Chips a la medida de cada cliente

Diez ingenieros de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) decidieron en abril de 2010 poner en marcha una empresa que trabajase en uno de los campos que están revolucionando la electrónica, las FPGA (Matriz de Puertas Programables de Campo, en sus siglas en inglés), una especie de chips vírgenes que se pueden elaborar atendiendo a las necesidades concretas de cada empresa y que destacan por su flexibilidad y capacidad de integración de sistemas embebidos completos en un único circuito.

Muestra de la relevancia de esta tecnología es que estudios de mercado apuntan que las FPGA van a ser uno de los sectores de la industria de semiconductores con mayor volumen de ganancias en el mundo, con un resultado previsto para este año cercano a los 3.500 millones de dólares (unos 2.577 millones de euros).

Así surgió System-on-Chip engineering (SoCe) como una compañía spin-off (derivada) de la UPV, a partir del grupo de investigación en electrónica aplicada APERT que tiene su sede en la Escuela de Ingenieros de Bilbao, donde también se encuentra ahora la compañía. “En este grupo de investigación llevábamos más de una década trabajando en las tecnologías de lógica reconfigurable, que permiten, mediante unos chips en blanco, diseñar sistemas a medida para distintos sectores”, apunta Armando Astarloa, socio fundador de la firma.

SoCe diseña chips y circuitos electrónicos a la medida de sus clientes en proyectos muy diversos para la industria, el sector médico o el aeroespacial. “Realizamos y diseñamos el chip con las funcionalidades requeridas, lo que implica en muchos casos hacer placas electrónicas a medida, el software embebido o software para PC”, dice Astarloa. Esta área incluye también labores de formación y proyectos llave en mano, incluyendo las labores de producción y las pruebas precisas.

Junto a estos servicios a la carta, la compañía ha invertido en chips propios para dos sectores: el energético y el aeroespacial. En el primer caso, SoCe ha desarrollado unos chips para sistemas Smart-Grid y subestaciones eléctricas que permiten que incluso si una de ellas falla no se produzca un apagón general. En el segundo, ha diseñado unos chips que permiten montar estaciones de telefonía con base aérea para trabajar en situaciones de emergencia e incluso localizar los móviles de montañeros que se hayan perdido o personas que se encuentren en zonas sin cobertura y necesiten ser localizadas.

Otro de sus productos ofrece una alternativa innovadora para la integración de vídeo en tiempo real en videoporteros o en sistemas de domótica.

Además de sus 10 socios fundadores, en la firma trabajan otros ocho ingenieros, plantilla que esperan doblar para 2016. Para ese ejercicio confía en haber triplicado la cifra de ventas de 2011, hasta llegar aproximadamente a los dos millones de euros.

SoCe, con clientes en varios países del mundo y socios internacionales, tanto en EE UU como en varios países de Europa, espera duplicar en 2014 sus actividades de internacionalización. Entre sus planes de futuro figura mantener una potente actividad de I+D, dedicando al menos el 40% del gasto total de la firma a esta cuestión o registrar al menos una patente anual de media durante el próximo lustro.