo que se puso en marcha de forma paralela, el Club de Golf de Artxanda era necesario adquirir uno de esos títulos. Peláez entró como el representante de un grupo de inversores con un elevado porcentaje total de la sociedad, y según dice el informe concursal se consolidó rápidamente como el hombre fuerte ostentando la condición de administrador de derecho en algunas promotoras, de apoderado en otras y de administrador de hecho en las restantes.

En 2008 la constructora y la entidad deportiva firmaron un acuerdo de venta de acciones para afrontar los pagos de 1,2 millones de euros que ya se debían. De esos incumplimientos la administración concursal culpa a Peláez y a la antigua Ipar Kutxa, que según describe llegó a contar con un importante rol en el negocio tras el crédito de cinco millones que concedió a la entidad deportiva. Según cita el administrador su posición le ha permitido tutelar todos y cada uno de los hechos que han venido sucediéndose. "Es administrador de hecho y cómplice desde 2008", señala el administrador.