Repsol mantendrá el 40% de sus tráficos por el centro de A Coruña

Cuatro años de “negociación nada fácil” llevó el acuerdo rubricado ayer por la Autoridad Portuaria de A Coruña y Repsol para el traslado, solo parcial, de sus tráficos marítimos a la nueva dársena exterior de Punta Langosteira, en Arteixo. La razón y principal justificación de la construcción de esta costosa infraestructura pública, decidida en 2004 en compensación por la catástrofe del Prestige, era precisamente sacar fuera de los viejos muelles del centro de A Coruña los tráficos de petróleos y mercancías peligrosas, así como retirar el poliducto de 14 tuberías y seis kilómetros y medio de longitud que atraviesa ahora, por barrios muy poblados, las entrañas de una ciudad que sufrió en primera línea varios accidentes de petroleros como el Mar Egeo en 1992 o el Urquiola en 1976. Pero seguirá funcionando cuando el 14 de abril de 2018, como muy tarde, empiece el complejo petroquímico a descargar desde el puerto exterior, lejos del centro urbano, el petróleo crudo (cuatro millones de toneladas al año, 175 buques), así como coque y azufre. Representan el 60% de las mercancías peligrosas o molestas que Repsol carga y descarga en el puerto coruñés.

 Pero no hay fecha para negociar que el resto de sus tráficos de productos como gasolina, gasoil y otros procesados en la refinería, que la compañía tiene desde hace medio siglo a las puertas de A Coruña, también se muden a Punta Langosteira. Y permitir que, como lo deseó ayer el presidente del puerto coruñés, Enrique Losada, “en un futuro no lejano queden en desuso” esos más de seis kilómetros de tuberías por el centro que llevan petróleos y otros derivados desde el viejo puerto hasta la refinería. Repsol solo liberará, tras el traslado parcial de sus tráficos en 2018, poco más de una cuarta parte de los viejos muelles, 26.397 de los 98.323 metros cuadrados que ahora ocupa su terminal en el centro de A Coruña. Es otra de las partes importantes que quedan pendientes con el acuerdo de ayer, ya que la liberación total del suelo que ahora ocupa la compañía es imprescindible para el puerto coruñés. Así obtendría el dinero para pagar, con la venta de terrenos que serán edificables, la dársena exterior.

La factura de su construcción, aún sin concluir, ya se eleva a 753 millones. A ello se añaden ahora los 23,9 que la Autoridad Portuaria pagará a Repsol, a modo de indemnización y en 15 años, por su mudanza parcial. Otra compensación para la compañía será la considerable ampliación de su concesión en el puerto, que tenía hasta 2027: en Punta Langosteira podrá quedarse otros 35 años más. “A los que se suma la posibilidad de una prórroga de 17 años por considerarse una actividad de interés estratégico y relevante”, destacó la empresa. A esta última, le tocará pagar 124,6 millones para construir sus infraestructuras en Punta Langosteira, incluido un nuevo poliducto de cuatro kilómetros que conectará su refinería y el puerto exterior.

No hubo opción a preguntas en el acto en el que la ministra de Fomento, Ana Pastor, autoridades locales y gallegas, así como el presidente de Repsol, Antonio Brufau, se congratularon del “hito” de este acuerdo, en palabras de Losada, por las dificultades que entrañaron las negociaciones, y por los beneficios sociales, económicos y medioambientales que conllevará esta mudanza parcial. Ni palabra dijeron sobre cuándo se completará la operación, imprescindible para la viabilidad económica del puerto exterior. El presidente del puerto coruñés recordó, no obstante, que Fomento tenía “la opción de obligar” a Repsol a mudarse a la nueva dársena. “Pero lo descartamos de raíz para evitar una batalla jurídica de años”. Y aprovechando la presencia de la ministra, Losada recordó que está pendiente otro imprescindible para hacer viable el puerto exterior: la conexión ferroviaria. “Confío en que en el actual marco presupuestario se agilice”, dijo. Pero en el proyecto de los Presupuestos del Estado para 2014 sigue sin haber una partida para ese enlace.