El nuevo consejero de Sanidad promete reparar las relaciones con los sanitarios

El nuevo consejero de Sanidad, Francisco Javier Rodríguez, ha reconocido que entre sus prioridades está “recomponer las relaciones maltrechas” con los profesionales del sector. “Me dejaré la piel, sin ellos el sistema no puede funcionar… Tenemos que ser cómplices”, ha expresado el sustituto de Javier Fernández-Lasquetty. Arropado por la cuna y nata del PP regional, nadie ha pestañeado ni arrugado el rostro, conscientes del desgaste que les ha supuesto el plan de privatización hospitalaria, con todos los estamentos (ciudadanos, oposición, médicos...) en contra. Solo hubo una ausencia notable, la de Esperanza Aguirre, presidenta del PP que permaneció durante la mañana en la sede del partido en Génova. Sí estuvo, en cambio, el exvicealcalde de Madrid y exconsejero de Presidencia, Manuel Cobo. Cobo y Aguirre pugnaron en 2004 por la presidencia del partido en Madrid. Rodríguez fue uno de los pocos que apoyó a Cobo abiertamente frente a la candidatura de Aguirre.

Además de la cúpula del PP también han estado presentes los responsables de la sanidad madrileña... Incluido Antonio Burgueño, el ideólogo del plan que ha incendiado los hospitales de Madrid y llenado las calles de mareas blancas. Rodríguez ha jurado su cargo a las 10.12 en la sala Canalejas. Media hora antes Ignacio González y Lasquetty entraban juntos a la sede del Gobierno regional en la Puerta del Sol por la puerta principal. Allí, con el kilómetro cero y algunos viandantes como testigos, el presidente de la Comunidad y el ya exconsejero se han abrazado antes de acudir al acto. Lasquetty fue el único consejero que se quedó como estaba, sin aumir más funciones ni perderlas, cuando González compuso su equipo de Gobierno en septiembre de 2012 tras la dimisión de Esperanza Aguirre.

Rodríguez no ha dejado escapar la ocasión para vitorear a su antecesor. “Lasquetty es el mejor consejero de Sanidad que ha tenido Madrid, y mira que los ha habido buenos… Pero él ha sido excepcional”, ha manifestado. Manuel Lamela y Juan José Güemes, los dos últimos predecesores de Lasquetty, están imputados por cohecho y prevaricación.

Mientras el PP aprovechaba el acto para cerrar filas y tratar de transmitir una imagen de unidad y estabilidad, Lasquetty ha abandonado la sala discretamente sin perder la sonrisa escoltado por la viceconsejera de Sanidad, Patricia Flores. Alguna directora general no ha podido contenerse y ha roto a llorar cuando ha visto partir al exconsejero, y el hombre que se ha llevado prácticamente todo el desgaste político. Por más que el ideólogo de la privatización sanitaria fuera González. Lasquetty fue el ejecutor.

Entre los asistentes, las distintas voces consultadas coincidían en su “alivio” en que se cerrara el frente sanitario. “Nos ha desgastado muchísimo, y la incertidumbre que rodeaba al proceso empeoraba las cosas… Pero queda tiempo por delante”, asentían. Y lamentaban cómo se había ideologizado el plan -Lasquetty fue clave en la puesta en marcha de la fundación Faes, el think tank neoliberal vinculado al PP- y no se hubieran dado cifras claras del supuesto ahorro que conseguirían con la externalización de la gestión de media decena de hospitales de la red.