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crítica | teatro
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nadie es para siempre

En ‘Cena con amigos’, Donald Margulies y Daniel Veronese hablan de la manipulación entre amigos y parejas

Javier Vallejo
Algunos de los actores en 'Cena con amigos'.
Algunos de los actores en 'Cena con amigos'. Sergio Parra

¿Hacemos por nuestros seres queridos lo que creemos mejor para ellos o con ese pretexto estamos haciendo en el fondo lo que nos conviene? Tal es el tema entreverado de Cena con amigos, comedia dramática que gira en torno a la lucha que Bea y Tomás entablan por hacer valer sus versiones respectivas de su ruptura sentimental sobrevenida y por adjudicarse el papel de víctima ante Karen y Dani (pareja con la que están excelentemente avenidos), cuya amistad compartida se disputan ahora.

Donald Margulies, su autor, y Daniel Veronese, que como adaptador y director se ha tomado licencias pertinentes, contrastan con intención aguda lo que va de ayer a hoy en las relaciones sentimentales cruzadas de este cuarteto y la perspectiva que cada uno de sus miembros tiene del resto, para desvelar progresivamente que los hechos no son lo que parecían primero, que el cambio es ley de vida (y el pánico a la pérdida, mal consejero) y que obsesionarse con preocupaciones ajenas es con frecuencia una táctica para substraerse de asuntos propios difíciles de abordar.

CENA CON AMIGOS

Autor: Donald Margulies. Traducción: Susana Groisman. Intérpretes: May Pacual, Gloria López, José Olmo, Orencio Ortega. Luz: José Manuel Guerra. Vestuario: Carmen de Giles. Versión y dirección: Daniel Veronese. El Sol de York. Hasta el 1 de diciembre.

Veronese torna la obra de Margulies más concisa, incisiva y enigmática e insufla otro aliento a la acción: ese bofetón tan de veras que Karen le da a Tomás, detonador inesperado de una primera descarga de emoción auténtica entre el público, se adivina que es cosa del director; del genio de May Pascual, su intérprete femenina, y de la capacidad de José Olmo para encajarlo sin pestañear. La Bea de Gloria López tiene encanto y una zona de sombra amplia y sugestiva, y Orencio Ortega transmite a Dani una bonhomía oportuna y favorecedora. La versión castellana necesita todavía un repaso: no pocas réplicas suenan a traducción literal.

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Sobre la firma

Javier Vallejo
Crítico teatral de EL PAÍS. Escribió sobre artes escénicas en Tentaciones y EP3. Antes fue redactor de 'El Independiente' y 'El Público', donde ejerció la crítica teatral. Es licenciado en Psicología, en Interpretación por la RESAD y premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha comisariado para La Casa Encendida el ciclo ‘Mujeres a Pie de Guerra’.

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