“El accidente del metro de Valencia mostró lo peor del PP”

El profesor de Periodismo de la Universitat de València Guillermo López (Zaragoza, 1976) recaló en la red en el pleistoceno digital, en 2000. Su primer invento, lapaginadefinitiva.com, alentó los ensayos que culminaron hace dos años y medio en el blog La paella rusa, una atalaya coral que relata con voracidad y mala leche la falla política valenciana.

Pregunta. Más de 150 millones de espectadores internacionales han visto programas donde la Comunidad Valenciana figura como metáfora de la crisis. ¿Dónde estuvieron los medios de comunicación durante el saqueo?

Respuesta. La prensa desveló excesos pero faltó reacción social. El caso de los trajes del expresidente Francisco Camps fue denunciado desde 2009 por EL PAÍS, Levante-EMV y El Mundo. Camps debió ser un cadáver político desde entonces. Sin embargo, su partido obtuvo en 2011 mayoría absoluta. Los conservadores no se desgastan por la corrupción sino por la economía.

P. Gürtel, Brugal, Cooperación, Fabra, Nóos…, ¿por qué la mitad de los casos de corrupción aterrizan en la Comunidad Valenciana?

R. Porque aquí hemos llevado al extremo excesos como el mal uso del dinero público.

P. ¿Los valencianos somos más pillastres?

R. No. Las condiciones de nuestro modelo de riqueza, basado en la economía del ladrillo y el turismo, proporcionaron los ingredientes de la corrupción. Se sumó un poder político impresentable.

P. El programa Salvados revolvió la indignación del accidente de metro de Valencia siete años después, ¿qué le sugiere?

R. El suceso mostró lo peor del PP. La falta de humanidad con las víctimas fue total. Los conservadores tenían hegemonía social, el ciudadano vivía anestesiado. Ahora todo ha cambiado. La sociedad está indignada.

P. ¿Por qué el ciudadano no reacciona ante el saqueo público?

R. Porque carecemos del puritanismo anglosajón, que da por supuesta la virtud en el gobernante y castiga con severidad a quien se desvía. Aquí nadie dimite. La corrupción no pasa factura. El político cree que puede hacer lo que quiera mientras le voten.

P. ¿La hegemonía del PP valenciano corre peligro?

R. Sí. No es un espejismo. Los conservadores basaron su poder en dos patas: la prosperidad económica y la defensa de los intereses valencianos. Ya no pueden cumplir sus promesas. El PP es un partido intervenido.

P. ¿El PP volverá a arrasar?

R. Perdería la mayoría absoluta en la Generalitat y en los principales ayuntamientos si mañana se celebrasen elecciones. El tiempo juega en su contra. Los problemas no se solucionarán a corto plazo.

P. Casi uno de cada cinco diputados del PP valenciano está imputado. ¿Por qué la corrupción no pasa factura?

R. El PP no se atreve a convocar elecciones en la Comunidad. Sabe que las perdería. Y eso perjudicaría el escenario del partido en Madrid, que quiere transmitir la imagen de recuperación y brotes verdes. No se pueden permitir un palo electoral en la Comunidad.

P. ¿El ciudadano visualiza a la oposición?

R. Ahora sí. Se ha demostrado que las críticas al modelo de crecimiento del PP no fueron locuras. La oposición complementa una oferta. El PSPV proyecta centralidad, Compromís atrae al electorado más crítico con el PP y Esquerra Unida mantiene la coherencia de la izquierda.

P. ¿Qué futuro augura a la RTVV post ERE?

R. Se ha destruido un patrimonio de todos los valencianos, no solo de los votantes del PP. Desde la llegada de la nueva directora general de RTVV, Rosa Vidal, los informativos son menos partidistas.

P. ¿Canal 9 fue alguna vez un modelo?

R. Incluso en la peor época del PP, había programas que cumplían un servicio público. Aunque solo fuese la información meteorológica. Los conservadores siempre concibieron Canal 9 como una televisión de partido, como entiende TVE el Gobierno de Mariano Rajoy.

P. ¿Es posible resucitar al muerto?

R. El PP no puede. Canal 9 está muy estigmatizado. La esperanza llegará de otros partidos.

P. ¿Cómo le explicaría a un esquimal la victoria del PP en la Comunidad?

R. Es fácil. Ofrecieron coherencia ideológica a un electorado insatisfecho. Su mensaje funcionó en el contexto de riqueza del país. El partido consiguió hegemonía social. Y levantó un tejido de intereses a su alrededor.

P. ¿Cómo ve al PSPV?

R. Tiene un problema. Ha dejado de interesar su mensaje. Cometió el error de defender el modelo de crecimiento del PP, algo incompatible desde la izquierda. Entre el original y la copia, ya se sabe. Además, su discurso no es creíble. Todo lo que diga genera rechazo porque ha ocupado el poder recientemente. El PSPV ha expulsado a la sociedad civil y se ha convertido en un partido de profesionales de la política. El ciudadano no puede aguantar las luchas intestinas.

P. ¿Ve posible el sorpasso de Compromís al PSPV?

Sí. Compromís se ha convertido en el partido que atrae el descontento de la izquierda. Tiene un discurso efectista, moderno.

P. ¿Y detrás de ese efectismo hay programa?

R. No, hay varios y diferentes. El partido tiene una vertiente de nacionalismo centrado y otra de izquierda ecologista moderna. Las diferencias se apreciarán si gobiernan.

El índice de lectura de prensa en la Comunidad Valenciana se sitúa dos puntos por debajo de la media (59). ¿La desinformación repercute en las urnas?

R. Sí. Aunque no sabemos cómo. Los informados buscan reafirmar sus posturas en la prensa. Un ejemplo. ¿Quién deja de votar al PP? El ciudadano que se siente defraudado porque está parado. El hooligan sigue confiando en los conservadores.

P. ¿Cuántos de sus alumnos compran el periódico a diario?

R. Una media de cinco de cada clase de 80. Es muy dramático. No significa que los matriculados en Periodismo no lean prensa o que estén desinformados. Pero ya no acceden a la actualidad por los medios tradicionales: prensa, radio, televisión.

P. ¿Ese torrente de comunicación y datos mejora la información?

R. No. Se carece de la visión de conjunto que proporcionan los medios. Las redes sociales no aportan información global.