Los chiringuitos del Paseo Marítimo ganan metros de terraza en las azoteas
La Concejalía de Urbanismo de Valencia permitirá ocupar la segunda planta de los establecimientos
La comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Valencia aprobará el lunes someter a información pública la modificación del plan especial de ordenación del Paseo Marítimo para que los restaurantes puedan aumentar su superficie de ocupación y acoger terrazas en la segunda planta.
La finalidad es adaptar las estructuras arquitectónicas de los restaurantes del Paseo Marítimo para aprovecharlas mejor, debido a la falta de aforo en los establecimientos, que en la mayoría solo pueden utilizar las segundas plantas de almacén.
El cambio supone aumentar la altura de los 14 restaurantes del paseo al pasar de una a dos plantas, y la superficie de ocupación de 12 de ellos, que pasan de 160 metros cuadrados cada uno a 336 o 345 metros cuadrados.
La solicitud de más superficie llega de los empresarios y el equipo de gobierno municipal ha considerado que puedan utilizar la segunda planta para acoger terrazas, "estableciendo condiciones de volumen y forma más ligeras para unificarlas y normalizarlas, según las normas urbanísticas", ha indicado el concejal de Urbanismo, Alfonso Novo.
De los catorce restaurantes-chiringuitos del Paseo Marítimo, solo dos pueden utilizar la segunda planta como terraza.
Con esta modificación, ha explicado Novo, se ajustan las construcciones a la concepción de "servicio durante todo el año", aprovechando el diseño y las estructuras de los años 90, pero adaptándolas a las necesidades de todo el año.
El cambio no afecta a la calificación urbanística vigente, y fija condiciones para garantizar un volumen determinado para cada edificio y la imagen homogénea del conjunto.
Novo ha destacado que se pretende dar "un respaldo" al comercio y al turismo en la ciudad, y responder al compromiso de apoyo a los chiringuitos del Paseo Marítimo.
La ampliación de las terrazas de los chiringuitos provocó hace unos años un conflicto entre los hosteleros y el Gobierno español, que exigía que se respetase la ley de Costas, que limitaba el espacio descubierto que ocupan mesas y sillas. El conflicto se extinguió definitivamente con la modificación de la ley.
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