Lucha a muerte
Sería una pena que el vértigo de la actualidad impidiera reflexionar sobre el aumento de las desigualdades y el rechazo ciudadano a la política
“Las sociedades con desigualdades grotescas son inestables”, Tony Judt
“Los motivos para la indignación son poderosos: las crecientes desigualdades en riquezas y oportunidades; las injusticias de clase y casta; la explotación económica dentro y fuera de cada país; la corrupción, el dinero y los privilegios que ocluyen las arterias de la democracia”. Entre las razones que José Griñán ha desgranado para explicar su renuncia a repetir como candidato a la Junta, este párrafo de uno de sus autores de cabecera, el pensador británico Tony Judt, resume la más importante: la desigualdad y la desafección crecientes.
Griñán ha recordado al autor de Algo va mal al anunciar que pone fin a su carrera política y convocar primarias en su partido. Alega razones personales; razones de prevención ante una hipotética ruptura con IU y el adelanto de elecciones autonómicas; razones generacionales y de fin de etapa. Incluso alguna no confesada, como la posibilidad de ser imputado por los ERE, más probable tras la imputación de Magdalena Álvarez.
Sería una pena que el vértigo de la actualidad impidiera reflexionar sobre el gran problema: el aumento de las desigualdades y de la pobreza, de un lado, y el rechazo ciudadano a la política y los políticos, incapaces de poner freno al fantasma del paro, sumergidos en luchas internas y ahogados por los casos de corrupción.
Es cierto que habrá que observar la investigación de los ERE o las primarias socialistas, con el inexplicable enredo de candidatos, avales, reglamentos y comités. Pero sería una pena que el intento de Griñán de poner la política por encima de los mercados, para combatir la desigualdad y la pobreza, quedara sepultado por la avalancha informativa cotidiana.
Porque los datos están ahí, y son dramáticos. Según la OCDE, España es el país en el que más ha crecido la desigualdad. Y según el BCE, las rentas del capital subieron en España un 3,5%, mientras la masa salarial se redujo un 10,5% (entre 2008-2012). Los de arriba son cada vez más ricos y los de abajo, más pobres.
Griñán confía en que su partido rompa con esta “implacable dominación de los mercados financieros”. Que defienda las pensiones, la sanidad y la educación para que no se agrande la brecha de la desigualdad. El objetivo del PSOE debe ser “una lucha a muerte” contra la desigualdad, como dijo en este periódico a Luis Barbero.
Griñán habrá tenido presente estas palabras de Judt: “Las desigualdades sociales generan divisiones internas y, más pronto o más tarde, luchas intestinas, cuyo desenlace no suele ser democrático”. Al contrario, recuerda Judt, “la desafección de la clase media dio origen al fascismo”.
A Griñán también le preocupa esa deriva. Por ello, le angustian más las “otras respuestas” que dan los españoles en las encuestas, antes que la intención de voto. Un sondeo reciente publicado en este periódico arrojaba datos espeluznantes. Una tercera parte de los españoles está en desacuerdo con estas afirmaciones: “La democracia es el periodo en que mejor ha estado España en su historia” y “sin partidos no hay democracia”. ¿Uno de cada tres españoles cree entonces que la dictadura es mejor?
Sí, decididamente algo va mal, como tituló su libro Judt. Y es la izquierda la que, como sostiene el fallecido pensador, debe reconducir este vehículo que nos lleva directo al abismo.
Y ante la pregunta de si Griñán lo tiene tan claro, por qué no sigue pilotando el coche, responde el interesado: hacen falta nuevos pilotos que sepan conducir al país hacia una sociedad más justa, más solidaria y menos desigual. Y de eso van las primarias. Esperemos que no exploten las ruedas antes de llegar a meta.
@JRomanOrozco
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