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La ciencia de la risa

El Teatro del Arte acoge esta noche el recital de monólogos de un grupo de científicos entregados a la divulgación con las herramientas del humor

Sergio C. Fanjul
El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón, durante uno de sus monólogos.
El matemático Eduardo Sáenz de Cabezón, durante uno de sus monólogos.fecyt

¿Cómo demostraría usted su amor incondicional? ¿Regalando un teorema o una conjetura? Sabemos que un diamante es para siempre, pero lo que es para siempre de verdad es un teorema. El trabajo de los matemáticos consiste precisamente en hacer teoremas, deslumbrantes y eternos, que siempre tendrán validez, más allá de las conjeturas no demostradas. Así que si quiere expresar su amor indeleble, regale un teorema. Eso sí, lo tendrá que demostrar. Que su amor no se quede en mera conjetura.

Esta romántica explicación de la diferencia entre teorema y conjetura es la que hace el matemático de la Universidad de La Rioja Eduardo Sáenz de Cabezón en uno de sus monólogos. Porque ahora los científicos hacen monólogos: Sáenz de Cabezón fue el campeón de la pasada edición del festival FameLab dedicado a este novedoso género, organizado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) y el British Council, y representó a España en la final internacional de Cheltenham (Reino Unido), donde quedó finalista.

Los científicos, ya saben, esos extraños seres atribulados, caóticos y despistados que permanecen ajenos al mundo en sus laboratorios, rodeados de probetas y ecuaciones, investigando cosas muy raras y muy serias… Pero en aquel FameLab de abril, doce de los finalistas decidieron formar un grupo, The Big Van Theory (algo así como La Teoría del Furgonetón), para recorrer teatros, pubs o cualquier otro escenario divulgando la ciencia con humor y demostrando que los investigadores no son bichos tan raros, sino gente como usted y como yo… y unos cachondos. Esta noche, a las 22.30, tienen la oportunidad de reírse y aprender ciencia con su espectáculo en el Teatro del Arte (San Cosme y San Damián, 3).

“Existe un estereotipo en torno al científico”, explica el biotecnólogo Alberto Vivó, que ha investigado la bioenergía producida por las bacterias, “es curioso porque la serie de la que parodiamos el nombre, The Big Bang Theory, presenta cuatro estereotipos clásicos de científico. Pero nosotros no queremos identificarnos con estos personajes, sino mostrar que somos personas normales”.

Sobre plantas peludas trata uno de los monólogos de Luis Matías. Investiga los pelos (o tricomas) de la artemisia en el CRAG, un centro agrogenómica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Como estos pelos producen una sustancia útil para la lucha contra la malaria, tratan de modificar genéticamente la planta para que sea más peluda, y, por tanto, produzca más sustancia. “Aprovecho para hacer chistes sobre los metrosexuales o la depilación, llevarlo a un terreno más humano”, explica. Nunca se había subido a un escenario, excepto en seminarios científicos, “pero siempre me ha gustado decir chorradas. Es difícil hacer estos monólogos, porque corres el riesgo de ser demasiado técnico o enrollarte, pero después del espectáculo el público nos cuenta su opinión y vamos afinando”.

“Yo tuve muchísimas dificultades al empezar”, cuenta el científico del CERN de Ginebra Javier Santaolalla, “porque, aunque en las visitas que recibimos en el acelerador de partículas aprendí mucho sobre cómo divulgar la ciencia, ahora nos metemos en otros ambientes como bares y teatros, y tenemos que utilizar la vis cómica”.

Temas muy concretos

Sobre capas de invisibilidad o métodos para encontrar planetas fuera del sistema solar habla en sus piezas Miguel Abril, ingeniero electrónico del Instituto de Astrofísica de Andalucía del CSIC, donde precisamente trabaja en el diseño y desarrollo de instrumentación para telescopios y misiones espaciales. Precisamente una de las características más interesantes de estos monólogos es que, más allá de la ciencia general (por ejemplo, la explicación de la ley de la gravedad o de la evolución de las especies) se centran muchas veces en las investigaciones particulares de estos científicos, temas muy específicos y poco conocidos de los que tal vez no habríamos oído hablar en otro lugar.

“Mi monólogo trata el tema en el que me he especializado en mi tesis doctoral y en el que trabajo; cómo las células del cáncer (en mi caso de mama) utilizan las armas de nuestro sistema inmune no sólo para evitar ser destruidas por este, sino, en un perverso giro de tuerca, para proliferar. El cazador cazado”, explica Manuel Tardáguila, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) y actor aficionado, “cumplo dos objetivos importantes para mí: acercar la ciencia actual a la gente y hablar del cáncer y de lo duro que es como enemigo a la hora de investigar. No es un tema popular y no intento hacer gracia a costa de una enfermedad que no he sufrido en carne propia, pero creo que es importante hablar de este asunto”.

Vivimos en tiempos eminentemente científicos y tecnológicos y casi todo lo que nos rodea, del smartphone a las últimas terapias médicas, es fruto de la investigación. Sin embargo, está visto que no se apuesta mucho por la ciencia en España y, aunque la población la aprecie, prefiere no acercarse a ella al considerarla un asunto arcano. ¿Existe cultura científica en España? “No creo que haya cultura científica, en mi opinión la mayor parte de la gente ve la ciencia como algo inaccesible y ‘bueno’ únicamente porque así lo dicen los medios” opina Tardáguila.

“La gente le tiene miedo a la ciencia, y a no ser que se dedique a esto profesionalmente lo ven como algo con lo que tuvo que vérselas en el instituto, pero que ahora les queda muy lejos. Hay incluso un cierto deje de orgullo al afirmar, por ejemplo, eso de ‘yo de matemáticas no entiendo nada de nada’, mientras que no admitirían no conocer a Cervantes o a Felipe II”, añade Abril. Aunque, todo hay que decirlo, estos científicos locos coinciden en que la divulgación es de calidad y el interés va creciendo. Estos monólogos seguramente contribuirán a ello. Y ojalá esto sea algo más que una conjetura.

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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