El referéndum da oxígeno a Artur Mas
El pacto sobre la consulta garantiza los Presupuestos y la paz interna en CiU a medio plazo. Convergència Democràtica busca ahora reflotar la imagen del presidente
La ovación con la que Artur Mas fue recibido la noche del jueves en la cena de Navidad de su partido en un céntrico hotel barcelonés fue mucho más que el aval de los suyos al acuerdo sobre la consulta de autodeterminación alcanzado horas antes por los partidos soberanistas. Convergència i Unió respira tranquila por más que el enunciado de las dos preguntas genere todo tipo de dudas legales y políticas. Y lo hace porque el pacto supone un balón de oxígeno a medio plazo para el Gobierno catalán, desencalla los Presupuestos de 2014, realza la figura de su presidente, tranquiliza a los socios de Esquerra Republicana y, de paso, continúa provocando serios problemas en el Partit dels Socialistes. Y, por si fuera poco, garantiza cierta paz interna durante unos meses entre los socios de la federación. La gran duda ahora es, además de la viabilidad de la consulta, si todo ello reflotará la figura de Artur Mas, muy decaída en las encuestas en beneficio de su socio de ERC, Oriol Junqueras.
“Hemos cuadrado el círculo”. Esta es una de las expresiones que, con todo tipo de variantes, más se escuchan estos días entre la dirección nacionalista. El acuerdo sobre la pregunta y la fecha de la consulta tendrá su primera consecuencia práctica esta semana en el Parlament. Esquerra votará a favor de unos Presupuestos que consolidan los recortes y que no añaden nuevos tijeretazos. La votación se podría retrasar un mes si el PP decide mañana impugnar las cuentas ante el Consejo de Garantías Estatutarias por asignar una partida de cinco millones para organizar la consulta. Sea ahora o en enero, las cuentas se aprobarán y el Gobierno de CiU podrá funcionar con normalidad en 2014 con la certeza de que la batalla política con el Ejecutivo de Rajoy no impedirá que Cataluña, como el resto de comunidades que lo necesiten, se siga beneficiando de mecanismos de liquidez como el FLA. “El Gobierno no dejará caer Cataluña en la insolvencia; esto sería tanto como admitir que ya no formamos parte de España”, repite el entorno de Mas.
“El Gobierno no dejará caer Cataluña en la insolvencia; esto sería tanto como admitir que ya no formamos parte de España”, repite el entorno de Mas.
La fecha del 9 de noviembre para la consulta también da aire añadido a CiU. Mas tiene casi un año para intentar capitalizar el descontento que generará entre las bases nacionalistas el rechazo frontal del Gobierno y del PSOE a la consulta. Además, la formulación de la pregunta garantiza que los dos socios de la federación se mantengan unidos en 2014, puesto que pueden defender juntos la primera parte de la consulta —¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado?— mientras intentan acordar su posición ante la segunda parte (“¿desea que este Estado sea independiente?”).
Los nacionalistas también miran con atención lo que ocurre en el PSC. El protagonismo de Iniciativa en la negociación hace que parte de las bases de los socialistas se puedan ver reflejados en la primera pregunta y vean en ella una posible salida federal, si bien este concepto no aparece en ninguna parte. En cualquier caso, el acuerdo por la consulta dificulta, una vez más, que la dirección del PSC y los sectores más catalanistas del partido firmen la paz.
El reto de CiU ahora es reflotar la imagen del líder. El presidente suspendió por primera vez en el último barómetro de la Generalitat de noviembre. Mas obtuvo un 4,75 frente al 5,6 de Junqueras. Convergència lanzará en enero una campaña para contrarrestar la tendencia. Se trata, según fuentes del partido, de convencer al electorado nacionalista de que si el proceso puede triunfar es con Mas al frente y no bajo el mando de ERC. Ambos partidos están tanteando estos días la posibilidad de formar un Gobierno de coalición y acudir juntos a las europeas. Ambos emiten señales contradictorias y Esquerra da largas. CiU ve como una victoria cada día que pasa en el Gobierno y confía en que el acuerdo del jueves le permita gobernar al menos hasta 2015.
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