Confebask, en el punto de mira
Enfrentamiento abierto entre partidos y sindicatos contra la patronal vasca
Confebask, contra el resto. Los empresarios vascos asisten a un abierto enfrentamiento con partidos y sindicatos. La patronal vasca ha puesto pie en pared para defender con ahínco y amparada en la legalidad su posición en el conflicto desatado entre los agentes sociales a partir del final de la ultraactividad. Y en la pelea, como era previsible, se defiende sola. No le importa porque lo hace con tal firmeza de discurso que, incluso, y quizá como acto reflejo, ha elevado la temperatura del desencuentro al que se han sumado sindicatos, partidos, e incluso la Diputación de Gipuzkoa por el efecto colateral de Adegi.
A la lógica discrepancia sobre la aplicación de la reforma laboral, que deja abierto un escenario convulso sobre todo a la vuelta del verano, se ha unido, como apéndice involuntario, un inesperado efecto político que dispone de la fuerza suficiente para tensionar peligrosamente un marco cordial de relaciones. Ocurre que el Parlamento va a debatir una propuesta de EH Bildu contra la reforma laboral y a Confebask no le ha hecho ninguna gracia. Sobre todo le ha disgustado que desde el partido en el poder, el PNV, no se haya marcado distancias con esta iniciativa más allá de su derecho a ser admitida en la Cámara. Desde su fuero interno, los empresarios critican con evidente amargura y perplejidad compartida que se admita siquiera la posibilidad jurídica de incumplir la ley, es decir de rechazar la disposición que emana de la reforma laboral.
Pero nadie atiende el lamento de Confebask. Muy al contrario, desde la izquierda, EH Bildu y PSE-EE han criticado el afán empresarial por impedir este debate en el Parlamento. La izquierda abertzale, además, ha dado un paso adelante para escenificar este desencuentro. Lo ha hecho desde la Diputación de Gipuzkoa al romper relaciones con la patronal de este territorio, Adegi, con quien mantiene desencuentros tan frecuentes que, de hecho, han acabado en los tribunales.
El alto voltaje del enfrentamiento puede acercar las consecuencias más temibles. Y en el medio, el Gobierno vasco que puede verse entrampado peligrosamente sin demasiada capacidad para evitar las quemaduras. Ante semejante distanciamiento, resulta ejemplarizante la solidaridad sin fisuras mantenida en la defensa del sector naval. Un espejismo puntual.
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