Ivanhoe y los garbanzos
Vidal-Quadras se ha erigido en el guardian de las esencias españolistas y plantea incluso intervenir la Generalitat
La autoconstrucción del personaje comenzó a fines de 1989. Procedente de posiciones centristas y más o menos catalanistas (incluso había militado unos meses en Unió Democràtica), Alejo Vidal-Quadras decidió en aquel momento empuñar, dentro del PP de Cataluña, la bandera del españolismo más contundente, provocador y combativo contra los nacionalistas catalanes. Era una apuesta táctica personal que le rentó pronto interesantes beneficios: en diciembre de 1991, un José María Aznar deseoso de castigar el creciente apoyo de Pujol al gobierno de Felipe González entronizaba a Vidal-Quadras como presidente del PP catalán, en detrimento de un Jorge Fernández Díaz, acusado de submarino de CiU, y contra la voluntad muy mayoritaria de las bases del partido.
Pero esa dependencia tan extrema del favor de Aznar tenía sus riesgos, y en 1996 los imperativos del Pacto del Majestic llevaron al líder máximo a prescindir de su valido regional. Fue entonces cuando Vidal-Quadras terminó de dar forma al personaje pretendidamente épico (“mi héroe favorito de infancia era Wilfrid de Ivanhoe”) de cuya explotación vive hasta hoy, en una relación parasitaria con el PP: él es, dentro del partido, el guardián insobornable de las esencias españolistas, el cruzado contra los nacionalismos disgregadores; por tanto, si los dirigentes de Génova 13 le marginan (entiéndase, si no le aseguran un saneado modus vivendi), eso significa que están traicionando los más sagrados principios patrióticos, que capitulan ante el separatismo. He aquí por qué, tras cesarlo, Aznar se apresuró a darle un cargo directivo en la FAES y, desde 1999, un confortable escaño del Parlamento Europeo.
Para dar credibilidad a su hábil montaje político-mercantil, Vidal-Quadras necesita revalidarse regularmente (a través de libros, artículos, conferencias, tertulias…) como martillo implacable de nacionalistas periféricos. Lo hace con gran profesionalidad y, desde el pasado otoño, rizando el rizo de la provocación: ya en septiembre, recomendó a la vicepresidenta Sáenz de Santamaría que fuese preparando a un general de la Guardia Civil para tomar el mando de los Mossos d'Esquadra; un par de semanas atrás, en el acogedor ambiente de Intereconomía, calificó de “chusma" y “panda de delincuentes” a los nacionalistas catalanes; y, el pasado lunes, intervino en El matí de Catalunya Ràdio.
En el acogedor ambiente de Intereconomía, calificó de "chusma" y "panda de delincuentes" a los nacionalistas catalanes
Entrevistado por Manel Fuentes, el vicepresidente de la Eurocámara estuvo previsible cuando advirtió que se podría recurrir al uso de la fuerza si el Gobierno de la Generalitat persiste en convocar una consulta soberanista. Con todo, su receta preferida para acabar con “la broma esta separatista” pareció ser otra: que el Gobierno de Rajoy corte cualquier transferencia financiera a la Generalitat, provoque la quiebra de esta y luego, previa votación del Senado suspendiendo el Estatuto, intervenga la autonomía mandando a casa a los mandatarios democráticamente elegidos.
Pero lo más significativo de la entrevista no fueron estas amenazas teatrales, sino la respuesta a la pregunta de si repetiría como candidato en las elecciones europeas de 2014: “Con el sistema actual no, porque la lista la hará la señora De Cospedal (…) y yo hablo de una manera abierta y sin tapujos, y esto no gusta”.
O sea, que si el año que viene la cúpula del PP no revalida a Vidal-Quadras como eurocandidato, no será porque ya lleve en Bruselas tres quinquenios, ni porque tenga 69 años, ni porque haya que renovar y rejuvenecer las listas…. Se tratará de una represalia por su fidelidad a los principios, y esa exclusión demostrará además que Mariano Rajoy es demasiado blando con los nacionalistas, y demasiado continuista con la política de Zapatero frente a ETA, y…; vamos, que no es “un presidente de verdad” como lo necesita hoy España. En cambio, si don Alejo prolonga su eurochollo hasta 2019, entonces el vértice del PP habrá probado que, pese a ciertas flaquezas, sigue siendo el partido de los buenos españoles.
Y es que Vidal-Quadras está dispuesto a todo. A todo, antes que volver siquiera por un curso a su cátedra en la UAB, donde tendría que trabajar rodeado de chusma.
Joan B. Culla i Clarà es historiador.
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