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“¿Perspectivas?, pesimistas”

Mientras cunde el desánimo entre los empleados de Fagor, en la comarca del Alto Deba confían en “paliar el drama”

Trabajadores de Fagor tras la asamblea celebrada en Mondragón
Trabajadores de Fagor tras la asamblea celebrada en MondragónVINCENT WEST (Reuters)

El pesimismo se va adueñando del Alto Deba, una comarca situada al suroeste de Gipuzkoa, con algo más de 65.000 habitantes, directamente afectada por el incierto futuro de Fagor Electrodomésticos. “¿Perspectivas?, pesimistas”, admitió este jueves una trabajadora de este grupo cuando fue preguntada por el contenido del encuentro mantenido junto a varios de sus compañeros con directivos de la empresa y donde fueron informados de que a partir del próximo lunes van al paro. “Es muy difícil que nos puedan reabsorber en el grupo”, añadía otra empleada, con varios años como socia-cooperativista de Fagor, y convencida, no obstante, de que “tenemos el único sistema que puede hacer frente a la crisis”.

En las calles de Mondragón, municipio referencia de esta comarca y del cooperativismo, se entrecruzaban los sentimientos sobre el declive de Fagor Electrodomésticos. Hay quien sostiene que “esto se veía venir y han estado mucho tiempo sin tomar una decisión y al final han optado por lo más dramático para todos nosotros”, en una referencia crítica a los directivos. En cambio, desde la Asociación de Comerciantes de esta localidad, gobernada por Bildu con mayoría absoluta, hay confianza en “paliar el drama” que supondría la caída de Fagor y, a su vez, del efecto dominó sobre la industria auxiliar. “También aquí tuvimos una crisis muy grande en 1993 y ellos [Grupo Mondragón] supieron salir porque el cooperativismo es el sistema que precisamente se basa en ayudarse unos a otros”, añade este portavoz.

“Nos tendremos que hacer a la idea de que ahora vienen mal dadas”

El Alto Deba, líder en Euskadi en gasto de I+D, y donde se asientan cuatro de las cinco plantas de producción de Fagor en el País Vasco —la sexta está en Basauri (Bizkaia)— no sentía hasta ahora especialmente el azote del desempleo. Con una tasa de paro del 11,88%, 4,6 puntos por debajo de la media vasca y tan lejos del 26,2% de España, siempre ha tenido la protección económica de la fortaleza de la Corporación Mondragón, muy volcada en la industria y dejando para los servicios prácticamente un tercio de la población ocupada. “Ahora nos tendremos que hacer a la idea de que vienen mal dadas y habrá que reaccionar”, admitía un comerciante cerca de la calle Otalora que asume la “dependencia” del futuro de su negocio a la suerte de los empleados de Fagor. “Han tenido soluciones para ir avanzando y hay que confiar en que también las tengan para que se pueda quedar el mayor número de gente”, añade.

También algunos prejubilados, que se arremolinaron cerca de las dependencias de las dos plantas aún abiertas en Gipuzkoa se sienten directamente concernidos por la suerte de Fagor Electrodomésticos. De hecho, en virtud de su condición de socio-cooperativista uno de ellos admitió su temor porque “los ahorros de la libreta” también se puedan ver “afectados”.

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